¿Diáconos locales temporales? ¿Laicos y clérigos mejor formados? Temas en el segundo día de Sínodo
El martes por la mañana, en la tercera sesión del Sínodo de la Amazonía (a cada sesión se le llama "congregación general") los padres sinodales hablaron de cómo llevar la Eucaristía a pueblos muy dispersos dada la escasez de sacerdotes, y sobre la posibilidad de adaptar la formación de laicos, religiosos y sacerdotes, y quizá implantar fórmulas novedosas como "diáconos temporales locales".
Según reveló el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, durante el encuentro diario con los periodistas acreditados, “se ha hablado mucho de la necesidad de formación para nutrir a las comunidades eclesiales. Formación de laicos y también de sacerdotes. Se trata de una necesidad de formación inculturada”.
En ese sentido, “se ha subrayado del riesgo de una formación no inculturada de quien siente la vocación sacerdotal que le puede llevar al abandono del seminario”, ya que su cultura (nativa) contrasta con la que se encuentran en el seminario. (Aunque eso pasa en muchas culturas del mundo: a John Barwa, hoy arzobispo en la India, le expulsaron 4 veces del seminario porque era un chico pobre de campo, tribal, que no sabía adoptar el ritmo de un colegio, horarios, aseos, higiene...)
Se ha hablado mucho del papel de los laicos, aseguró Ruffini. “Es necesario comprometerse en la formación de los fieles laicos y comprender qué papel pueden tener en la difusión del Evangelio. También según sus carismas, sus vocaciones que no son necesariamente aquellas del ministerio ordenado, pero naturalmente se ha hablado también del ministerio ordenado, y de los nuevos caminos para el ministerio”.
Ruffini insistió en que se han expresado algunas preocupaciones, “como qué formación podrían recibir los laicos, qué formación podrían recibir los sacerdotes, qué formación podrían recibir los nuevos ministros”.
“Se ha hablado de la posibilidad de diáconos locales temporales, se ha hablado de cómo este ministerio puede darse a partir de religiosos consagrados. Se ha dicho que no se debe caer en el error de una respuesta meramente funcional a esta petición de poder celebrar la Eucaristía. Sería un error dar una explicación funcionalista del sacerdocio”.
“La pregunta es esta: ¿Cómo llevar la eucaristía a estas poblaciones que no son de segunda clase? ¿Cómo hacer llegar la Palabra de Dios por medio de la Eucaristía? Esta petición viene de comunidades que se encuentran sin guía espiritual, sin posibilidad de celebrar la eucaristía. Estas comunidades ya proponen a personas que se han ganado el respeto por su vida moral al servicio de los demás que podrían acompañar a las poblaciones en comunión con la Iglesia local”.
En la rueda de prensa se han revelado 3 niveles de formación en los que piensan los padres sinodales:
- una formación generalizada a nivel parroquial, con lectura y meditación de la Palabra de Dios;
- una formación intensiva para agentes pastorales;
- una tercera formación teológica para los candidatos a ministerios de ordenación, así como para hombres y mujeres que deseen participar como laicos.
Los padres sinodales pusieron de relieve que “si la Iglesia vive de la Eucaristía y la Eucaristía edifica la Iglesia, son muchos los pueblos que reclaman la presencia permanente y no solo visitantes. Se ha establecido la diferencia entre una Iglesia visitante y una Iglesia permanente”.
Vatican News publicó un resumen de esta tercera sesión. "Ante los numerosos desafíos de la actualidad (secularismo, indiferencia religiosa, proliferación vertiginosa de las iglesias pentecostales), la Iglesia debe aprender a consultar escuchar cada vez más las voces del laicado”, explica el medio vaticano.
“Repitiendo que el celibato es un gran don del Espíritu para la Iglesia, algunos padres sinodales han pedido que se piense en la consagración sacerdotal de algunos hombres casados, los llamados ‘viri probati’, evaluando pasado el tiempo la validez o no de tal experiencia”.
En cualquier caso, se resaltó la importancia de “poner en valor la vida consagrada y promocionar las vocaciones autóctonas junto con la posibilidad de elegir ministros autorizados para la celebración de la Eucaristía o de ordenar diáconos permanentes que, en equipo, acompañen a los pastores, y puedan administrar los sacramentos”.