«Pan para todos, pero no sólo material»
Demetrio Fernández vs Karl Marx: el obispo le rebate su concepción de la caridad cristiana
En su carta semanal, el obispo de Córdoba entra sin miedo al debate y defiende con fuerza la importancia del cristianismo en la sociedad.
El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha rebatido en su carta semanal uno de los argumentos esgrimidos en su día por Karl Marx en contra de la caridad cristiana, de la que Fernández ha dicho que lleva a "un mundo más solidario".
En su carta semanal Demetrio Fernández ha defendido la labor de Cáritas y, a este respecto, ha afirmado que no es cierto, como en su día señaló el autor de ´El Capital´ y del ´Manifiesto del Partido Comunista´, Karl Marx, que la caridad cristiana retrase la justicia.
Por el contrario, según ha subrayado el obispo de Córdoba, la caridad cristiana "no retrasa" la justicia, sino que "la estimula para hacer un mundo más solidario y fraterno".
"Nuestros contemporáneos tienen hambre de pan, y por eso repartimos desde Caritas y desde tantas otras instituciones el pan de cada día, hasta que cada uno pueda adquirirlo por sí mismo, por su trabajo", ha asegurado.
En este sentido, ha señalado que no se puede "esperar a que el mundo cambie, a que se supere la crisis, a que haya para todos" y que "es urgente dar de comer hoy, para que la gente no quede extenuada por el camino".
Junto a ello, Demetrio Fernández ha señalado que, igualmente, en la actualidad se necesita a Dios, ya que "el hombre que no tiene a Dios padece la mayor de las carencias, o porque no lo ha descubierto o porque lo ha rechazado. "Sin Dios, el hombre está vacío y padece una orfandad que le asfixia progresivamente, aunque esté lleno de cosas exteriores", ha dicho.
Este argumento ha llevado al obispo a indicar, haciendo referencia a la fiesta del Corpus Christi, que es necesario "pan para todos", pero "no solo el pan material, sino también el pan del cielo, Jesucristo Eucaristía" y "la fiesta del Corpus une todos estos aspectos" y llama a practicar la caridad cristiana.
Carta íntegra del obispo de Córdoba:
La fiesta del Corpus es la fiesta de la Eucaristía, el sacramento que contiene a Cristo vivo, en su cuerpo, sangre, alma y divinidad. La Eucaristía es el sacramento que Cristo instituyó en el contexto de su pasión redentora para dejarnos el testamento de su amor y de su presencia viva. “¡Oh sagrado banquete, en que Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gozo y nos da la prenda de la gloria futura!”. Misa y prolongación de su presencia después de la misa, para ser adorado y para llevar la comunión a los enfermos. El sagrario, lugar privilegiado del templo, contiene a Jesús sacramentado con su lamparita roja que nos delata esa presencia. La adoración eucarística, que se va incrementando por todas partes.
Con la Eucaristía, Cristo alimenta nuestra fe. Él es el pan vivo bajado del cielo, y el que coma de este pan vivirá para siempre. Él tiene poder para hacerlo, porque es Dios, pero nos dice “Dadles vosotros de comer”. Se lo dijo a sus apóstoles, recabando un pequeño bocadillo, que con su poder multiplicó para dar de comer a más de cinco mil. Nos lo dice hoy a nosotros, porque pudiéndolo hacer Él solo, quiere que cooperemos con él en saciar el hambre de nuestros contemporáneos.
Y, ¿cuál es el hambre de nuestros contemporáneos? ¿Cuáles son sus necesidades? Nuestros contemporáneos tienen hambre de pan, y por eso repartimos desde Caritas y desde tantas otras instituciones el pan de cada día, hasta que cada uno pueda adquirirlo por sí mismo, por su trabajo. “Dadles vosotros de comer”. No podemos esperar a que el mundo cambie, a que se supere la crisis, a que haya para todos. Es urgente dar de comer hoy, para que la gente no quede extenuada por el camino. La caridad cristiana retrasa la justicia (decía Marx). No, no la retrasa. Al contrario, la estimula para hacer un mundo más solidario y fraterno. Y hasta que llegamos a esa meta, salimos al encuentro del hermano para compartir hoy, quitándonoslo de nuestra boca. Es una caridad que proviene del ayuno.
Nuestros contemporáneos necesitan amor, necesitan compasión, incluso ternura. En un mundo en que tenemos de todo, falta a veces ese amor generoso, que brota como respuesta generosa al amor que Dios nos tiene. “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?” Cuando amo a mis hermanos, no hago más que devolver algo de lo mucho que he recibido de Dios. “Dadles vosotros de comer”. Jesús nos invita a abrir nuestro corazón y repartir amor a tantas personas que lo necesitan. Amar a todos, amar incluso a los enemigos, es el mandamiento nuevo de Cristo a sus discípulos.
Nuestros contemporáneos necesitan a Dios. El hombre que no tiene a Dios, padece la mayor de las carencias, o porque no lo ha descubierto o porque lo ha rechazado. Sin Dios, el hombre está vacío y padece una orfandad que le asfixia progresivamente, aunque esté lleno de cosas exteriores. “Dadles vosotros de comer” Urge llevar el Evangelio a todos, llevarles la buena noticia de que Dios es amor y ama a todos, de que Dios perdona siempre. Urge sanar las heridas que el enemigo (Satanás) ha producido en el alma. Urge restaurar al hombre herido por el pecado y abocado a la muerte.
Esta es la fiesta del Corpus. Pan para todos. No sólo el pan material, sino también el pan del cielo, Jesucristo Eucaristía. La fiesta del Corpus une todos estos aspectos. Y ante todas estas necesidades, escuchamos en el Evangelio: “Dadles vosotros de comer”. Dios podría hacerlo antes y mejor, pero quiere hacerlo con nosotros, porque quiere que nos hagamos nosotros. “Dadles vosotros de comer” no significa que Dios se desentiende de tantas necesidades, sino que nos pide que aportemos lo que somos y tenemos, poco o mucho, porque es dando como crecemos.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández González, obispo de Córdoba