La «cuestión 2» se vota el martes
La «progre» viuda del «progre» Ted Kennedy, contundente contra el suicidio asistido
Los partidiarios de la cultura de la muerte han recibido un duro varapalo desde las filas de quienes en otras ocasiones les apoyaron.
Un reciente estudio publicado en el Journal of the American Medical Association muestra que el 90% de los enfermos que pidieron el suicidio asistido cambiaron luego de opinión. El trabajo de campo se realizó sobre datos del estado de Oregón, donde esta práctica se legalizó en 2007, y pone en evidencia los riesgos de presión interna y externa sobre el paciente que entraña la posibilidad de morir a voluntad sin más que pedirlo al médico. Una voluntad que, como demuestra el estudio, es muy volátil.
"A la mitad de los pacientes terminales les agrada la idea de poder optar por un suicidio asistido por el médico. Esos porcentajes decrecen significativamente con cada paso que da el paciente en esa dirección. Aunque el 10% de los pacientes consideran seriamente el suicidio asistido por el médico, sólo un 1% lo pide en realidad, y de ellos sólo 1 de cada 10 recibe realmente la dosis letal", afirma el abstract de la investigación.
La oposición Kennedy
El conocimiento de estos datos coincide con la toma de posición pública de Victoria Reggie Kennedy contra la iniciativa Por una muerte digna que se votará en Massachusetts el próximo martes junto con la elección presidencial: la llamada Cuestión 2, que legaliza el suicidio asistido.
"No hay nada más personal o privado que el final de la vida de un familiar. Por desgracia, la Cuestión 2, la llamada iniciativa Por una muerte digna, fuerza ese asunto a incorporarse a la plaza pública y sitúa al gobierno justo en el centro de un asunto familiar privado", afirma la viuda de Ted Kennedy.
Victoria, divorciada, y Ted, divorciado también, católicos ambos, se casaron civilmente en 1992. Tanto ella como el senador, fallecido en 2009, proabortistas, simbolizan el ala más radicalmente progre del Partido Demócrata, por lo cual el posicionamiento de su viuda descoloca en parte a los partidarios de la cultura de la muerte.
La realidad de la ley
"El lenguaje de la proposición de ley no habla de reunir a la familia para las decisiones sobre el final de la vida. Más bien excluye a los familiares del proceso real de toma de decisiones, se supone que para prevenir presiones para que el paciente acabe con su vida prematuramente. No habla de que el médico administre medicamentos como la morfina para aliviar el dolor; habla de la ingesta de hasta cien cápsulas sin que tenga que estar presente el médico. No habla de dar la posibilidad de elegir a pacientes con enfermedades degenerativas como esclerosis múltiple o Alzheimer. No tiene nada que ver, en mi opinión, con la muerte digna".
Luego, Victoria reivindica la labor política de Ted Kennedy en favor de los cuidados sanitarios para todos, y le distancia de la ley en ciernes: "La Cuestión 2 se aparte de su visión de los cuidados sanitarios para todos, porque nos pide apoyar el suicidio del paciente -y no el cuidado del paciente- como política pública de tratamiento del dolor y de financiación de los cuidados terminales. Debemos hacer algo mejor que eso. Debemos ampliar los cuidados paliativos, el tratamiento del dolor y la atención sanitaria, y no comerciar con la dignidad del ser humano".
Antes de detallar todo lo que a Ted Kennedy le dio tiempo a hacer en los nada menos que 15 meses que pasaron desde que le anunciaron una muerte inminente, su viuda ofrece sus últimas razones para anunciar su voto negativo al suicidio asistido: "La mayor parte de nosotros deseamos una muerte buena y feliz, con el menor dolor posible, rodeados de nuestros seres queridos, quizá con un doctor o un sacerdote al lado. Pero con la Cuestión 2, lo que tendremos a cambio es la prescripción de hasta 100 pastillas dispensadas por un farmacéutico, tomadas sin supervisión médica y seguidas de la muerte, tal vez en soledad. Me parece algo repelente y extremista".
"A la mitad de los pacientes terminales les agrada la idea de poder optar por un suicidio asistido por el médico. Esos porcentajes decrecen significativamente con cada paso que da el paciente en esa dirección. Aunque el 10% de los pacientes consideran seriamente el suicidio asistido por el médico, sólo un 1% lo pide en realidad, y de ellos sólo 1 de cada 10 recibe realmente la dosis letal", afirma el abstract de la investigación.
La oposición Kennedy
El conocimiento de estos datos coincide con la toma de posición pública de Victoria Reggie Kennedy contra la iniciativa Por una muerte digna que se votará en Massachusetts el próximo martes junto con la elección presidencial: la llamada Cuestión 2, que legaliza el suicidio asistido.
"No hay nada más personal o privado que el final de la vida de un familiar. Por desgracia, la Cuestión 2, la llamada iniciativa Por una muerte digna, fuerza ese asunto a incorporarse a la plaza pública y sitúa al gobierno justo en el centro de un asunto familiar privado", afirma la viuda de Ted Kennedy.
Victoria, divorciada, y Ted, divorciado también, católicos ambos, se casaron civilmente en 1992. Tanto ella como el senador, fallecido en 2009, proabortistas, simbolizan el ala más radicalmente progre del Partido Demócrata, por lo cual el posicionamiento de su viuda descoloca en parte a los partidarios de la cultura de la muerte.
La realidad de la ley
"El lenguaje de la proposición de ley no habla de reunir a la familia para las decisiones sobre el final de la vida. Más bien excluye a los familiares del proceso real de toma de decisiones, se supone que para prevenir presiones para que el paciente acabe con su vida prematuramente. No habla de que el médico administre medicamentos como la morfina para aliviar el dolor; habla de la ingesta de hasta cien cápsulas sin que tenga que estar presente el médico. No habla de dar la posibilidad de elegir a pacientes con enfermedades degenerativas como esclerosis múltiple o Alzheimer. No tiene nada que ver, en mi opinión, con la muerte digna".
Luego, Victoria reivindica la labor política de Ted Kennedy en favor de los cuidados sanitarios para todos, y le distancia de la ley en ciernes: "La Cuestión 2 se aparte de su visión de los cuidados sanitarios para todos, porque nos pide apoyar el suicidio del paciente -y no el cuidado del paciente- como política pública de tratamiento del dolor y de financiación de los cuidados terminales. Debemos hacer algo mejor que eso. Debemos ampliar los cuidados paliativos, el tratamiento del dolor y la atención sanitaria, y no comerciar con la dignidad del ser humano".
Antes de detallar todo lo que a Ted Kennedy le dio tiempo a hacer en los nada menos que 15 meses que pasaron desde que le anunciaron una muerte inminente, su viuda ofrece sus últimas razones para anunciar su voto negativo al suicidio asistido: "La mayor parte de nosotros deseamos una muerte buena y feliz, con el menor dolor posible, rodeados de nuestros seres queridos, quizá con un doctor o un sacerdote al lado. Pero con la Cuestión 2, lo que tendremos a cambio es la prescripción de hasta 100 pastillas dispensadas por un farmacéutico, tomadas sin supervisión médica y seguidas de la muerte, tal vez en soledad. Me parece algo repelente y extremista".
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