Miércoles, 25 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El misionero Manuel Fernández explica que la verdadera urgencia es la «evangelización»

El «milagro» de Portel, en pleno Amazonas: la campaña de Adoración que dejó los asesinatos a cero

El «milagro» de Portel, en pleno Amazonas: la campaña de Adoración que dejó los asesinatos a cero
Jóvenes de los grupos agustinos recoletos de Portel en Brasil, el futuro de la Iglesia en esta zona del Amazonas

Javier Lozano / ReL

Fray Manuel Fernández es un misionero español en el Amazonas brasileño. Este leonés de 68 años ha desarrollado su labor religiosa en varios puntos de España, en Argentina, en Venezuela y en el propio Brasil en otra etapa anterior. Ahora en la pequeña ciudad de Portel en plena Isla de Marajó se enfrenta a  la dura realidad de la evangelización de una zona con más de 112 comunidades dispersas por los ríos a las que sólo se puede acceder tras horas en barco, y al empuje de grupos protestantes que en algunas zonas son ya más numerosos que los propios católicos. Y aún así ha sido testigo de impresionantes "milagros".

Mientras en Roma se desarrolla el Sínodo sobre la Amazonia, este religioso explica a ReL desde su propia experiencia a pie de campo las necesidades reales de la población de esta zona de Brasil tan grande como Castilla-La Mancha y que apenas cuenta con dos decenas de sacerdotes.

La "necesidad de evangelización"

Pese a las numerosas propuestas que están rodeando el Sínodo para dar respuesta a los problemas en el Amazonas, fray Manuel tiene su particular parecer: la “prioridad” es la “necesidad de la evangelización” de “un pueblo bautizado pero no evangelizado”.

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Fray Manuel, en el centro de la imagen

Precisamente, esta falta de evangelización en muchos lugares crea “esa gran confusión” que propicia el crecimiento de sectas y grupos protestantes. “Ante esta necesidad hay que tomar en serio lo que pide la Iglesia en Brasil, una iniciación a la vida cristiana, que se hagan proyectos de pastoral de laicos comprometidos, para que puedan llevar a cabo su misión. Hay ausencia de sacerdotes y misioneros pero si se atiende la formación de los laicos y verdaderamente se trabaja en esa dimensión de crecer en la fe como discípulos esto hará que de ahí surjan misioneros”, señala.

Por ello, cree que “la Iglesia tiene que llegar y quedarse, creando comunidades vivas, evangelizando y creando comunidades cristianas. Jesús tiene que ser anunciado. Donde a veces viene la confusión es de mezclar cosas”.

Formar discípulos

¿Cómo cambiar esta situación? Para este misionero lo primero es el anuncio, pues la Iglesia no puede renunciar a esto. “Hace falta –asegura fray Manuel- una iniciación a la vida cristiana, formar discípulos, pero formarlos en una catequesis permanente a través de una formación catequética que no termina al recibir los Sacramentos sino que sea un proceso que llegue hasta el final de nuestra vida”.

Y ahí ve él desafío. Es necesario esta apertura y habla de la ayuda que pueden prestar movimientos como la Renovación Carismática, el Camino Neocatecumenal, grupos de matrimonios y un largo etcétera, que “hacen un bien grande”. Se trata en definitiva de llegar a las personas y quedarse con ellas, pues en cuanto la Iglesia abandona a estas comunidades son presa fácil para las sectas.

Para conocer mejor la misión de Portel de los agustinos recoletos es importante saber las características sociales, religiosas y geográficas. La parroquia abarca todo el municipio de Portel, unos 60.000 habitantes, de los que 30.000 viven en la ciudad y el resto dispersos en comunidades a lo largo de los cuatro ríos que desembocan en la zona.

La ingente tarea de tres misioneros

La extensión de esta parroquia es tres veces la Comunidad de Madrid y para atender a los católicos que viven en ella están fray Manuel y dos compañeros, apoyados por algunas religiosas y un indispensable equipo de laicos.

“El municipio tiene 4 grandes ríos y las comunidades están a las orillas. A lo mejor en cada río hay unas 30 comunidades. Cuando se decide visitarlas hay que viajar en barco unas 22 horas para llegar a la última, y luego se viene descendiendo un día en cada comunidad. Si hay 112 comunidades en total esto provoca que un misionero tiene que emplear al menos 112 días en visitar sólo las del interior. Llevo 2 años en este lugar y todavía no conozco todas. Este año fue mi compañero y los otros dos nos quedamos atendiendo la parroquia en la ciudad. La labor nos desborda. Hay que hacer lo que podemos y lo demás ponerlo en manos del Señor”, afirma este misionero que pese a sus 68 años mantiene la vitalidad de un veinteañero.

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La de Portel y las comunidades de los ríos es una realidad de pobreza, desempleo y pocas esperanzas de futuro  de los jóvenes, que acaban cayendo en las garras de las drogas y la violencia.

El avance de los grupos evangélicos

Religiosamente hablando, los misioneros se enfrentan al difícil reto de tener un pueblo religioso pero que desde “hace años estamos experimentando una invasión de las sectas”. Reconoce el misionero español que “este es el gran desafío que tenemos a la hora de evangelizar”.

En Portel los protestantes son ya casi la mitad de la población. “Si los católicos tenemos 12 iglesias en la ciudad, ellos tienen casi 60. Y a 200 metros de la iglesia católica matriz de la parroquia los grupos protestantes han construido un megatemplo con capacidad para 3.000 personas. “A la hora de evangelizar la presencia de las sectas es un punto a no olvidar”, incide fray Manuel.

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Por ello, de cara al Mes Extraordinario Misionero que se está celebrando este mes de octubre, este misionero cuenta a ReL que “vamos a ir casa por casa llevando una Biblia católica donde puedan entender qué significa ser cristiano y pertenecer a la Iglesia Católica y también les damos un Rosario. Son las dos herramientas que tenemos. Es un pueblo religioso y mariano, y al igual que la mayoría de ellos sí han sido bautizados, no han sido evangelizados”.

En esta evangelización, el barco es una herramienta indispensable. Explica fray Manuel que “si queremos hacer un buen proyecto de evangelización necesitamos un medio más rápido. Y hemos comprado una lancha así que ahora podemos tardar la mitad y al conseguir que los misioneros se puedan hacer presente en un menor tiempo la atención es más cercana. Tenemos 40 comunidades a las que podemos llegar ahora en una media hora en lancha así que los domingos, o al menos más domingos, podremos ir a celebrar misa”.

El "milagro" de Portel

Pero a pesar de todas las dificultades a las que se enfrenta, y a las que se unen el problema de la trata de personas y las mafias, este agustino recoleto también ha visto grandes milagros en este tiempo.

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En 2018 decidieron poner en práctica una iniciativa que se llevó en Ciudad Juárez, de la que ReL se hizo eco, en la que se expuso de manera perpetua el Santísimo en varias parroquias y los asesinatos se desplomaron.

En Portel, recuerda el misionero, se habían producido el mes y medio anterior a la Cuaresma de 2018 un total de 15 asesinatos, en una población que apenas llega a los 60.000 habitantes. “Nosotros copiamos e imitamos este ejemplo ante una pobreza que trae violencia, droga y una juventud sin futuro. Decidimos hacer la Cuaresma de Adoración. Comenzamos en esta iglesia con toda la semana en adoración día y noche hasta el domingo por la tarde cuando en procesión el Santísimo era trasladado hasta la siguiente iglesia donde se llevaría la Adoración perpetua esa semana. Y así toda la Cuaresma…”, cuenta este agustino.

“Como testimonio puedo constatar que durante toda la Cuaresma no hubo asesinatos y se prolongo hasta veinte días más”, revela.

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Una importante obra social

Pero también ve otros milagros del día a día en la misión en la parte más social que, sin embargo, es una parte más de la pastoral de evangelización. Hace poco estos recoletos han podido abrir un comedor al que acuden diariamente más de 100 niños y gracias a la ayuda que llega desde España atienden también a 192 familias con necesidades.

Otra de las pastorales de las que se siente orgulloso este veterano misionero español es de la deportiva, que tantos jóvenes saca de la calle y de los peligros que entraña. “A través del deporte se les va llevando una luz ante tanta oscuridad. Hasta soñamos con que el Real Madrid nos ayude, pues el deporte es un camino y una herramienta de donde muchos pueden escapar de una situación complicada”. A todo ello se suman también otros proyectos en marcha para ayudar a dar otra oportunidad a los jóvenes a través de talleres y enseñándoles a cultivar la tierra.

“Esta misión es una respuesta del Señor a este pueblo. Soy un privilegiado de estar allí”, afirma este sacerdote, que recuerda que desde casa también se puede ser misionero. “Creo en el poder de la oración para que los que estamos aquí seamos fieles, estemos firmes y tengamos esa entrega y valentía de llevar adelante la misión”, cuenta. Además, también invita a colaborar con los proyectos que llevan a cabo en Portel sabiendo que “toda la ayuda económica llega a la gente”.

“Podemos ser misioneros con la oración o haciéndonos presentes con otra ayuda. Podemos ser misioneros y testigos”, concluye fray Manuel Fernández.

Para ayudar a la misión agustina de Portel:

Arcores España

Concepto: Misión Portel

Nº Cuenta: ES36 0075 0241 4806 0079 4829

También puede colaborar con la misión a través de la ONG Agustina Arcores

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