Políticos que juran su cargo por Dios y los Evangelios y luego impulsan el aborto: habla un obispo
¿Qué sentido tiene que un político jure "por Dios, la Patria y sobre estos santos evangelios" que se va a gobernar bien si luego pretende facilitar el aborto, que no es más que matar seres humanos en el seno de su madre?
Esta es la situación que plantea en Argentina el arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, poniendo el ejemplo del nuevo presidente Alberto Fernández, quien ha anunciado que despenalizará el aborto.
Alberto Fernández jurando "por Dios, la Patria y sobre estos santos evangelios"
El 5 de marzo, en el programa “La primera de la tarde” de Radio2, el arzobispo explicó que “es una contradicción afirmar al aborto como un adelanto de la civilización”.
“No decimos que es injusto porque somos católicos, sino porque se elimina un ser humano", agregó.
“Uno entiende el drama de la mujer, pero no que el Estado asuma y diga que es un derecho, cuando hace dos años el Parlamento se pronunció en contra. No se puede eliminar un drama humano, eliminando a un humano", aseguró el arzobispo.
El pastor de la diócesis de Rosario añadió que otra contradicción es que el gobierno entregue unas ayudas a las madres con el nombre “asignación universal por hijo”. “Entonces, ¿cómo el Estado puede estar propiciando el aborto?”, cuestionó.
“Contradicen su palabra, porque el presidente juró por Dios y los Santos Evangelios. ¿Cómo puede intelectualmente compaginar estos dos juicios? Y después decir que hay que recuperar el valor de la palabra. ¿Es posible que sostenga estos dos juicios a la vez, una misma persona?”, cuestionó.
Eduardo Martín es el arzobispo de Rosario, en Argentina
El Arzobispo de Rosario destacó la “gravedad” del proyecto del aborto porque “no sólo se quita la pena, sino que ahora sería un derecho. Ésa es la aberración intelectual".
En ese sentido, explicó que “una ley no le absuelve la conciencia a una mujer y tampoco a quien lo hace. Ninguna ley puede transformar lo malo en bueno, aunque lo apruebe un parlamento".
“Más allá de una ley, la Iglesia siempre seguirá afirmando el valor de la vida desde su concepción hasta su muerte natural. Mi voz no es desde la oposición, sino simplemente es la voz de un pastor que le dice al presidente ‘no te es lícito autorizar la muerte de nadie'”, interpeló Mons. Martín.