Satisfacción de Lumen Dei por el documento de la Santa Sede que respalda a monseñor Sanz Montes
La asociación Lumen Dei ha informado sobre una resolución de la Sagrada Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica que respalda de forma "terminante y concluyente" la labor de su comisario pontificio, monseñor Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo. (Pincha aquí para leer la nota íntegra de Lumen Dei.)
La comunicación del dicasterio del que es prefecto el cardenal Joao Braz de Aviz reconoce a monseñor Sanz "como superior legítimo de un único Lumen Dei" y "expresa su 'dolorosa maravilla' por la actitud de resistencia a las legítimas autoridades de la Iglesia de quienes formaron parte de la obra del [padre Rodrigo] Molina y luego se escindieron de Lumen Dei".
Además, la resolución de la Santa Sede "reconoce en monseñor Sanz Montes todos los derechos y deberes propios del encargo que se le ha confiado" como superior general de la entidad. Asimismo, "lamenta profundamente que en estos últimos tiempos se hayan hecho circular noticias 'de manejos poco morales', considerando tales insinuaciones 'una ofensa a la propia dignidad y honestidad', como también 'al propio sentido de responsabilidad por el encargo recibido del Santo Padre'".
Pincha aquí para leer en su integridad la nota de prensa de Lumen Dei.
La comunicación del dicasterio del que es prefecto el cardenal Joao Braz de Aviz reconoce a monseñor Sanz "como superior legítimo de un único Lumen Dei" y "expresa su 'dolorosa maravilla' por la actitud de resistencia a las legítimas autoridades de la Iglesia de quienes formaron parte de la obra del [padre Rodrigo] Molina y luego se escindieron de Lumen Dei".
Además, la resolución de la Santa Sede "reconoce en monseñor Sanz Montes todos los derechos y deberes propios del encargo que se le ha confiado" como superior general de la entidad. Asimismo, "lamenta profundamente que en estos últimos tiempos se hayan hecho circular noticias 'de manejos poco morales', considerando tales insinuaciones 'una ofensa a la propia dignidad y honestidad', como también 'al propio sentido de responsabilidad por el encargo recibido del Santo Padre'".
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