El Instrumentum habla de «repensar las formas de exclusión pastoral» de los divorciados recasados
El arzobispo italiano Bruno Forte, secretario especial de la Asamblea para el Sínodo de los obispos, fue el responsable de enumerar con cierto detalle en la Sala de Prensa del Vaticano este martes las ideas que se han recogido durante un año en el "Instrumentum Laboris", el documento preparatorio para la segunda parte del Sínodo sobre la familia, un encuentro que tendrá lugar en octubre.
Bruno Forte detalló que a propósito de la misión de la familia hoy, el “Instrumentum” se detiene sobre 4 ámbitos decisivos en la vida de las familias.
“El primero es el de la evangelización: después de haber reafirmado cuánto sea urgente e importante anunciar el Evangelio de la familia hoy en los varios contextos, el texto se detiene sobre el modo en el cual la familia se convierte ella misma como sujeto evangelizante. Esto sucede cuando en ella se hace experiencia de la ternura, que es la capacidad de amar dando y recibiendo alegría, una experiencia que debe ser nutrida por el continuo recurso a la infinita ternura de Dios. De tal modo, la familia se ofrece plenamente como sujeto del obrar pastoral de la Iglesia”
Especial importancia se da entonces a la formación: "preparación para el matrimonio, la formación de los futuros sacerdotes, clérigos y agentes de pastoral, que puede significar tanto para acompañar la vida familiar, la responsabilidad de las instituciones públicas y el compromiso socio-político asociado en pro-familia".
"En términos más generales, la familia necesita un acompañamiento cuidadoso de la Iglesia, tanto en el camino hacia el sacramento del matrimonio, como en el ejercicio diario de la aceptación y el perdón mutuo, alimentado por el "río grande" de la misericordia divina. El arte del acompañamiento aparece un aspecto fundamental de la actividad pastoral de la comunidad cristiana hacia la realidad familiar. Particular atención debe darse también a la atención pastoral de las personas que viven en el matrimonio civil o de convivencia, y el de las llamadas "familias heridas" (separados, divorciados no vueltos a casar, divorciados vueltos a casar, las familias monoparentales). Los separados y divorciados fieles a la restricción deben a su vez ser particularmente sostenidos en el compromiso pastoral de la Iglesia. A todos ellos debe ser predicado que ¡Dios no abandona a nadie!".
La Iglesia, por tanto, debe "cuidar de las familias ‘heridas´, de los separados, divorciados y vueltos a casar y hacerles experimentar la infinita misericordia de Dios".
El Instrumentum reafirma "el deber y la misión de la Iglesia" para anunciar el sacramento del matrimonio como una unión indisoluble entre el hombre y la mujer, pero también su capacidad para "acompañar a los que viven un matrimonio civil o de convivencia" para que puedan gradualmente llegar hasta la unión plena sacramental presentada no como "un ideal difícil de anunciar", sino como "un don que enriquece y fortalece el matrimonio y la vida familiar".
El Instrumentum luego aborda la cuestión de los divorciados y vueltos a casar, que estaba en el centro de atención de los medios durante el Sínodo Extraordinario y que con toda probabilidad lo será también en octubre, con el riesgo de oscurecer el resto de cuestiones importantes.
Se recuerda que en la Iglesia, "hay quienes consideran necesario animar a todos aquellos que viven en las uniones no matrimoniales de tomar el camino de regreso, hay algunos que soportan a estas personas invitándolas a mirar hacia adelante, para dejar la prisión de la ira, decepción, el dolor y la soledad para volver al camino. Por supuesto, otros dicen, que este arte del acompañamiento requiere un discernimiento prudente y piadoso, y la capacidad de captar la diversidad real de las situaciones individuales".
Al respecto, en particular, para los divorciados vueltos a casar hace hincapié en "la necesidad de repensar las formas de exclusión que se practica actualmente en el campo litúrgico-pastoral, educativo y de caridad", para que estos fieles "no están fuera de la Iglesia": se reflexiona, por lo tanto, en la "oportunidad para dejar caer estas exclusiones".
Los caminos de integración pastoral son, sin embargo, precedidos por "un discernimiento apropiado" y realizados "según una ley de gradualidad respetuoso de la maduración de las conciencias".
Sobre el enfoque a la Eucaristía para divorciados vueltos a casar, el Instrumentum destaca "consentimiento mutuo" en el supuesto de un "camino de la penitencia" bajo la autoridad de un obispo, basado en el arrepentimiento, en la verificación de la nulidad del matrimonio y la decisión de vivir en continencia.
Otros se refieren a un "proceso de aclaración y reorientación", en la cual la persona esté acompañada por un sacerdote.
En relación a la comunión espiritual se recuerda que "ella presupone la conversión y el estado de gracia, y está conectado con la comunión sacramental".
Forte entonces recordó la solicitud general procedente de todo el mundo para simplificar los procedimientos en los casos de nulidad matrimonial que debe ser gratuita.
Añadió: "Se presta una atención especial a las situaciones derivadas de matrimonios mixtos y las personas con disparidad de culto, mientras que las particularidades de la tradición ortodoxa y del ejercicio en esa práctica de apaciguamiento misericordioso con algunas situaciones difíciles es tratada con respeto en la diversidad de la teología y de la praxis católica. Por último, se recomienda una atención pastoral adecuada para el acompañamiento de las familias en las que viven personas con tendencia homosexual y de estas mismas personas".
Bruno Forte detalló que a propósito de la misión de la familia hoy, el “Instrumentum” se detiene sobre 4 ámbitos decisivos en la vida de las familias.
“El primero es el de la evangelización: después de haber reafirmado cuánto sea urgente e importante anunciar el Evangelio de la familia hoy en los varios contextos, el texto se detiene sobre el modo en el cual la familia se convierte ella misma como sujeto evangelizante. Esto sucede cuando en ella se hace experiencia de la ternura, que es la capacidad de amar dando y recibiendo alegría, una experiencia que debe ser nutrida por el continuo recurso a la infinita ternura de Dios. De tal modo, la familia se ofrece plenamente como sujeto del obrar pastoral de la Iglesia”
Especial importancia se da entonces a la formación: "preparación para el matrimonio, la formación de los futuros sacerdotes, clérigos y agentes de pastoral, que puede significar tanto para acompañar la vida familiar, la responsabilidad de las instituciones públicas y el compromiso socio-político asociado en pro-familia".
"En términos más generales, la familia necesita un acompañamiento cuidadoso de la Iglesia, tanto en el camino hacia el sacramento del matrimonio, como en el ejercicio diario de la aceptación y el perdón mutuo, alimentado por el "río grande" de la misericordia divina. El arte del acompañamiento aparece un aspecto fundamental de la actividad pastoral de la comunidad cristiana hacia la realidad familiar. Particular atención debe darse también a la atención pastoral de las personas que viven en el matrimonio civil o de convivencia, y el de las llamadas "familias heridas" (separados, divorciados no vueltos a casar, divorciados vueltos a casar, las familias monoparentales). Los separados y divorciados fieles a la restricción deben a su vez ser particularmente sostenidos en el compromiso pastoral de la Iglesia. A todos ellos debe ser predicado que ¡Dios no abandona a nadie!".
La Iglesia, por tanto, debe "cuidar de las familias ‘heridas´, de los separados, divorciados y vueltos a casar y hacerles experimentar la infinita misericordia de Dios".
El Instrumentum reafirma "el deber y la misión de la Iglesia" para anunciar el sacramento del matrimonio como una unión indisoluble entre el hombre y la mujer, pero también su capacidad para "acompañar a los que viven un matrimonio civil o de convivencia" para que puedan gradualmente llegar hasta la unión plena sacramental presentada no como "un ideal difícil de anunciar", sino como "un don que enriquece y fortalece el matrimonio y la vida familiar".
El Instrumentum luego aborda la cuestión de los divorciados y vueltos a casar, que estaba en el centro de atención de los medios durante el Sínodo Extraordinario y que con toda probabilidad lo será también en octubre, con el riesgo de oscurecer el resto de cuestiones importantes.
Se recuerda que en la Iglesia, "hay quienes consideran necesario animar a todos aquellos que viven en las uniones no matrimoniales de tomar el camino de regreso, hay algunos que soportan a estas personas invitándolas a mirar hacia adelante, para dejar la prisión de la ira, decepción, el dolor y la soledad para volver al camino. Por supuesto, otros dicen, que este arte del acompañamiento requiere un discernimiento prudente y piadoso, y la capacidad de captar la diversidad real de las situaciones individuales".
Al respecto, en particular, para los divorciados vueltos a casar hace hincapié en "la necesidad de repensar las formas de exclusión que se practica actualmente en el campo litúrgico-pastoral, educativo y de caridad", para que estos fieles "no están fuera de la Iglesia": se reflexiona, por lo tanto, en la "oportunidad para dejar caer estas exclusiones".
Los caminos de integración pastoral son, sin embargo, precedidos por "un discernimiento apropiado" y realizados "según una ley de gradualidad respetuoso de la maduración de las conciencias".
Sobre el enfoque a la Eucaristía para divorciados vueltos a casar, el Instrumentum destaca "consentimiento mutuo" en el supuesto de un "camino de la penitencia" bajo la autoridad de un obispo, basado en el arrepentimiento, en la verificación de la nulidad del matrimonio y la decisión de vivir en continencia.
Otros se refieren a un "proceso de aclaración y reorientación", en la cual la persona esté acompañada por un sacerdote.
En relación a la comunión espiritual se recuerda que "ella presupone la conversión y el estado de gracia, y está conectado con la comunión sacramental".
Forte entonces recordó la solicitud general procedente de todo el mundo para simplificar los procedimientos en los casos de nulidad matrimonial que debe ser gratuita.
Añadió: "Se presta una atención especial a las situaciones derivadas de matrimonios mixtos y las personas con disparidad de culto, mientras que las particularidades de la tradición ortodoxa y del ejercicio en esa práctica de apaciguamiento misericordioso con algunas situaciones difíciles es tratada con respeto en la diversidad de la teología y de la praxis católica. Por último, se recomienda una atención pastoral adecuada para el acompañamiento de las familias en las que viven personas con tendencia homosexual y de estas mismas personas".
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