Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

La Sanidad británica destaca la baja calidad de los estudios que respaldan el bloqueo hormonal trans

Keira Bell.
Keira Bell, la joven británica que demandó al Tavistock Centre por no informarla adecuadamente de la irreversibilidad del cambio de sexo. Gracias a ella la Justicia impedirá que los menores de 16 años puedan iniciar tratamientos de bloqueo hormonal o mutilaciones quirúrgicas y exigirá que los mayores de 16 lo hagan con autorización judicial.

C.L. / ReL

El NICE [National Institute of Health and Care Excellence], organismo de la Sanidad británica que evalúa la excelencia en los tratamientos y la atención al paciente, ha afirmado tras una investigación que los estudios actuales aportan un nivel "muy bajo" de pruebas en apoyo del bloqueo hormonal en menores con disforia de género. Dichos estudios, aseguran, son pequeños y "sujetos a sesgos y confusiones", según informa la BBC.

En relación con la imagen corporal y el impacto social los resultados son "de muy baja certeza", pues los estudios que justifican los bloqueos hormonales en adolescentes tienen "un valor clínico cuestionable o bien no son fiables".

Según recoge Michael Cooke en BioEdge, otro estudio compara la eficacia del bloqueo hormonal en comparación con abordajes basados en el apoyo psicológico o en la no intervención. El resultado es "sorprendentemente negativo", pese a la presión de los activistas transgénero.

La finalidad de los bloqueadores hormonales es inducir durante el desarrollo del menor características físicas sexuales congruentes con el género percibido, es decir, distintas a las de su sexo biológico. El objetivo es mejorar la salud mental y la calidad del vida del paciente.

Pues bien, el NICE considera que la certeza de ese impacto beneficioso del bloqueo hormonal sobre la disforia de género, en términos de depresión, ansiedad o tendencia al suicidio o la auto-lesión es "muy baja".

¿Cuál es la razón de la baja calidad de estos estudios favorables al bloque hormonal?

Según el NICE, son trabajos mal hechos: "Todos ellos son estudios de observación sin grupo control, sujetos a sesgos y confusos. Tienen un seguimiento relativamente breve. Muchos de ellos no informan de comorbilidad (salud física o mental). La mayoría están pobremente presentados y utilizan una confusa diversidad de herramientas y métodos de medición", recoge Cooke.

El estudio concluye que "cualquier beneficio potencial de las hormonas que afirman el género [percibido] deben ser sopesadas ante el perfil de seguridad a largo plazo de estos tratamientos en niños y adolescentes con disforia de género, perfil que es ampliamente desconocido".

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