La distinción moderado/radical «no corresponde a la esencia del islam», afirma el arzobispo Crepaldi
El 10º Informe sobre la Doctrina Social de la Iglesia en el mundo, que publica el Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân, se centró este año sobre el islam como un problema político para Europa, no solo por aspectos demográficos como el hudimiento abismal de la natalidad y la presión inmigratoria, sino por aspectos culturales como la rendición ideológica ante el relativismo y el laicismo.
Sus dos responsables principales son el arzobispo Giampaolo Crepaldi, secretario entre 2001 y 2009 del Pontificio Consejo Justicia y Paz, y Stefano Fontana, profesor de Economía en la Universidad Sapienza de Roma.
Recientemente ReL recogió los aspectos esenciales del Informe, sobre el cual Giuseppe Tires entrevistó a monseñor Crepaldi también en el portal del Observatorio:
-Excelencia, ¿por qué este tema?
-Los temas centrales de nuestros Informes nacen de un análisis de las principales dinámicas en marcha, no nos los inventamos nosotros, sino que los vemos en la realidad. Y en mi opinión, es indudable que una valoración política del islam, sobre todo en Europa, pero no solo, es una cuestión claramente emergente y que todos podemos ver, aunque no siempre se habla adecuadamente de ello.
-¿No temen molestar a alguien?
-Ciertamente, es un tema controvertido y muy delicado. En los anteriores Informes hemos abordado las inmigraciones y Europa, evitando también entonces planteamientos políticamente correctos; lo mismo hemos hecho este año, ateniéndonos a nuestro trabajo sin miedo.
-La Iglesia católica propone acogida y diálogo con el islam, apoya la construcción de mezquitas y sostiene que es una religión de paz. Ustedes en cambio lo consideran un problema político. ¿Hay un contraste?
-En nuestro Informe hemos llevado a cabo un trabajo que normalmente nadie hace: valorar el islam a la luz de los principios de organización de la comunidad social y política de la Doctrina Social de la Iglesia. Una cosa es el diálogo interreligioso y otra es considerar los contenidos de ética pública del islam. Por otra parte, esta religión es también, directa y fundamentalmente, un proyecto político. Verificar si el islam hace propuestas que son aceptables para la Doctrina Social de la Iglesia es un servicio de verdad para todos; para la Iglesia porque, en el encuentro con las religiones, debe tener en cuenta también la propia Doctrina Social, y para la política porque la Doctrina Social expresa también principios y valores naturales.
-¿Con qué enfoque han analizado el islam político?
-En el Informe hay cuatro estudios detallados sobre el islam, una amplía síntesis introductoria y mi presentación. Todas estas contribuciones analizan el islam a partir del rostro de Dios según esta religión. Hay una coherencia interna en las religiones. Todo deriva de cómo se conciba a Dios, y esto vale también para el islam. Se puede decir todo, depende de cómo una religión revelada concibe la revelación.
-¿Y cómo concibe a Dios el islam?
-Del Informe emerge que lo concibe como voluntad y omnipotencia, no como verdad y esencia. Dios emite decretos que hay que obedecer de manera ciega y literal. Como dijo Benedicto XVI en Ratisbona en 2006, el Dios del islam está fuera de cualquier categoría, no hay una analogía con el mundo fundada sobre la verdad, sino que Dios podría también haber dado los preceptos contrarios a los que ha dado. Este planteamiento no necesita, por lo tanto, de la relación entre fe y razón presente en cambio, como algo esencial, en el catolicismo. El islam no dice: en principio era el Logos, sino la Voluntad.
Benedicto XVI, en el Aula Magna de la Universidad de Ratisbona/Regensburg el 12 de septiembre de 2006. En su discurso, el Papa recordó que la tentación del voluntarismo como sustituto de la razón metafísica estuvo presente también en la Edad Media cristiana con el pensamiento de Juan Duns Scoto, quin en esto se acercó a la "imagen de Dios-Arbitrio, que no está vinculado ni siquiera con la verdad y el bien", que Crepaldi recuerda que es incompatible con la doctrina de la Iglesia pero esencial al islam.
-Sin embargo, también el islam habla de creación por parte de Dios, y por lo tanto también el islam encuentra en la creación un orden, una ley impresa por Dios.
-Ciertamente, también el islam piensa que el mundo es creación divina. Pero dicha creación ha sido un acto de voluntad desvinculado de las exigencias de verdad, ha sido un decreto divino y no la expresión de un Logos. Los preceptos de orden moral no derivan, por lo tanto, de un orden finalístico expresado por la naturaleza creada, en el que la razón y la revelación se pueden encontrar. En otras palabras, no pueden existir un derecho natural y una ley moral natural. Los preceptos morales nacen de decisiones divinas contenidas en el Corán o en la vida (palabras y gestos) de Mahoma, y piden ser ejecutados con total sumisión. El islam es una religión jurídica.
-¿Qué noción de ley emerge de este análisis que hacen ustedes del islam?
-La concepción islamica de la ley deriva de los puntos vistos ahora y, por último, de la visión de Dios. Es muy difícil que el islámico distinga entre la ley derivada de la voluntad de Dios y comunicada a Mahoma, es decir, la ley religiosa, y la ley establecida por la comunidad política o el Estado, o ley civil. Nuestro Informe recuerda, entre otras cosas, que desde hace tiempo, en muchos países árabes está en marcha un proceso de constitucionalización, es decir, de inclusión de la sharia, o ley islámica, en el texto de la constitución. Por otra parte, si la ley es un decreto de la voluntad divina no puede conocer, como decíamos, la mediación del derecho natural y racional que, en cambio, en la tradición cristiana ha puesto, por un lado, en relación razón y revelación y, por el otro, ha garantizado la autonomía recíproca legítima.
-Muchos hablan hoy de un islam moderado y de uno radical. ¿Es una distinción válida?
-Nuestro Informe considera que si miramos a los creyentes en la religión islámica, la distinción tiene sentido. Hay creyentes más abiertos y disponibles, y otros menos. Pero si nos centramos en la coherencia interna de la religión islámica partiendo de la visión de Dios, dicha distinción se debilita. No nos olvidemos que los decretos divinos, es decir, la ley islámica, constituyen la umma, la comunidad musulmana que tienen carácter de exclusividad absoluta y de conquista. El derecho islámico incluye la distinción musulmán/no musulmán como categorías antropológicas, y la umma tiene carácter universal, es decir, debe difundirse, también por conquista, en todo el mundo. Si se considera estos aspectos, la distinción que usted señala puede existir en situaciones contingentes, pero no corresponde a la esencia del islam.
-A veces los católicos piensan que los musulmanes pueden converger con ellos en la defensa de la vida y de la familia, en oposición a leyes y políticas contrarias. ¿Tiene fundamento esta expectativa?
-Hay que llevar adelante el diálogo con los musulmanes sobre estos puntos, pero teniendo en cuenta de dos aspectos. El primero es que en relación con estos mismos temas, el islam piensa de modo distinto al catolicismo. Esto sucede, por ejemplo, en la relación entre hombre y mujer en la vida familiar. El segundo, hay que tener presente que los motivos de fondo son distintos. Una cosa es comprometerse contra el aborto porque es un mal tanto a los ojos de la razón natural como a los ojos de la revelación; la otra es comprometerse porque así lo ha decretado Dios con un acto de voluntad.
-Los Informes anuales del Observatorio cumplen diez años, una meta significativa. ¿Cuál es su balance?
-Empezamos hace diez años con el primer Informe, que tenía como tema la crisis financiera. Y hemos seguido hablando de los problemas principales que surgían a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Hemos sido fieles al compromiso de mostrar la fecundidad de esta y la capacidad de la fe católica de hacer cultura, cultura católica. Por consiguiente, estamos contentos de haber llevado a cabo el fin para el que nació nuestro Observatorio.