Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

«Transformar a la mujer en gallina»

Se va perfilando el sueño transhumanista: gametos y úteros artificiales y madres incluso de 75 años

Se va perfilando el sueño transhumanista: gametos y úteros artificiales y madres incluso de 75 años
Frieda Birnbaum se hizo célebre cuando dio a luz gemelos en 2007 a los 60 años de edad tras someterse a un tratamiento de fecundación in vitro.

ReL

¿Para qué quieres un hombre o un útero si la ciencia puede proporcionarte cientos de miles de óvulos, esperma y úteros artificiales? "Dentro de veinte años, mujeres de 75 que tengan buena salud podrán crear una familia": es la reflexión de Caterina Giojelli en Tempi:

Caterina Giojelli es periodista en Tempi.

El sueño transhumanista: transformar a la mujer en gallina (vieja)

Mientras en Silicon Valley se cultiva el sueño del hombre hiperpotenciado e hiperconectado a la comunidad global -con un dispositivo en el lugar del cerebro y una nube informática en el lugar del corazón-, el credo transhumanista intenta asaltar el único y muy humano baluarte que queda ante el delirio de la omnipotencia biofaustiana: el vientre materno. Superado el problema de la aceptación de una "colaboración" para poder generar hijos, es decir, subvertido el principio de la realidad que defiende que la vida nace de una relación con otro, gracias a la procreación médicamente asistida, a la mujer sólo le queda engañar al único y feroz algoritmo que la naturaleza le ha impuesto: el reloj biológico.

Convertirse en madres cuando se tiene la edad de las abuelas

Todo está muy bien explicado en un largo artículo de Quartz firmado por Zoltan Istvan, el tristemente célebre tío cachas estadounidense de 45 años, que se ha presentado a las últimas elecciones presidenciales americanas y que se presenta a las elecciones a gobernador de California.

Zoltan Istvan, el Partido Transhumanista, intenta llevar sus postulados a la política como una opción global.

Istvan, que ya lleva un microchip multiuso bajo la piel, es una especie de Huxley [Un mundo feliz] elevado al cubo, tan obsesionado por "derrotar a la muerte" que lo ha convertido en parte de su programa electoral. Está "convencido de que los niños que nacen ahora, como los míos, no morirán nunca"; por esto tiene un par de asuntos pendientes con el género femenino. Sostiene que si la mujer está condenada por la naturaleza a tener sólo 300-400 ovulaciones (mientras todos los demás ovocitos degenerarán hasta desaparecer totalmente, llegando por lo tanto al final de su edad fértil), gracias a la ciencia muy pronto podrá derrotar su injusto destino biológico. "La edición genética, combinada con la tecnología de las células madre", anuncia sin rodeos, "hará que probablemente sea más seguro para un mujer de 50 años tener un hijo en 2028 de lo que lo sea para una de 25 tenerlo en 2018. Dentro de veinte años, mujeres de 75 años con buena salud podrán, de nuevo, crear una familia". Igual que los hombres, como Donald Trump, "que con 72 años tiene un hijo de 12".

¿Esperma y óvulos postizos? Con los ratones funciona

Pero, ¿qué se han bebido los transhumanistas? O mejor dicho, ¿cuánta verdad hay en la inquietante profecía de la abuela madre? Hace un año, en el cuarenta aniversario del nacimiento de Louise Brown, el primer bebé probeta, The Guardian anunciaba la llegada de una verdadera revolución que promete eliminar el último hilo de dependencia que queda entre el hombre y la mujer en lo que a la reproducción se refiere: convertir las células de la piel en células madre para poder recrear óvulos y espermatozoos humanos y, después, embriones vivos para implantar en el útero. No es una novela de Orwell [1984]. Los científicos ya han demostrado que una célula de la piel puede ser manipulada artificialmente para convertirla en una "célula madre pluripotente inducida", transformada por lo tanto en una "célula germinal primordial" y, a partir de aquí, llevarla a un estadio de desarrollo precoz del ovocito. Con los ratones funciona. El mismo procedimiento se utilizaría para el esperma.

Una buena crítica al transhumanismo: entrevista de La Contra TV a la profesora Elena Postigo.

La especie humana bajo el microscopio

De este modo, se alegra Istvan, ya no se necesitarían los donantes de gametos: "Los solteros podrían, en breve, poder crear su propia prole sin necesidad de tener pareja. Y esto llevaría a una sociedad en la que las relaciones, sexuales o de otro tipo, ya no sean necesarias desde el punto de vista funcional para perpetuar la especie humana". No solo: estos progresos permitirían a las mujeres poder disponer de decenas de miles de ovocitos en cualquier momento y, utilizando las tecnologías de edición genética, poder seleccionar después de la concepción en el laboratorio sólo los embriones "mejores y más sanos", los embriones de oro.

Embriones de oro, bebés de diseño, adultos amables

Istvan elogia al genetista chino He Jiankui, demiurgo de los primeros dos niños "modificados genéticamente" y que nacieron el año pasado: "Sus acciones marcan el inicio de una era en la que los humanos intentarán crear bebés de diseño". En realidad, la macabra saga de los hijos nacidos no por medio de relaciones sexuales, sin padre y sin madre, se actualiza continuamente: en el Reino Unido ha hecho discutir la historia de una rica pareja británica que ha hecho extraer ilegalmente el esperma de su hijo muerto para enviarlo a América y, así, producir el heredero varón que siempre había deseado. Pero esto, para los transhumanistas, es casi la prehistoria; de hecho, su sueño es el gameto artificial para poder pasar de la selección de los rasgos genéticos concretos (como el color de los ojos o el tipo de cabellos "y para eliminar algunas enfermedades") -la única posible hoy en día-, a la del material genético para garantizar una prole con un coeficiente intelectual más elevado, cuerpos más fuertes y, "posiblemente, tendencias psicológicas más ventajosas, como la propensión a la lealtad o la amabilidad".

Más carrera, menos útero

¿Qué tienen que ver las mujeres? "No sólo podrán esperar más tiempo para tener hijos", sino que esperando algunos decenios (y los avances científicos), podrán tener embarazos más "seguros, de menor riesgo". Los beneficios son evidentes: más oportunidades de hacer carrera, más posibilidades de centrarse en el trabajo, "sin miedo de perder la posibilidad de formar una familia", mayor igualdad de género.

Adriana Iliescu fue madre en 2005 a los 67 años por fecundación in vitro.

Ciertamente, no faltan los riesgos: ¿cuestiones de salud? ¿Éticas? Qué va. Cuestiones clasistas: "Sería terrible para la humanidad si las ventajas de la procreación y las técnicas de modificación genética estuvieran disponibles sólo para los ricos".
¿Y qué decir de la perspectiva de dar a luz a los 75 años? Nada. En veinte años habrá disponibilidad de úteros artificiales que eliminarán la necesidad de meter a los niños en el "horno", como se llama, elegantemente, al útero de las subrogadas americanas. El sector de la ectogénesis está haciendo pasos de gigantes en el desarrollo de los úteros artificiales para permitir que niños nacidos prematuramente a las 23 ó 24 semanas puedan completar su crecimiento. Y de avance en avance, no es una locura imaginar que, en la era de los bebés de diseño, nacidos de gametos artificiales y concebidos en el laboratorio, ya no se necesite el vientre de la madre para alumbrarlos.

Clo clo clo

Mientras esperamos que estas estrafalarias profecías se queden bloqueadas por las averías causadas por cualquier intento de fundir a los hombres y las máquinas, las almas y los avatares, a las mujeres de sentido común no les queda más remedio que escuchar con horror el tic tac del reloj, observando con angustia el avance de sus manillas. Pero no del reloj que marca el tiempo que les queda hasta que sus óvulos sean inútiles, sino del que las separa del momento en que el sueño transhumanista sea realidad: transformar a la mujer en gallina.

Traducido por Elena Faccia Serrano.

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