Ha creado un portal, Magenta, que hace accesible la información que ella no tuvo
Julia difunde los métodos naturales, ¡pero tiene siete hijos! ¿Cómo se explica esta historia?
Julia Ibarra ha creado Magenta, un portal que proporciona información útil sobre métodos naturales de planificación familiar.
Decir que es madre de siete hijos no parece la mejor carta de presentación, pero sería un juicio precipitado sin conocer su historia, que ha contado ella misma en una entrevista de Monica Seeley en The Catholic World Report.
Julia no era católica y tenía 25 años cuando se comprometió con Jaime, quien sí lo era. Julia no tenía nada en contra de los anticonceptivos y pensaba usarlos, pero eso era un problema para Jaime, coherente con su fe.
Además de las razones morales, ambos tenían argumentos médicos. Ella llevaba tomando desde los 15 años una medicación contra la narcolepsia y temía las consecuencias para su día a día de tener que abandonar el tratamiento si se quedaba embarazada. Por su parte, él le mostró los estudios que documentan el negativo efecto del uso habitual de la píldora sobre la salud de la mujer.
Pero Jaime es militar e iba a ser desplegado poco después de la boda, así que decidieron buscar información sobre los métodos naturales. Durante el cursillo prematrimonial todo lo que habían recibido era una hoja suelta con cuatro ideas básicas y ninguna referencia a la que acudir.
Finalmente encontraron unas clases, pero Jaime no podía ir y el monitor lo consideraba imprescindible. Así que decidieron formarse en casa por su cuenta.
"Se rió de mí"
“Pronto tuvimos nuestro primer hijo”, cuenta Julia: “Yo lo quería y me encantaba tenerlo. Durante una visita post-parto, el médico me preguntó qué método de control de la natalidad. Cuando le dije que usaba métodos naturales, se rió de mí”.
Así siguieron las cosas, y en pocos años tenían cuatro hijos, y aunque a Julia le gustaba tenerlos, sus embarazos eran difíciles, así que decidieron volver a intentar los métodos naturales para espaciarlos. Encontraron uno y parece que funcionaba, pero en una ocasión se equivocó con su periodo infértil… y llegó el quinto.
Para entonces ella se había convertido al catolicismo, pero, sintiéndose un poco abrumada por la situación, decidió empezar a usar la píldora, aunque “sabía que estaba contra las enseñanzas de la Iglesia”. Consultó a un sacerdote… y -lo que sorprenderá a muy pocos- ése la ratificó en su decisión: “Así convencida, le dije a mi marido que tenía que empezar con la píldora. Gracias a Dios, dijo que no”.
La familia numerosa es un regalo
Algo desconcertada, acudió a una amiga, que le habló de la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II y de la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, y le dio el libro de Kimberly Hahn (esposa de Scott Hahn) El amor que da vida. El maravilloso plan de Dios para el matrimonio: “Todo ello me acabó reafirmando en no necesitaba anticonceptivos para nada”.
En la pequeña ciudad donde vivían entonces no había ningún monitor de métodos naturales, pero sí encontraron una doctora en San Diego a cuyo equipo podía consultar por videoconferencia. La monitora que la atendió resultó ser una madre de ocho hijos que los veía como una bendición y la animó explicándole que el trajín que suponen va haciéndose más llevadero cuando los mayores crecen: “Sorprendentemente, fue la primera persona en toda mi vida que me habló de tener una familia numerosa como un regalo”.
Y le facilitó el teléfono de una especialista que, según reconoce Julia, le cambió la vida: “Empecé a comprender mi fertilidad y a tener una nueva perspectiva sobre mi fertilidad y mis hijos. Si volvía a quedarme embarazada, sería un regalo de Dios más que un fracaso de los métodos naturales. Mi marido y yo tuvimos dos hijos más y Le doy las gracias todos los días por ellos”. Reconoce que los ‘fallos’ se debieron en ocasiones a errores o inconstancias de ellos en la determinación de los periodos fértiles, más que al método mismo.
Buena influencia sobre la relación conyugal
Asimismo, los métodos naturales influyeron positivamente sobre su matrimonio: “Aumentaron nuestra complicidad y crearon un vínculo muy fuerte entre mi marido y yo. Utilizando los métodos naturales, nos entregábamos uno al otro completa y generosamente”. De hecho, la tasa de divorcio entre parejas que los utilizan es del 5%, frente al 50% del promedio general. Evidentemente, es solo un factor, pero ella lo considera relevante, pues los métodos naturales “te hacen comprender el papel del sacrificio en el amor, que es generosidad en todos los ámbitos: cuando llegan los malos momentos, estar fundamentados en la fe, la confianza y el amor te da fortaleza para perseverar”.
A Julia, descartar los anticonceptivos le hizo tener “una mirada más positiva sobre la vida”, y fue un factor importante en su conversión al catolicismo: “Cambió mi idea sobre mi cuerpo y mi fertilidad y me enseñó a confiar más, a darme cuenta de que mi vida es el resultado de la rendición de mi voluntad a la voluntad de Dios”.
Cada hijo es una bendición de Dios. Foto: Nathan Dumlao / Unsplash.
Lo cual, en el caso de los Ibarra, dio lugar (“no sería honesta si lo ocultara”) a momentos de tensión, porque las misiones en las que era desplegado su marido fueron en ocasiones muy inoportunas respecto a embarazos, partos o lactancias.
“Sin embargo”, añade enseguida, “me doy cuenta de hasta qué punto he sido bendecida con la familia que tengo… ¿Por qué he tenido tantos hijos? Porque es lo que Dios quiso para mí”.
Información fiable y accesible
Pero, entonces, ¿para qué creó Magenta, que también incluye enlaces para informar sobre la naprotecnología como ayuda a los matrimonios infértiles?
La razón fundamental es que a nadie le pase lo que a ella, esa desesperante e infructuosa búsqueda de información. El portal habla de los métodos naturales de forma atractiva, comprensible y, sobre todo, práctica y con enlace a directorios y recursos de ayuda. Se llama Magenta en homenaje al pueblo natal de Santa Gianna Beretta Molla (1922-1962), la pediatra que murió tras renunciar a un tratamiento de cáncer por no perjudicar a la hija que esperaba.
“Magenta quiere que todas las mujeres entiendan su fertilidad de una forma más saludable, natural y feliz”, responde Julia, remitiendo a todas las app, dispositivos y métodos del mercado. Y respondiendo de forma clara a las grandes preguntas que plantean los métodos naturales a quienes no saben nada de ellos.
Además, si, usándolos, una mujer queda embarazada inesperadamente, “es menos probable que considere el aborto, porque ya ha asumido responsablemente el embarazo como algo natural, mientras que las mujeres que usan anticonceptivos suelen ver el aborto como una corrección del fallo del método artificial”.
El silencio de las parroquias
Y luego hay otro problema que Magenta busca combatir: el desconocimiento. Hay que “cambiar el ambiente tóxico que la anticoncepción ha creado en la fe, la salud y la fertilidad de las mujeres”. Muchas de ellas se dan cuenta, pero no conocen la alternativa de los métodos naturales.
Ibarra es realista y sabe que la mayor parte de sus destinatarios reales son católicos. Sin embargo, “en las parroquias católicas, aunque son provida de palabra, no suelen mencionar que nuestra fe está contra la anticoncepción”. En muchas de ellas, mencionar los métodos naturales “es tabú”, con la excusa de “no inmiscuirnos en las decisiones de los demás sobre su vida”.
Pero lo que Julia propone es otra cosa: “Intentamos ayudar a las mujeres a tomar mejores decisiones sobre su fertilidad y su salud”, concluye: “Creo que la curiosidad que pueda suscitar Magenta podrá florecer en algo que cambie tu vida y te ayude a caminar más cerca de Dios”.