Los obispos mexicanos responden a la ideología gay del presidente Peña: el matrimonio es otra cosa
El presidente de los obispos mexicanos ha firmado una nota respondiendo al anuncio del presidente del país, Enrique Peña Nieto, de que promoverá el matrimonio homosexual en la Constitución del país y en su Código Civil Federal.
En un comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano que encabeza el cardenal José Francisco Robles Ortega, se señala que “las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo” no pueden “equipararse sin más al matrimonio”.
Peña Nieto hizo su anuncio de militancia en el ideario LGBT este 17 de mayo en Twitter, prometiendo “iniciativas de reforma para impulsar que el matrimonio igualitario quede plasmado en la Constitución y en el Código Civil Federal”. Se da la circunstancia de que el político registra índices bajísimos de popularidad; sólo un 30% de los encuestados aprueba su gestión de gobierno, según el diario Reforma.
Interferencia extranjera
Los obispos señalan la interferencia extranjera en la política y valores sobre la familia en México.
"México ha seguido desde el año 2009 un camino jurisprudencial y también legislativo en el que atendiendo criterios jurídicos de instancias internacionales ha reconocido como discriminatoria cualquier ley que impida a las parejas de personas del mismo sexo acceder al matrimonio civil. Frente a ello, debe afirmarse que «no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia" (AL 251)", se lee en su nota.
Tanto la nota de la Conferencia de Obispos como los distintos comunicados de obispos que se van publicando se remiten una y otra vez a la "Amoris Laetitia" del Papa Francisco.
Los obispos reiteran también que “toda persona, independientemente de su orientación sexual, ha de ser respetada en su dignidad, y tratada con compasión y delicadeza, procurando evitar ‘todo signo de discriminación injusta, y particularmente cualquier forma de agresión y violencia’”.
Después, remitiéndose a la Amoris Laetitia, se insiste: “En una sociedad en la que ya no se advierte con claridad que solo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad, reconocemos la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio”. Y añaden: “Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad”.
Derecho a un papá y una mamá
También se ha pronunciado, por su cuenta, el cardenal arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda: "No es lo mismo un matrimonio que se establece entre un hombre y una mujer con posibilidad de procrear hijos, que la unión o pacto de convivencia entre dos personas del mismo sexo. No se trata de negar la dignidad ni los derechos de persona alguna, solamente hay que llamar por su nombre a dos realidades diversas", escribe en una nota propia.
"Otro principio básico universalmente reconocido es que el respeto al derecho ajeno es la paz. Tanto los niños como las niñas tienen derecho a tener un papá y una mamá. Si se atenta contra este derecho se pone en riesgo la armonía de la familia que es el fundamento de la paz social", añade.
Denunciar lo que perjudica a las personas
Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, ha escrito sobre los efectos de la legislación LGBT contra los funcionarios que tengan valores cristianos y pro-familia.
"En cuanto a que la ley obligará a los funcionarios públicos a acatar la disposición de realizar esos “matrimonios igualitarios”, y si no lo hacen se les juzgará por homofobia, el Papa Francisco, en una entrevista con el periódico francés La Croix, recuerda que los funcionarios católicos no deberían estar obligados a celebrarlos: “Una vez que se aprueba una ley, el Estado debería ser respetuoso de las conciencias. La objeción de conciencia debe ser posible en todas las jurisdicciones legales, porque es un derecho humano”. Es decir, si un juez, por su conciencia, se niega a realizar estos actos, debería ser respetado y no castigado con retirarle el cargo, o con otras sanciones".
En su escrito, el obispo Arizmendi añade: "¡Nada pues, de homofobia! Mucho respeto a quienes tienen una orientación sexual diferente, sea por opción y gusto personal, sea por consecuencias de su infancia familiar, o por modas del ambiente. Pero no podemos dejar de anunciar lo que es propio de nuestra fe, ni dejar de denunciar lo que perjudica a las personas y a la sociedad".