¿Logrará el Vaticano ser el Estado más ecológico del mundo? Estas son sus estrategias para acercarse
El Vaticano cuenta, desde este lunes 14 de noviembre, con una nueva “área ecológica”, ubicada en la Torre San Juan.
La Gobernación de la Ciudad del Vaticano ha explicado que “también el Estado más pequeño del mundo produce sus residuos” y ya “desde hace algunos años se está promoviendo la recogida diferenciada en las distintas oficinas y en las casas de los residentes”.
El departamento competente de las recogida de basuras, desde hace dos años, ha distribuido a los distintos dispositivos -los llamados “kit” para el reciclaje- que consiste en contenedores de varios colores para distinguir los distintos tipos de residuos y las bolsas para la recogida.
Los cubos, distribuidos por todo el territorio del Estado, han sido divididos según las diversas clases de residuos.
Llegar a ser una "isla ecológica"
Así, por disposición de los superiores, después de haber individuado un área idónea, la dirección de los Servicios Técnicos, ha efectuado las intervenciones necesarias para adaptarlas a las exigencias requeridas por las islas ecológicas.
En fase experimental, serán los envases de papel y cartón los que inauguren la nueva isla ecológica. Para comenzar –explica el comunicado de la Gobernación– se ubicará un compactador pero, después de la primera fase, se espera que este se convertirá en el principal punto de recolección para todo el Estado de la Ciudad del Vaticano”.
En realidad, explican, ya desde hace varios años, el Vaticano está haciendo la recolección de distintos tipos de residuos en la zona conocida como la “Molazza”, donde se colocan residuos como el hierro, la madera e “residuos inertes”, es decir, los residuos de construcción, no peligrosos.
Mientras que en la zona llamada “Vignaccia” se colocan los residuos clasificados como especiales (peligrosos y no), tales como “aceite usado, equipos electrónicos, líquidos, etc.”.
Vista aérea de los Jardines Vaticanos
La aportación de Laudato Si'
De este modo, desde la Gobernación del Vaticano recuerdan que la encíclica de Francisco Laudato Si’ ha contribuido significativamente a acelerar los tiempos de producción y puesta en servicio de reciclaje, aunque si en realidad ya se hacía pero de forma menos organizada.
La Isla ecológica del Vaticano obedece a la cuestión de contrarrestar la cultura del descarte, que termina afectando al planeta.
Los superiores de la Gobernación, el cardenal Giuseppe Bertello y monseñor Fernando Vérgez Alzaga, y el responsable de los Jardines y las basuras, Domenico Ambrifi, desean que “el pequeño Estado pueda de alguna manera convertirse también en un bonito ejemplo de Estado verde y no contaminante”.