El Papa y Shimon Peres plantan un árbol por la paz mientras se canta «Gracias a la vida» en español
El Santo Padre Francisco se reunió en la mañana del lunes con el presidente del Estado de Israel, Shimon Peres, en el Palacio Presidencial de Jerusalén.
Francisco fue recibido por el presidente en los jardines de la entrada al Palacio y allí saludó a unos niños. A continuación el Santo Padre entró en el edificio, donde le esperaba un grupo de niños enfermos a los que pudo bendecir. Además, firmó en el libro de visitas.
Mosaico con piedras de Galilea
El regalo del dignatario israelí para el Santo Padre ha sido un mosaico con piedras de Galilea realizado por niños con dificultad, ha explicado el presidente Peres. En la imagen se veía un olivo con dos palomas y dos peces, símbolo del cristianismo. Por su parte, Francisco le ha regalado un medallón que representa el encuentro de hace 50 años entre el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras.
Después del intercambio de regalos se dirigieron una breves palabras, en las que el presidente Peres ha observado que la paz interreligiosa es necesaria para conseguir la paz en otros sectores. Asimismo ha indicado que la paz es cuestión de creatividad y de inspiración, "y usted lleva consigo estos dos elementos", le ha dicho al Papa.
Por su parte, Francisco dijo que con "mi fantasía e inspiración" ha querido crear una nueva bienaventuranza que aplica hoy a sí en este momento:"Bienaventurado el que entra en la casa de un hombre sabio y bueno". El Pontífice ha afirmando sentirse así.
Tras un encuentro acompañados por las delegaciones, ambos se han dirigirán al jardín para plantar un olivo, en presencia de un coro de niños de distintos credos que han cantando animados un "Aleluya" cuando el Papa y el presidente llegaron al escenario. Al finalizar la música, el presidente israelí pronunció su discurso en el que ha afirmado que "tenemos que renovar lo pasado e ir hacia lo nuevo. Pedimos poder caminar en esto camino de paz verdadero”. Así como ha indicado que "queremos trabajar juntos cristianos, judíos, hebreos y musulmanes. Y construir un mundo donde haya hermandad". Tras un abrazo entre ambos, el Santo Padre ha pronunciado su discurso.
Francisco, ha comenzado observado que "los Lugares Santos no son museos o monumentos para turistas, sino lugares donde las comunidades de creyentes viven su fe, su cultura, sus obras de caridad". Por eso, "se deben salvaguardar para siempre en su sacralidad, tutelando así no sólo el legado del pasado, sino también a las personas que los visitan hoy y que los visitarán en el futuro". Y ha deseado que Jerusalén sea verdaderamente la Ciudad de la paz. "Que resplandezca plenamente su identidad y su carácter sagrado, su valor universal religioso y cultural, como tesoro para toda la humanidad", ha pedido.
El Papa ha manifestado su reconocimiento y admiración hacia Peres por ser "hombre de paz y artífice de paz". La construcción de la paz -ha afirmado el Santo Padre- exige sobre todo el respeto a la libertad y a la dignidad de la persona humana, que judíos, cristianos y musulmanes consideran igualmente creada por Dios y destinada a la vida eterna.
Asimismo, ha querido renovar el deseo "de que se eviten, por parte de todos, las iniciativas y los actos que contradicen la declarada voluntad de alcanzar un verdadero acuerdo y de que no nos cansemos de perseguir la paz con determinación y coherencia".
El Pontífice ha señalado que se debe "rechazar firmemente todo lo que se opone al logro de la paz y de una respetuosa convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes"; como lo son el recurso a la violencia y al terrorismo, la discriminación racial o religiosa, la pretensión de imponer el propio punto de vista en perjuicio de los derechos del otro, el antisemitismo, la violencia o las manifestaciones de intolerancia contra personas o lugares de culto judíos, cristianos y musulmanes.
A continuación, el Santo Padre ha recordado que los fieles cristianos que viven en el Estado de Israel "desean ofrecer, desde su propia identidad, su aportación al bien común y a la construcción de la paz, como ciudadanos de pleno derecho que, rechazando todo extremismo, se esfuerzan por ser artífices de reconciliación y de concordia".
Al concluir, el Papa ha asegurado al presidente su constante súplica a Dios "por la consecución de la paz y con ella de los bienes inestimables que la acompañan, como la seguridad, la tranquilidad de vida, la prosperidad, la fraternidad". Y ha dirijido su pensamiento "a todos aquellos que sufren las consecuencias de las crisis aún abiertas en la región medio-oriental, para que lo antes posible sean aliviadas sus penalidades mediante la honrosa resolución de los conflictos".
El encuentro ha concluido nuevamente con música. Un pequeño concierto ofrecido por un joven cantando en hebreo y una joven cantando en español el ´Gracias a la vida´ al ritmo de una guitarra española, acompañados también por el coro de los niños.
A continuación, el Santo Padre había sido invitado a un almuerzo privado junto con su delegación en el ´Notre Dame Center´ (www.notredamecenter.org) en Jerusalén (un centro pontificio para peregrinos que sirve también escuela de hostelería) aunque prefirió cambiar el programa y se fue a comer con los franciscanos de Jerusalén.
Francisco fue recibido por el presidente en los jardines de la entrada al Palacio y allí saludó a unos niños. A continuación el Santo Padre entró en el edificio, donde le esperaba un grupo de niños enfermos a los que pudo bendecir. Además, firmó en el libro de visitas.
Mosaico con piedras de Galilea
El regalo del dignatario israelí para el Santo Padre ha sido un mosaico con piedras de Galilea realizado por niños con dificultad, ha explicado el presidente Peres. En la imagen se veía un olivo con dos palomas y dos peces, símbolo del cristianismo. Por su parte, Francisco le ha regalado un medallón que representa el encuentro de hace 50 años entre el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras.
Después del intercambio de regalos se dirigieron una breves palabras, en las que el presidente Peres ha observado que la paz interreligiosa es necesaria para conseguir la paz en otros sectores. Asimismo ha indicado que la paz es cuestión de creatividad y de inspiración, "y usted lleva consigo estos dos elementos", le ha dicho al Papa.
Por su parte, Francisco dijo que con "mi fantasía e inspiración" ha querido crear una nueva bienaventuranza que aplica hoy a sí en este momento:"Bienaventurado el que entra en la casa de un hombre sabio y bueno". El Pontífice ha afirmando sentirse así.
Tras un encuentro acompañados por las delegaciones, ambos se han dirigirán al jardín para plantar un olivo, en presencia de un coro de niños de distintos credos que han cantando animados un "Aleluya" cuando el Papa y el presidente llegaron al escenario. Al finalizar la música, el presidente israelí pronunció su discurso en el que ha afirmado que "tenemos que renovar lo pasado e ir hacia lo nuevo. Pedimos poder caminar en esto camino de paz verdadero”. Así como ha indicado que "queremos trabajar juntos cristianos, judíos, hebreos y musulmanes. Y construir un mundo donde haya hermandad". Tras un abrazo entre ambos, el Santo Padre ha pronunciado su discurso.
Francisco, ha comenzado observado que "los Lugares Santos no son museos o monumentos para turistas, sino lugares donde las comunidades de creyentes viven su fe, su cultura, sus obras de caridad". Por eso, "se deben salvaguardar para siempre en su sacralidad, tutelando así no sólo el legado del pasado, sino también a las personas que los visitan hoy y que los visitarán en el futuro". Y ha deseado que Jerusalén sea verdaderamente la Ciudad de la paz. "Que resplandezca plenamente su identidad y su carácter sagrado, su valor universal religioso y cultural, como tesoro para toda la humanidad", ha pedido.
El Papa ha manifestado su reconocimiento y admiración hacia Peres por ser "hombre de paz y artífice de paz". La construcción de la paz -ha afirmado el Santo Padre- exige sobre todo el respeto a la libertad y a la dignidad de la persona humana, que judíos, cristianos y musulmanes consideran igualmente creada por Dios y destinada a la vida eterna.
Asimismo, ha querido renovar el deseo "de que se eviten, por parte de todos, las iniciativas y los actos que contradicen la declarada voluntad de alcanzar un verdadero acuerdo y de que no nos cansemos de perseguir la paz con determinación y coherencia".
El Pontífice ha señalado que se debe "rechazar firmemente todo lo que se opone al logro de la paz y de una respetuosa convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes"; como lo son el recurso a la violencia y al terrorismo, la discriminación racial o religiosa, la pretensión de imponer el propio punto de vista en perjuicio de los derechos del otro, el antisemitismo, la violencia o las manifestaciones de intolerancia contra personas o lugares de culto judíos, cristianos y musulmanes.
A continuación, el Santo Padre ha recordado que los fieles cristianos que viven en el Estado de Israel "desean ofrecer, desde su propia identidad, su aportación al bien común y a la construcción de la paz, como ciudadanos de pleno derecho que, rechazando todo extremismo, se esfuerzan por ser artífices de reconciliación y de concordia".
Al concluir, el Papa ha asegurado al presidente su constante súplica a Dios "por la consecución de la paz y con ella de los bienes inestimables que la acompañan, como la seguridad, la tranquilidad de vida, la prosperidad, la fraternidad". Y ha dirijido su pensamiento "a todos aquellos que sufren las consecuencias de las crisis aún abiertas en la región medio-oriental, para que lo antes posible sean aliviadas sus penalidades mediante la honrosa resolución de los conflictos".
El encuentro ha concluido nuevamente con música. Un pequeño concierto ofrecido por un joven cantando en hebreo y una joven cantando en español el ´Gracias a la vida´ al ritmo de una guitarra española, acompañados también por el coro de los niños.
A continuación, el Santo Padre había sido invitado a un almuerzo privado junto con su delegación en el ´Notre Dame Center´ (www.notredamecenter.org) en Jerusalén (un centro pontificio para peregrinos que sirve también escuela de hostelería) aunque prefirió cambiar el programa y se fue a comer con los franciscanos de Jerusalén.
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