ONG Oxfam: Ocho personas tienen en sus manos tanta riqueza como la mitad más pobre del planeta
Cada año, cuando los ojos del mundo miran al Foro Económico Mundial que se celebra en Davos, Suiza, suelen proporcionarse datos curiosos, estremecedores y algunos francamente difíciles de entender como el que ahora ha reportado la ONG Oxfam, y del que se hace eco en Aleteia Jaime Septién: que solamente ocho personas tienen en sus manos tanta riqueza como la mitad más pobre del mundo.
En otras palabras: el fundador de Microsoft, Bill Gates; el fundador de Inditex, Amancio Ortega; el inversor estadounidense Warren Buffett; el mexicano Carlos Slim; el jefe de Amazon, Jeff Bezos; el creador de Facebook, Mark Zuckerberg; Larry Ellison de Oracle y el ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, tienen en su poder lo que acumulan 3,600 millones de seres humanos.
Cada una de estas personas tiene lo que 450 millones de habitantes de este planeta. Un dato muy complejo de entender, sobre todo porque muchos niños de entre estos 450 millones pasan hambre Y mueren de hambre.
Ciertamente ha habido avances en el mundo. Uno de ellos es que según la organización Our World in Data, la esperanza de vida no ha parado de avanzar. En los últimos 65 años pasamos –a nivel global— de 48 años (1950) a 71 años (2015) de esperanza de vida media.
Otro dato que se puede esgrimir es que, de acuerdo con informes de la UNESCO, el analfabetismo ha bajado de manera importantísima en el mundo. De 78,59 por ciento de analfabetos que había en el planeta al iniciar el siglo XX, en 2015 ha bajado a 15 por ciento.
Lo que se presenta por Oxfam en el marco de la reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos, es el hecho incuestionable que “la brecha entre ricos y pobres es mayor que nunca, tras incorporar nuevas cifras de China e India que sugieren que la mitad más pobre del mundo posee menos de lo que se había calculado”.
Oxfam ve el lado opuesto de la moneda. Para ella, siete de cada diez personas vive en un país en el que la desigualdad ha aumentado en los últimos 30 años y especula que “si los más ricos siguen este ritmo sobrecogedor de acumulación de riqueza, podría haber el primer “billonario” del mundo en tan sólo 25 años. Es decir, esta persona necesitaría derrochar un millón de dólares al día durante 2.738 años para gastar toda su fortuna”.
Oxfam consideró “obscenas” las diferencias y dijo que si las cifras hubiesen estado disponibles antes habrían mostrado en 2016 que nueve personas tenían lo mismo que la mitad más pobre del planeta, en lugar de los 62 millonarios que se pensó entonces.
En 2010 se hubiese necesitado la riqueza de 43 personas para igualar la del 50 por ciento más pobre del planeta, según los cálculos más recientes.
Estos súper ricos utilizan una “intrincada red de paraísos fiscales para eludir el pago de los impuestos que les corresponden, devalúan los salarios de sus trabajadores y los precios que se pagan a los productores e invierten cada vez menos en sus empresas”, dice el informe de Oxfam.
Finalmente, haciéndose eco de gran cantidad de señalamientos del Papa Francisco, Oxfam habla de la necesidad de “construir juntos un nuevo consenso para diseñar un modelo económico que beneficie a todas las personas, y no sólo a una élite selecta. Una nueva economía más humana que cree sociedades mejores y más justas en las que los trabajadores reciban un salario digno; sociedades en las que hombres, mujeres, niños y niñas tengan iguales oportunidades y a ninguna persona tenga que preocuparle el coste de ponerse enferma”.
Quizá no sean escuchados sus reclamos en Davos, pero de que existe una mayor consciencia planetaria del problema de la brecha entre ricos y pobres (aunque haya indicadores positivos como los esgrimidos por la UNESCO y Our World in Data) tampoco hay ninguna duda.
En otras palabras: el fundador de Microsoft, Bill Gates; el fundador de Inditex, Amancio Ortega; el inversor estadounidense Warren Buffett; el mexicano Carlos Slim; el jefe de Amazon, Jeff Bezos; el creador de Facebook, Mark Zuckerberg; Larry Ellison de Oracle y el ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, tienen en su poder lo que acumulan 3,600 millones de seres humanos.
Cada una de estas personas tiene lo que 450 millones de habitantes de este planeta. Un dato muy complejo de entender, sobre todo porque muchos niños de entre estos 450 millones pasan hambre Y mueren de hambre.
Ciertamente ha habido avances en el mundo. Uno de ellos es que según la organización Our World in Data, la esperanza de vida no ha parado de avanzar. En los últimos 65 años pasamos –a nivel global— de 48 años (1950) a 71 años (2015) de esperanza de vida media.
Otro dato que se puede esgrimir es que, de acuerdo con informes de la UNESCO, el analfabetismo ha bajado de manera importantísima en el mundo. De 78,59 por ciento de analfabetos que había en el planeta al iniciar el siglo XX, en 2015 ha bajado a 15 por ciento.
Lo que se presenta por Oxfam en el marco de la reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos, es el hecho incuestionable que “la brecha entre ricos y pobres es mayor que nunca, tras incorporar nuevas cifras de China e India que sugieren que la mitad más pobre del mundo posee menos de lo que se había calculado”.
Oxfam ve el lado opuesto de la moneda. Para ella, siete de cada diez personas vive en un país en el que la desigualdad ha aumentado en los últimos 30 años y especula que “si los más ricos siguen este ritmo sobrecogedor de acumulación de riqueza, podría haber el primer “billonario” del mundo en tan sólo 25 años. Es decir, esta persona necesitaría derrochar un millón de dólares al día durante 2.738 años para gastar toda su fortuna”.
Oxfam consideró “obscenas” las diferencias y dijo que si las cifras hubiesen estado disponibles antes habrían mostrado en 2016 que nueve personas tenían lo mismo que la mitad más pobre del planeta, en lugar de los 62 millonarios que se pensó entonces.
En 2010 se hubiese necesitado la riqueza de 43 personas para igualar la del 50 por ciento más pobre del planeta, según los cálculos más recientes.
Estos súper ricos utilizan una “intrincada red de paraísos fiscales para eludir el pago de los impuestos que les corresponden, devalúan los salarios de sus trabajadores y los precios que se pagan a los productores e invierten cada vez menos en sus empresas”, dice el informe de Oxfam.
Finalmente, haciéndose eco de gran cantidad de señalamientos del Papa Francisco, Oxfam habla de la necesidad de “construir juntos un nuevo consenso para diseñar un modelo económico que beneficie a todas las personas, y no sólo a una élite selecta. Una nueva economía más humana que cree sociedades mejores y más justas en las que los trabajadores reciban un salario digno; sociedades en las que hombres, mujeres, niños y niñas tengan iguales oportunidades y a ninguna persona tenga que preocuparle el coste de ponerse enferma”.
Quizá no sean escuchados sus reclamos en Davos, pero de que existe una mayor consciencia planetaria del problema de la brecha entre ricos y pobres (aunque haya indicadores positivos como los esgrimidos por la UNESCO y Our World in Data) tampoco hay ninguna duda.
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