El Senado en Italia aprueba uniones gay no matrimoniales, que no adopten y no requieran fidelidad
El Senado de Italia ha aprobado este jueves, por 173 votos a favor y 71 en contra, el reconocimiento legal de las uniones de parejas del mismo sexo, una propuesta impulsada por el partido del primer ministro, Matteo Renzi. La propuesta pasa ahora a la Cámara de Diputados.
Este reconocimiento no incluye el derecho de un miembro de la pareja a adoptar al hijo natural del otro miembro, ni tampoco a recibir conjuntamente en adopción otros niños.
Los grupos profamilia insistieron durante sus campañas en que "cada niño merece un papá y una mamá".
El Partido Demócrata que impulsaba la propuesta eliminó la cláusula que permitía las adopciones por parejas gay para garantizar la aprobación de la medida, y su senador Luigi Zanda declaró que era una concesión “por ahora” y que en el futuro se retomará la adopción a través de otra propuesta de ley, en esta misma legislatura. El primer ministro Renzi había asegurado que aprobar el proyecto de ley de uniones gay era una de sus prioridades para 2016.
Una "unión" sin necesidad de fidelidad
La norma aprobada además elimina una frase que figuraba en la propuesta inicial: el punto del artículo 3 que establecía que “de las uniones civiles deriva la obligación recíproca de fidelidad”. Así pues, al contrario que en el matrimonio, en las uniones del mismo sexo la fidelidad no se requiere legalmente. Eso es signo, a ojos de muchos, de que se trata de una realidad muy distinta al matrimonio (una unión sin fidelidad) y que por lo tanto no es una "equiparación".
La norma aprobada también bloquea el acceso a la "compra de bebés" o maternidad subrogada, uno de los temas que se han debatido con más intensidad.
El grupo Nuevo Centroderecha (Ncd), que acabó votando a favor de la propuesta, está liderado por el ministro del Interior, Angelino Alfano, quien declaró: “Este proyecto es un éxito para Italia porque da derechos a las personas del mismo sexo a unirse civilmente y también protege el matrimonio entre una mujer y un hombre, para evitar una cosa contranatural, que es que dos personas del mismo sexo puedan tener un hijo”. Otras formaciones conservadoras como Forza Italia o Liga Norte votaron en contra.
Para los lobbies gays, insuficiente
Tras la aprobación del texto en la Cámara alta, su impulsora la senadora Cirinná, del Partido Demócrata, ha sido ovacionada por los miembros de su partido. Pero los portavoces de lobbies gays consideran la norma discriminatoria e insuficiente. Y desde el tejido social pro-familia, el responsable del Día de la Familia que se celebró el pasado 30 de enero en Roma, Massimo Gandolfini, lamentó que Italia avance con esta norma hacia “peligrosas comparaciones con el matrimonio católico”.
Para la doctrina católica no es aceptable
Desde el punto de vista de la doctrina católica, ni siquiera una opción "descafeinada" como esta es aceptable. Lo explica el documento de Doctrina de la Fe de 2003 firmado por el cardenal Ratzinger, quien luego sería Benedicto XVI.
- "La consecuencia inevitable del reconocimiento legal de las uniones homosexuales es la redefinición del matrimonio"
- "Las uniones homosexuales no cumplen ni siquiera en sentido analógico remoto las tareas por las cuales el matrimonio y la familia merecen un reconocimiento específico y cualificado".
- "Si todos los fieles están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales, los políticos católicos lo están en modo especial"
- "La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. [...] Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad".
Este reconocimiento no incluye el derecho de un miembro de la pareja a adoptar al hijo natural del otro miembro, ni tampoco a recibir conjuntamente en adopción otros niños.
Los grupos profamilia insistieron durante sus campañas en que "cada niño merece un papá y una mamá".
El Partido Demócrata que impulsaba la propuesta eliminó la cláusula que permitía las adopciones por parejas gay para garantizar la aprobación de la medida, y su senador Luigi Zanda declaró que era una concesión “por ahora” y que en el futuro se retomará la adopción a través de otra propuesta de ley, en esta misma legislatura. El primer ministro Renzi había asegurado que aprobar el proyecto de ley de uniones gay era una de sus prioridades para 2016.
Una "unión" sin necesidad de fidelidad
La norma aprobada además elimina una frase que figuraba en la propuesta inicial: el punto del artículo 3 que establecía que “de las uniones civiles deriva la obligación recíproca de fidelidad”. Así pues, al contrario que en el matrimonio, en las uniones del mismo sexo la fidelidad no se requiere legalmente. Eso es signo, a ojos de muchos, de que se trata de una realidad muy distinta al matrimonio (una unión sin fidelidad) y que por lo tanto no es una "equiparación".
La norma aprobada también bloquea el acceso a la "compra de bebés" o maternidad subrogada, uno de los temas que se han debatido con más intensidad.
El grupo Nuevo Centroderecha (Ncd), que acabó votando a favor de la propuesta, está liderado por el ministro del Interior, Angelino Alfano, quien declaró: “Este proyecto es un éxito para Italia porque da derechos a las personas del mismo sexo a unirse civilmente y también protege el matrimonio entre una mujer y un hombre, para evitar una cosa contranatural, que es que dos personas del mismo sexo puedan tener un hijo”. Otras formaciones conservadoras como Forza Italia o Liga Norte votaron en contra.
Para los lobbies gays, insuficiente
Tras la aprobación del texto en la Cámara alta, su impulsora la senadora Cirinná, del Partido Demócrata, ha sido ovacionada por los miembros de su partido. Pero los portavoces de lobbies gays consideran la norma discriminatoria e insuficiente. Y desde el tejido social pro-familia, el responsable del Día de la Familia que se celebró el pasado 30 de enero en Roma, Massimo Gandolfini, lamentó que Italia avance con esta norma hacia “peligrosas comparaciones con el matrimonio católico”.
Para la doctrina católica no es aceptable
Desde el punto de vista de la doctrina católica, ni siquiera una opción "descafeinada" como esta es aceptable. Lo explica el documento de Doctrina de la Fe de 2003 firmado por el cardenal Ratzinger, quien luego sería Benedicto XVI.
- "La consecuencia inevitable del reconocimiento legal de las uniones homosexuales es la redefinición del matrimonio"
- "Las uniones homosexuales no cumplen ni siquiera en sentido analógico remoto las tareas por las cuales el matrimonio y la familia merecen un reconocimiento específico y cualificado".
- "Si todos los fieles están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales, los políticos católicos lo están en modo especial"
- "La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. [...] Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad".
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