Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Miles de personas le reciben gritando «¡trabajo, trabajo!»

El Papa, emocionado en Cerdeña por testimonios de paro y crisis, recuerda su origen emigrante

Francisco fue recibido en Cerdeña por un pueblo muy dañado por la crisis económica
Francisco fue recibido en Cerdeña por un pueblo muy dañado por la crisis económica

ReL

El Papa Francisco visitó este domingo la capital de la isla italiana de Cerdeña, Cagliari.

El obispo anfitrión, Arrigo Miglio, explicó a Avvenire el sentido de la visita. "Aunque en este isla hay zonas muy ricas, somos -de forma compleja- una periferia", dijo, aludiendo a los llamados de Francisco de evangelizar en las periferias.

"Ciertamente hay una ligazón histórica entre el santuario de Bonaria y el nombre de la ciudad de Buenos Aires, pero el Papa ha subrayado los problemas del trabajo y de los jóvenes. Nuestra isla tiene grandes recursos naturales y de capital humano, pero en este momentyo sufre un nivel de desempleo espantoso. La emigración juvenil es una verdadera hemorragia que la empobrece. Y junto a esto está la falta de natalidad: en 20 años hemos pasado de ser la región más fértil de Italia a la que tiene menos nacimientos. Y males sociales como la droga o la delincuencia".

Este contexto, señalado por el obispo, es al que Francisco quiso aportar esperanza. El domingo, marcado por las lecturas evangélicas ("no se puede servir a dos amos, a Dios y al dinero", se proclamaba en las misas de todo el mundo) empujaba al Papa a denunciar la falta de trabajo, la pobreza y pedir más solidaridad.



Si en Lampedusa, su primer viaje italiano, el tema central eran los inmigrantes, en Cerdeña, su segundo viaje, su segunda isla, el tema incluía a los emigrantes: los jóvenes que abandonan la isla por falta de oportunidades.

"!Trabajo, trabajo!"
Al llegar a Cagliari por la mañana, Francisco fue recibido en un primer acto al aire libre por 30.000 personas que clamaban ante las cámaras de televisión: “¡trabajo, trabajo!”.

El Papa argentino, emocionado después de escuchar el testimonio de un desempleado, Francesco Mattana, desechó su discurso preparado e improvisó palabras de consuelo y denuncia.

“Mis palabras son duras, pero donde no hay trabajo no hay dignidad. Vivimos las consecuencias de una decisión mundial, de un sistema económico que lleva a la tragedia, con un ídolo que se llama dinero”, declaró el Papa.



Mucha gente lloraba mientras Francisco predicaba. “Voy a hacer todo lo posible para que mis palabras no queden solo en la sonrisa de un funcionario de la Iglesia que viene aquí y les da ánimo”.

El Papa hijo de emigrantes
Francisco también habló de sus antecedentes familiares como hijo de un emigrante. "Mi padre fue a la Argentina lleno de esperanza", destacó el Sumo Pontifice tras "alentar" a los trabajadores que lo escuchaban, pronunciando estas palabras no como "un empleado de la Iglesia", sino como "pastor y hombre".

"Cuando era joven mi padre se fue a la Argentina lleno de ilusiones, convencido que iba a `encontrar la América`. Sufrió la crisis de los años 30, perdió todo, no había trabajo. Pude ver dentro de mi casa todo este sufrimiento".

Y el Papa señaló algunos enemigos: “los ídolos nos quieren robar la dignidad y los sistemas injustos nos quieren robar la esperanza”.

Durante la homilía de la misa en el santuario de la Virgen del Buen Aire, ante más de 150 mil fieles, pidió la colaboración de las instituciones “para asegurar el derecho al trabajo”.



Una crisis no sólo económica

También en la visita a la facultad de Teología, Bergoglio explicó que “esta crisis puede convertirse en un momento de purificación para replantear nuestros modelos económicos y sociales”.

El Papa enfatizó que “estamos ante una crisis económica y financiera, pero también moral, educativa y ecológica, con graves daños al medio ambiente, desequilibrios sociales y nuevas guerras”.

Y agregó: “No hay futuro para ningún país, ni para ninguna sociedad, ni para nuestro mundo, si no sabemos también ser más solidarios”.

Durante su visita, el Papa mantuvo encuentros con grupos de personas desfavorecidas, con 1.600 enfermos en el santuario de la virgen y con varios presos llegados de distintas cárceles de Cerdeña.

De la Bonaria de Cerdeña a Buenos Aires
La prensa italiana y la argentina, en los días previos a este viaje, recordaron los lazos entre Cagliari y Buenos Aires. El mismo Francisco en una audiencia general de mayo lo explicó así: "Cuando se fundó la ciudad de Buenos Aires su fundador quería llamarla Ciudad de la Santísima Trinidad, pero los marineros que lo habían llevado hasta allí eran sardos, y querían que la llamara Ciudad de la Virgen de Bonaria. Hubo una discusión entre uno y otros y al final llegaron a un compromiso, pero el nombre de la ciudad resultó muy largo: Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora del Buenayre. Pero, claro, era tan largo que quedaron sólo las últimas palabras: Bonaria, Buenos Aires, en recuerdo de la Virgen de Bonaria".

En algunos momentos de la misa y del encuentro, el Papa usó algunas frases en lengua sarda, derivada del latín, que hablan 1,8 millones de personas.

Homilía de Francisco en Cagliari: ´María, hoy queremos decirte: ¡Madre, dónanos tu mirada!´
Texto completo de la homilía con las improvisaciones, por Zenit 

»En la celebración de la misa, presidida por el santo padre y concelebrada por los obispos y muchos sacerdotes de la isla, el papa inició con una frase en idioma sardo:
´Sa paghe ‘e Nostru Segnore siat sempre chin bois´. (Gracias y que el Señor esté siempre con ustedes).

»Hoy se realiza este deseo que les había anunciado en la plaza de San Pedro, antes del verano, de poder visitar el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria.
He venido para compartir con ustedes las alegrías y esperanzas, fatigas y empeños, ideales y aspiraciones de vuestra isla, y para confirmarles en la fe. También aquí en Cágliari como en toda Cerdeña, no faltan las dificultades,hay tantos,problemas y preocupaciones: pienso en particular a la falta de trabajo y a su precariedad, así como la incerteza por el futuro.



»Cerdeña, esta vuestra bella región, sufre desde hace mucho tiempo muchas situaciones de pobreza, acentuadas por su condición insular. Es necesaria la colaboración leal por parte de todos, con el empeño de los responsables de las instituciones,también la Iglesia,para asegurar a las personas y a las familias los derechos fundamentales y hacer crecer una sociedad más fraterna y solidaria. Asegurar el derecho al trabajo para llevar el pan a casa ganado con el trabajo.

»Les estoy cerca, les recuerdo en mis oraciones, y les doy coraje para que perseveren en el testimonio de los valores humanos y cristianos tan profundamente radicados en la fe y en la historia de este territorio y de su población. ¡Mantengan siempre encendida la luz de la esperanza!

»He venido medio de ustedes para ponerme con ustedes a los pies de la Virgen que nos da a su hijo. Se bien que María, nuestra Madre está en vuestro corazón, como testimonia este Santuario en el cual muchas generaciones de sardos subieron y continuarán a subir, para invocar la protección de la ´Madonna di Bonaria´, patrona Máxima de la Isla. Aquí ustedes traen sus alegrías y los sufrimientos de esta tierra, de sus familias y también de los hijos que viven lejos, que muchas veces debieron partir con gran dolor y nostalgia para buscar un trabajo y un futuro para sí y para sus seres queridos.

»Hoy todos nosotros aquí reunidos queremos agradecer a María porque siempre nos está cerca, queremos renovar a ella nuestra confianza y nuestro amor.
La primera lectura que hemos escuchado nos muestra a María en oración en el Cenáculo, junto a los apóstoles, esperando la efusión del Espíritu Santo. María reza, reza junto a la comunidad y a los discípulos, y nos enseña a tener plena confianza en Dios, en su misericordia. ¡Esta es la potencia de la oración!

»¡No nos cansemos de golpear a la puerta de Dios. Llevemos al corazón de Dios, a través de María, toda nuestra vida, cada día!

»En el evangelio vemos sobre todo la última mirada de Jesús hacia su madre. Desde la cruz Jesús mira a su madre y le confía al apóstol Juan diciendo: ´Este es tu hijo´. En Juan estamos todos, también nosotros, y la mirada de amor de Jesús nos confía a la custodia materna de la Madre. María habrá recordado otra mirada de amor cuando era una joven: la mirada de Dios Padre que había mirado su humildad, su pequeñez. María nos enseña que Dios no nos abandona, puede hacer cosas grandes a pesar de nuestra debilidad. ¡Tengamos confianza en Él! Llamenos a la puerta de su corazón.

»Y el tercer pensamiento: hoy he venido en medio de ustedes, más aún, hemos venido todos juntos para mirar hacia la mirada de María, porque allí está como que el reflejo de la mirada del Padre, que ha hizo Madre de Dios, y la mirada del Hijo desde la cruz, que la hizo Madre nuestra. Y con esa mirada hoy María nos mira, Necesitamos su mirada de ternura, de su mirada materna que nos conoce mejor que cualquier otro, de su mirada llena de compasión y de atención.

»María, hoy queremos decirte: ¡Madre, danos tu mirada! Tu mirada nos lleva a Dios, tu mirada es un don del Padre bueno, que nos espera a cada giro de nuestro camino, es un don de Jesucristo en la cruz que carga sobre sí nuestros sufrimientos, nuestras fatigas, nuestro pecado. Y para encontrar a este Padre lleno de amor hoy le decimos: ¡Madre, dónanos tu mirada!

»Digamos todos juntos: Madre, dónanos tu mirada; Madre, dónanos tu mirada.

»Pero en el camino que muchas veces es difícil, no estamos solos, somos muchos, somos un pueblo, y la mirada de la Virgen nos ayuda a mirarnos entre nosotros de manera fraterna. ¡Mirémonos de manera más fraterna! María nos enseña a tener aquella mirada que busca acoger, acompañar, proteger. ¡Aprendamos a mirarnos los unos a los otros bajo la mirada materna de María! Hay personas que consideramos instintivamente menos y que en cambio tienen más necesidad de nosotros: los más abandonados, los enfermos, los que no tienen de que vivir, los que no conocen a Jesús, los jóvenes que están en dificultad. Los jóvenes que no encuentran trabajo.

»No tengamos miedo de salir y mirar a nuestros hermanos y hermanas con la mirada de la Virgen. Ella nos invita a ser verdaderos hermanos. Y no permitamos que algo o alguna cosa se interponga entre nosotros y la mirada de la Virgen. ¡Madre dónanos tu mirada!

»Nadie nos lo esconda. Nuestro corazón de hijos sepa defenderlo de tantos charlatanes que prometen ilusiones; de quienes tienen una mirada ávida de vida fácil, de promesas que no se pueden cumplir. No nos roben la mirada de María que está lleno de ternura, que nos da fuerza y que nos vuelve solidarios entre nosotros.Todos digamos: ¡Madre, dónanos tu mirada!¡Madre, dónanos tu mirada! ¡Madre, dónanos tu mirada!

Y en sardo concluyó: Nostra Segnora ‘e Bonaria bos acumpanzet sempre in sa vida. (Nuestra Señora del Buen Aire les acompañe siempre en su vida)

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