Francisco pide una «Iglesia sinodal» a todos los niveles: «El Papa no está por encima de la Iglesia»

El coro infantil del Antoniano de Bolonia cantaban Heal the World, de Michael Jackson, mientras Francisco entraba en el aula Pablo VI para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la institución del sínodo.

Los niños se llevaron numerosos aplausos y más de un padre sinodal recurrió a su teléfono móvil para recoger su actuación, porque amenizó un acto de casi cuatro horas con un nutrido elenco de intervenciones antes de las palabras finales del Papa.



Schönborn y el "ensañamiento"
Fue el pontífice quien lo abrió rezando la oración por la familia compuesta por él mismo con ocasión del sínodo. A continuación, el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del sínodo, recordó las circunstancias históricas del motu proprio Apostolica Sollicitudo de 15 de septiembre de 1965, con el que Pablo VI instituyó este organismo colegiado.

Y tras un audiovisual que contó la historia de los celebrados hasta el momento, el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, vinculó como "inseparables" la institución del sínodo y el Concilio Vaticano II, para cuya aplicación, explicó, ha sido decisivo. Schönborn planteó la cuestión del valor del sínodo (consultivo o decisorio) y de su método de trabajo. En un momento dado, al mencionar los debates consustanciales a su funcionamiento interno, afirmó que "a veces tienen lugar con un cierto encono y no siempre en espíritu de escucha recíproca".


Aunque en un contexto de análisis general del método de trabajo, las palabras del cardenal Schönborn sobre el encono de ciertos debates sinodales no podían sino remitir a los que han acompañado desde hace más de un año a este "doble" sínodo.

Luego intervinieron, en representación respectiva de los cinco continentes: el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster; Mathieu Madega Lebouakehan, presidente de la conferencia episcopal del Gabón; Louis Raphaël I Sako, patriarca de Babilonia de los Caldeos; el cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile; y el cardenal Soane Patita Paini Mafi, obispo de Tonga y presidente de la conferencia episcopal del Pacífico.



"Una Iglesia sinodal"
Por último, tomó la palabra el Papa Francisco para explicar con detalle por qué pide una "Iglesia sinodal" a todos los niveles, afirmando incluso, al llegar al nivel de la cabeza de la Iglesia, que "en una Iglesia sinodal no es oportuno que el Papa sustituya a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que suceden en su territorio", abogando por una "saludable descentralización".

"El Sínodo de los Obispos es solo la manifestación más evidente de un dinamismo de comunión que inspira todas las decisiones eclesiales", afirmó, y el mundo "exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión”.



Caminar todos juntos es un concepto fácil de expresar en palabras, pero no tan fácil de poner en práctica, advirtió, porque una Iglesia sinodal “es una Iglesia de la escucha, en la conciencia de que escuchar ‘es más que oír’”.

El Papa explicó que el camino sinodal “empieza escuchando al pueblo”, prosigue “escuchando a los pastores” y finalmente “culmina en la escucha del obispo de Roma, llamado a pronunciarse como Pastor y Doctor de todos los cristianos”, pero “no a partir de sus convicciones personales”. El hecho de que el sínodo actúe siempre cum Petro et sub Petro [con Pedro y bajo Pedro] no es una limitación de la libertad, sino una garantía de la unidad, afirmó.

“La sinodalidad, como dimensión constitutiva de la Iglesia, nos ofrece el marco interpretativo más adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico”, añadió: "Para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad del servicio, el único poder es el poder de la cruz”.

Seguidamente Francisco desgranó los diversos niveles de la sinodalidad: diócesis, provincias y regiones eclesiásticas, concilios particulares, conferencias episcopales...: “Debemos reflexionar para realizar aún más, a través de estos organismos, las instancias intermedias de la colegialidad, quizá integrando y actualizando algunos aspectos del antiguo orden eclesiástico”.


 
Por último, “aquí el sínodo de los obispos, representado el episcopado católico, se convierte en expresión de la colegialidad episcopal dentro de una Iglesia sinodal”. Además, "el compromiso de edificar una Iglesia sinodal está cargado de implicaciones ecuménicas”.

Y añadió que está convencido de que, en una Iglesia sinodal, también el ejercicio del primado petrino podrá recibir mayor luz: "El Papa no está solo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella como bautizado entre bautizados y dentro del colegio episcopal como obispo entre los obispos, llamado al mismo tiempo -como sucesor del apóstol Pedro- a guiar la Iglesia de Roma que preside en el amor a todas las Iglesias”.

Ya cerca del final, eyó las célebres palabras de Juan Pablo II en la encíclica Ut Unum Sint llamando a "encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva".