HEMEROTECA Patrick Sookhdeo, musulmán convertido al cristianismo
«Ya en 1989 escribí que el enfoque multicultural era un fracaso. Me acusaron de islamófobo»
Un documental emitido el 13 de abril de 2016 en el Reino Unido por Channel 4 ofreció los datos de una investigación llevada a cabo por el ICM [The Insitute of Commercial Management] sobre lo “que piensan los musulmanes que viven en Gran Bretaña”. Ello suscitó un amplio debate en el país por los resultados poco alentadores del sondeo, según el cual un joven musulmán de cada cuatro prefiere la sharia a las leyes inglesas, el 4% declara su simpatía por los terroristas y sólo la mitad de los mil entrevistados piensa que se debe hacer algo más contra el fundamentalismo.
Trevor Phillips, ex presidente de la Comisión para la Igualdad, ha comentado estos datos declarando que «nos hemos equivocado en todo». Para Phillips, la fracasada política del multiculturalismo ha permitido el «nacimiento de un estado dentro del estado, con su geografía, sus valores y su propio futuro separado del nuestro».
Incluso Trevor Phillips, político laborista que presidió la Equality and Humarn Rights Commission creada en 2007 para favorecer las políticas de discriminación a favor de las minorías, ha tenido que confesar el fracaso del sistema multiculturalista.
Benedetta Frigerio habló de todo esto para Tempi con Patrick Sookhdeo, director del Instituto Inglés para Estudios sobre el Islam y el Cristianismo, autor de numerosos libros sobre el Islam, ex musulmán convertido al cristianismo, que se ocupa desde los años 70 de las persecuciones que sufren los cristianos:
Patrick Sookhdeo apunta al discurso de Ratisbona de Benedicto XVI sobre la convergencia de fe y razón como alternativa al fracaso del multiculturalismo.
-¿Qué piensa del sondeo difundido por Channel 4?
-En general creo que es difícil presentar una reflexión sobre un único sondeo, pero dada la muestra examinada y el juicio de Phillips creo que el sondeo representa un instrumento útil para poder orientarse.
-Phillips sostiene que la nueva generación corre peligro a causa de unos valores que son antitéticos respecto a los de los ingleses y porque «el multiculturalismo ha fracasado».
-Estoy convencido de ello. En 1989 yo escribí que el enfoque multicultural era un fracaso. De hecho, aunque me señalaban con el dedo acusándome de “islamófobo”, no podía dejar de plantear la pregunta: ¿cómo evolucionará la sociedad multicultural? Cuando llegué a Inglaterra a finales de los años cincuenta, se animaba a los inmigrantes como yo a asimilar la historia, la lengua, la cultura y los valores ingleses. Pero en los años sesenta, con el revisionismo histórico y la condena del colonialismo, Inglaterra permitió a los inmigrantes vivir paralelamente dos culturas. Este enfoque desembocó posteriormente en el multiculturalismo, en el que cada uno es libre de vivir como cree. El fracaso de este planteamiento, admitido ya por muchos, ha llevado a la formación de verdaderos guetos étnicos dentro de nuestras ciudades. Exactamente igual que el esquema del colonialismo inglés sudafricano que se quería condenar.
-¿Cómo se ha llegado a esta situación?
-Nos hemos olvidado de algunos factores fundamentales, como por ejemplo el hecho de que a diferencia de otras religiones, el islam no contempla una separación entre los preceptos de la fe y las leyes del Estado. Por consiguiente, mientras los chinos y los indios pueden vivir siguiendo la propia religión y, al mismo tiempo, abrazar la cultura occidental, para los musulmanes esto significa contradecir la propia fe. Motivo por el que los musulmanes, al no aceptar el juicio de los tribunales occidentales, han instituido tribunales islámicos en nuestras sociedades occidentales.
-¿Por qué los líderes políticos callan y no toman medidas?
-Hace algunos años, durante una conferencia en Roma, estaba presente el comandante en jefe del ejército italiano que dijo: «¿Por qué combatimos nosotros, europeos? No lo sabemos». Esta afirmación es muy interesante porque explica que, antes de enfrentarse al Islam, Occidente debe enfrentarse a sí mismo. Al haber renegado de sus raíces judeo-cristianas, Occidente se ha convertido al materialismo y ya no sabe por qué combate ni si existe algo por lo que valga la pena dar la vida. Preguntamos a los musulmanes, como en el citado sondeo, si son favorables a las uniones entre personas del mismo sexo o qué piensan del alcohol y nos escandalizamos si dicen que son contrarios a todo esto. ¿Quiere esto decir que la única solución que tenemos para integrarlos consiste en difundir la homosexualidad en sus comunidades o en hacer que se emborrachen? No vamos más allá: sin un ideal nos agarramos a la conservación del materialismo, que sin embargo el Islam rechaza.
-¿Qué camino tenemos que recorrer para favorecer la convivencia?
-Si el Islam no acepta el secularismo, tenemos que preguntarnos qué es lo que puede unirnos a otros hombres y en qué se puede educar a los jóvenes musulmanes, pero también a los occidentales. ¿Tenemos algo que ofrecerles que pueda permitir una convivencia? Es un pregunta que también se debe plantear la Iglesia católica: ¿podemos predicar el respeto y el amor sin la justicia y la verdad? Y viceversa, ¿podemos predicar la justicia y la verdad sin el respeto y el amor? El punto es que si se separan estos términos se produce lo contrario: la tolerancia sin justicia se transforma en intolerancia. De este modo, al no proponer nada, nos encontramos siendo esclavos del Islam y tememos imponer un límite.
-Pero hoy Occidente piensa que proponer los valores judeo-cristianos es una imposición.
-Occidente se equivoca. Ya no conoce esos valores, ya no sabe que esos fueron la semilla del arte, de la música, de la cocina, de la poesía, de la ciencia, de la grandeza de la tradición occidental.
-¿Cómo se puede recuperar esa conciencia?
-Creo que el camino es el que delineó Benedicto XVI en su discurso de Ratisbona: la unión de fe y razón en un Occidente que ha eliminado la primera y ha corrompido la segunda. Al mismo tiempo, el islam debe recuperar el concepto de razón, superando la interpretación del Corán que prevaleció tras la disputa teológica del siglo XIII, según la cual la revelación y la razón son incompatibles. El problema es que el uso de la razón, que demuestra por ejemplo que Dios no puede querer la muerte de su criatura, es percibido como una amenaza al plan político del islam.
-Hay quien sostiene, como el experto jesuita Samir Khalil Samir, que el terrorismo no necesita la nueva oleada de emigrantes porque «las ciudades ya han sido conquistadas». ¿Estamos en ese punto?
-Los políticos, a pesar de los atentados, aún no se han dado cuenta de la gravedad de la situación de los guetos de las ciudades y piensan que la solución llegará por sí sola dentro de unos años, cuando se hayan resuelto las tensiones. Pero si seguimos así (también teniendo en cuenta la creciente pobreza que alimenta la lucha por los recursos entre las etnias religiosas), sin redescubrir y educar en los valores cristianos comunes a otros hombres, creo que el conflicto religioso será inevitable.
Traducción de Helena Faccia Serrano.
Trevor Phillips, ex presidente de la Comisión para la Igualdad, ha comentado estos datos declarando que «nos hemos equivocado en todo». Para Phillips, la fracasada política del multiculturalismo ha permitido el «nacimiento de un estado dentro del estado, con su geografía, sus valores y su propio futuro separado del nuestro».
Incluso Trevor Phillips, político laborista que presidió la Equality and Humarn Rights Commission creada en 2007 para favorecer las políticas de discriminación a favor de las minorías, ha tenido que confesar el fracaso del sistema multiculturalista.
Benedetta Frigerio habló de todo esto para Tempi con Patrick Sookhdeo, director del Instituto Inglés para Estudios sobre el Islam y el Cristianismo, autor de numerosos libros sobre el Islam, ex musulmán convertido al cristianismo, que se ocupa desde los años 70 de las persecuciones que sufren los cristianos:
Patrick Sookhdeo apunta al discurso de Ratisbona de Benedicto XVI sobre la convergencia de fe y razón como alternativa al fracaso del multiculturalismo.
-¿Qué piensa del sondeo difundido por Channel 4?
-En general creo que es difícil presentar una reflexión sobre un único sondeo, pero dada la muestra examinada y el juicio de Phillips creo que el sondeo representa un instrumento útil para poder orientarse.
-Phillips sostiene que la nueva generación corre peligro a causa de unos valores que son antitéticos respecto a los de los ingleses y porque «el multiculturalismo ha fracasado».
-Estoy convencido de ello. En 1989 yo escribí que el enfoque multicultural era un fracaso. De hecho, aunque me señalaban con el dedo acusándome de “islamófobo”, no podía dejar de plantear la pregunta: ¿cómo evolucionará la sociedad multicultural? Cuando llegué a Inglaterra a finales de los años cincuenta, se animaba a los inmigrantes como yo a asimilar la historia, la lengua, la cultura y los valores ingleses. Pero en los años sesenta, con el revisionismo histórico y la condena del colonialismo, Inglaterra permitió a los inmigrantes vivir paralelamente dos culturas. Este enfoque desembocó posteriormente en el multiculturalismo, en el que cada uno es libre de vivir como cree. El fracaso de este planteamiento, admitido ya por muchos, ha llevado a la formación de verdaderos guetos étnicos dentro de nuestras ciudades. Exactamente igual que el esquema del colonialismo inglés sudafricano que se quería condenar.
-¿Cómo se ha llegado a esta situación?
-Nos hemos olvidado de algunos factores fundamentales, como por ejemplo el hecho de que a diferencia de otras religiones, el islam no contempla una separación entre los preceptos de la fe y las leyes del Estado. Por consiguiente, mientras los chinos y los indios pueden vivir siguiendo la propia religión y, al mismo tiempo, abrazar la cultura occidental, para los musulmanes esto significa contradecir la propia fe. Motivo por el que los musulmanes, al no aceptar el juicio de los tribunales occidentales, han instituido tribunales islámicos en nuestras sociedades occidentales.
-¿Por qué los líderes políticos callan y no toman medidas?
-Hace algunos años, durante una conferencia en Roma, estaba presente el comandante en jefe del ejército italiano que dijo: «¿Por qué combatimos nosotros, europeos? No lo sabemos». Esta afirmación es muy interesante porque explica que, antes de enfrentarse al Islam, Occidente debe enfrentarse a sí mismo. Al haber renegado de sus raíces judeo-cristianas, Occidente se ha convertido al materialismo y ya no sabe por qué combate ni si existe algo por lo que valga la pena dar la vida. Preguntamos a los musulmanes, como en el citado sondeo, si son favorables a las uniones entre personas del mismo sexo o qué piensan del alcohol y nos escandalizamos si dicen que son contrarios a todo esto. ¿Quiere esto decir que la única solución que tenemos para integrarlos consiste en difundir la homosexualidad en sus comunidades o en hacer que se emborrachen? No vamos más allá: sin un ideal nos agarramos a la conservación del materialismo, que sin embargo el Islam rechaza.
-¿Qué camino tenemos que recorrer para favorecer la convivencia?
-Si el Islam no acepta el secularismo, tenemos que preguntarnos qué es lo que puede unirnos a otros hombres y en qué se puede educar a los jóvenes musulmanes, pero también a los occidentales. ¿Tenemos algo que ofrecerles que pueda permitir una convivencia? Es un pregunta que también se debe plantear la Iglesia católica: ¿podemos predicar el respeto y el amor sin la justicia y la verdad? Y viceversa, ¿podemos predicar la justicia y la verdad sin el respeto y el amor? El punto es que si se separan estos términos se produce lo contrario: la tolerancia sin justicia se transforma en intolerancia. De este modo, al no proponer nada, nos encontramos siendo esclavos del Islam y tememos imponer un límite.
-Pero hoy Occidente piensa que proponer los valores judeo-cristianos es una imposición.
-Occidente se equivoca. Ya no conoce esos valores, ya no sabe que esos fueron la semilla del arte, de la música, de la cocina, de la poesía, de la ciencia, de la grandeza de la tradición occidental.
-¿Cómo se puede recuperar esa conciencia?
-Creo que el camino es el que delineó Benedicto XVI en su discurso de Ratisbona: la unión de fe y razón en un Occidente que ha eliminado la primera y ha corrompido la segunda. Al mismo tiempo, el islam debe recuperar el concepto de razón, superando la interpretación del Corán que prevaleció tras la disputa teológica del siglo XIII, según la cual la revelación y la razón son incompatibles. El problema es que el uso de la razón, que demuestra por ejemplo que Dios no puede querer la muerte de su criatura, es percibido como una amenaza al plan político del islam.
-Hay quien sostiene, como el experto jesuita Samir Khalil Samir, que el terrorismo no necesita la nueva oleada de emigrantes porque «las ciudades ya han sido conquistadas». ¿Estamos en ese punto?
-Los políticos, a pesar de los atentados, aún no se han dado cuenta de la gravedad de la situación de los guetos de las ciudades y piensan que la solución llegará por sí sola dentro de unos años, cuando se hayan resuelto las tensiones. Pero si seguimos así (también teniendo en cuenta la creciente pobreza que alimenta la lucha por los recursos entre las etnias religiosas), sin redescubrir y educar en los valores cristianos comunes a otros hombres, creo que el conflicto religioso será inevitable.
Traducción de Helena Faccia Serrano.
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