Los defensores de la eutanasia afirmaban que, al aprobarla, el suicidio caería: ocurre lo contrario
En uno de sus últimos artículos, el profesor universitario de bioética David Albert Jones estudia la relación entre la eutanasia, el suicidio asistido y las tasas de suicidio "convencional" en Europa. Las conclusiones que arrojó su trabajo echaron por tierra uno de los principales mitos empleados para legalizar la eutanasia: lejos de disminuir, el suicidio aumenta en todos los países donde la eutanasia es aprobada.
Y es que en países como Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos o Canadá, que tienen en vigor leyes de suicidio asistido, afirmaban antes de su aprobación que "las personas que desean la muerte, al saber que tendrían medios para llevar a cabo el suicidio cuando lo necesiten, pospondrán el acto suicida", recoge el Observatorio de Bioética de la UCAV. Una suposición que ha resultado probadamente errada, según los datos del licenciado en Ciencias Naturales, Filosofía y Teología.
De hecho, el número total de suicidios -asistidos o no- en países como los mencionados se incrementan considerablemente desde la introducción de estas nuevas legislaciones, especialmente si se compara con los países vecinos.
Según afirma el propio Jones, "la legalización del suicidio asistido también podría tener el efecto de normalizar el suicidio -asistido o no asistido- y conducir a un aumento de los suicidios no asistidos".
Jones no esta solo al sostener esta teoría. John Maher, psiquiatra especializado en enfermedades mentales graves y editor de la revista donde Jones publicó su artículo, Journal of Ethics in Mental Health, ya afirmó en un editorial de 2020 que era imposible "tratar de prevenir el suicidio y facilitarlo al mismo tiempo" y rogó a sus conciudadanos que "ayuden a aliviar el sufrimiento de las personas no matándolas, sino tratando sus enfermedades".
Una de las conclusiones que muestran esta afirmación es el caso de Estados Unidos, donde el profesor Albert Jones encontró que la legalización del suicidio asistido se asoció directamente con un aumento del 6,3% de los suicidios mientras que no pudo obtenerse ninguna relación con una reducción del número total de suicidios. Casos como el de Austria o Suiza muestran la misma relación, expuesta por Jones a lo largo de todo el trabajo que puedes consultar aquí.
Este gráfico, parte del estudio, muestra el suicidio no asistido entre mujeres en Austria (AUT) por cada 100 000 mujeres residentes (en gris), junto con el suicidio no asistido (naranja) y el suicidio -incluido AS- (en rojo) entre mujeres en Suiza (SWZ) por cada 100 000 mujeres residentes, basados en datos de suicidio de la OCDE y datos de Dignitas.
El hallazgo clave del estudio de Jones, recoge Mercatornet, fue que en Europa, después de introducir la eutanasia o el suicidio asistido, el número total de personas que se quitaron la vida o solicitaron su término aumentó significativamente en comparación con los países vecinos. Al mismo tiempo, no hubo evidencia de ninguna reducción en el suicidio no asistido no regulado en comparación con los países vecinos. En algunos casos también aumentó el suicidio no asistido.