Domingo, 24 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

El alcalde del pueblo protesta: «Él venció al comunismo»

Un tribunal francés instigado por trostkistas ordena quitar la cruz de una estatua de Juan Pablo II

El grupo trostkista no puede quitar la estatua en sí, pero sí la cruz, usando una ley laicista contra signos religiosos ostentosos... los habitantes del pueblo defienden el monumento
El grupo trostkista no puede quitar la estatua en sí, pero sí la cruz, usando una ley laicista contra signos religiosos ostentosos... los habitantes del pueblo defienden el monumento

Aciprensa

En respuesta a la orden emitida por el Tribunal Administrativo de Rennes (norte de Francia) en la que se ordena retirar la cruz que está sobre la estatua del Pontífice en la plaza Juan Pablo II en Ploërmel, un colectivo ha lanzado una campaña para recolectar firmas con el fin de defender la imagen.

La orden de tribunal surge de la agrupación trotskista Federación de Libre Pensamiento de Morbihan, que señala que la cruz en la estatua atenta contra la ley de 1905 que dicta la separación entre la Iglesia y el estado.

Según esta ley, no se debe colocar ningún signo religioso como emblema en los monumentos o en cualquier espacio público. El único lugar permitido son los lugares de culto, cementerios o museos.

Si bien este grupo trotskista considera a Juan Pablo II como un personaje histórico y político, pidieron eliminar la cruz y el arco que rodea la estatua argumentando que son símbolos religiosos ostentosos.

Los miembros del tribunal aprobaron la supresión de la cruz y, de no hacerlo en el plazo de seis meses, será retirada toda la imagen.

La estatua fue erigida en el año 2006 en Ploërmel por mandato del entonces alcalde, Paul Anselin. El escultor ruso Zourab Tsereteli es el autor de la figura de bronce de Juan Pablo II que mide ocho metros de alto y tiene un arco en cuya parte superior se colocó una cruz.



El alcalde de Ploërmel, Patrick Le Diffon, señaló al diario bretón Breizh-info que la cruz es parte del trabajo del escultor y que el escultor, apelando a la ley de propiedad intelectual, se opondría a cualquier cambio porque considera al arco y la estatua como un conjunto. “¡Si la cruz no puede separarse de la estatua, todo el monumento será movido!”, manifestó.

Tanto el alcalde actual como el antiguo alcalde están en contra de la orden emitida por el tribunal.

“¡Tenemos ante nuestros ojos a laicistas retrasados! La estatua de Juan Pablo II es un homenaje a quien derrotó al comunismo, es un gigante de la historia. En lugar de atacarnos, estas personas deben ser más tolerantes y abiertas. Hay muchas cruces en los monumentos de guerra por toda Francia y nadie piensa en eliminarlas!”, comento el ex alcalde Pablo Anselin.

Por su parte, Le Diffon también ha expresado su deseo de no rendirse ante la orden de la corte: Juan Pablo II, afirma, “no solo era un hombre de la Iglesia sino también un hombre del estado a quien se le concedió el honor de estar en la plaza pública”.

Luego de la canonización del Papa peregrino, el consejo municipal decidió rebautizar la plaza de Juan Pablo II como la plaza de San Juan Pablo II.



Autoridades en la inauguración de la estatua de este pueblo bretón en 2006, un año después de morir el Papa santo

En opinión de algunos ciudadanos locales, el retiro de la cruz alimentaría la cristianofobia que se vive en Francia recientemente con la profanación de tumbas en Castres, el robo de santísimos en Ars y los intentos de atentado a las Iglesias en París.

¡Salvemos la estatua!
En respuesta a esta medida tomada por el Tribunal de Rennes, Jozsef Michl, el alcalde de Tata, una ciudad al noroeste de Budapest (Hungría), propuso a Le Diffon esta semana llevarse el monumento a su ciudad.

“Si Francia, el país de la libertad, no quiere la estatua, nosotros estaremos muy contentos de tenerla aquí, en nuestra ciudad”, declaró a la prensa francesa. “Es indignante que esto podría suceder en el siglo XXI, como si no hubiera un problema con las raíces cristianas de Europa", añadió.

Una plataforma ciudadana ha lanzado además la campaña de recolección de firmas titulada “No toquen a mi Papa” (Touche pas à mon Pape!). Este grupo busca formar una cadena humana para defender este patrimonio.

“¡Si hoy el gobierno elimina la estatua de un Papa mañana el gobierno querrá destruir las cruces!”, señalan en su sitio web.

“Es nuestro deber preservar su memoria. No solo de nuestro pasado sino también hay que proteger nuestro futuro, en vista de tantas persecuciones que hay en el planeta contra la religión católica”, indican.

Para firmar la petición, ingrese a: http://www.net-petitions.com/petition-pour-le-maintien-de-la-statue-de-jean-paul-ii-a-ploermel-56/

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