Tortitas de maíz, café de Chiapas y una oración ante la tumba del obispo Samuel Ruiz en la catedral
El lunes, después de la misa multitudinaria en San Cristóbal de las Casas, el Papa comió en un almuerzo privado con el obispo local, Felipe Arizmendi, el obispo coadjutor y 8 fieles indígenas. El sencillo menú incluía: pollo con champiñones,arroz blanco, tortitas de maíz, fruta, dulces regionales, agua de Jamaica y de chía y café chiapaneco.
A continuación, Francisco acudió a la catedral de esta diócesis, de las más antiguas del continente (450 años, su primer obispo fue Bartolomé de las Casas), donde mantuvo un breve encuentro con ancianos y enfermos. A su llegada, mientras los fieles cantaban “La Guadalupana” y el clásico "Pescador de hombres", iba saludando a ambos lados de los bancos y abrazando con cariño y ternura a los que se acercaban. También bendecía a algunos imponiéndoles una mano.
Después, desde el micrófono del altar, el Pontífice animó a orar todos juntos por los enfermos que “están llevando un pedazo de la Cruz de Jesús”, “están ayudando a Jesús a llevar la Cruz”. Pidió orar "para que Jesús les dé fuerzas y les consuele". Así, rezaron a un Ave María a la Virgen, “para que los cuide y les dé mucha paz en el corazón”. Bendijo a todos los presentes y les solicitó, como es su costumbre, que recen por él.
Oración ante la tumba del obispo Samuel Ruiz
También visitó la tumba del obispo Samuel Ruiz (1924-2011), que pastoreó la diócesis durante cuatro décadas. Ante ella rezó en silencio durante unos minutos.
El sacerdote jesuita Pedro Arriaga, párroco de la localidad de San Juan Chamula, que trabajó con Samuel Ruíz varios años, declaró a agencia Efe que en su opinión es "una reivindicación a un obispo que muchas veces fue incomprendido, fue rechazado, sufrió mucho". "Yo creo que nunca imaginó que un Papa viniera a ofrendar una flor, a encender una candela en su tumba, y nosotros nos sentimos emocionados".
Arriaga explica que cuando se produjo el levantamiento zapatista en 1994, el obispo "intervino ahí como mediador de paz, pero nunca como instigador, incluso cuando supo de la violencia que se estaba preparando, la diócesis rompió las relaciones" con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y se mantuvo al margen. "Él logró que en unos días se diera el alto el fuego y comenzaran los diálogos de paz en la catedral de San Cristóbal", apuntó y añadió que "siguió siempre buscando caminos de reconciliación".
Tras esta visita a la catedral, Francisco tomó el Papamóvil, camino del helicóptero que le llevó a Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, al encuentro de las familias (léalo aquí).
A continuación, Francisco acudió a la catedral de esta diócesis, de las más antiguas del continente (450 años, su primer obispo fue Bartolomé de las Casas), donde mantuvo un breve encuentro con ancianos y enfermos. A su llegada, mientras los fieles cantaban “La Guadalupana” y el clásico "Pescador de hombres", iba saludando a ambos lados de los bancos y abrazando con cariño y ternura a los que se acercaban. También bendecía a algunos imponiéndoles una mano.
Después, desde el micrófono del altar, el Pontífice animó a orar todos juntos por los enfermos que “están llevando un pedazo de la Cruz de Jesús”, “están ayudando a Jesús a llevar la Cruz”. Pidió orar "para que Jesús les dé fuerzas y les consuele". Así, rezaron a un Ave María a la Virgen, “para que los cuide y les dé mucha paz en el corazón”. Bendijo a todos los presentes y les solicitó, como es su costumbre, que recen por él.
Oración ante la tumba del obispo Samuel Ruiz
También visitó la tumba del obispo Samuel Ruiz (1924-2011), que pastoreó la diócesis durante cuatro décadas. Ante ella rezó en silencio durante unos minutos.
El sacerdote jesuita Pedro Arriaga, párroco de la localidad de San Juan Chamula, que trabajó con Samuel Ruíz varios años, declaró a agencia Efe que en su opinión es "una reivindicación a un obispo que muchas veces fue incomprendido, fue rechazado, sufrió mucho". "Yo creo que nunca imaginó que un Papa viniera a ofrendar una flor, a encender una candela en su tumba, y nosotros nos sentimos emocionados".
Arriaga explica que cuando se produjo el levantamiento zapatista en 1994, el obispo "intervino ahí como mediador de paz, pero nunca como instigador, incluso cuando supo de la violencia que se estaba preparando, la diócesis rompió las relaciones" con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y se mantuvo al margen. "Él logró que en unos días se diera el alto el fuego y comenzaran los diálogos de paz en la catedral de San Cristóbal", apuntó y añadió que "siguió siempre buscando caminos de reconciliación".
Tras esta visita a la catedral, Francisco tomó el Papamóvil, camino del helicóptero que le llevó a Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, al encuentro de las familias (léalo aquí).
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