Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Nicola Djukic dará su testimonio en la parroquia de Colmenar del Arroyo

Adicto a las drogas y acosado por las mafias, en la Comunidad del Cenáculo encontró su salvación

ReL

Nicola Djukic
Nicola Djukic
Serbio, de 36 años. Poca vida familiar, mucha libertad y dinero. Empieza a salir más pronto que sus compañeros y a conocer el mundo de la noche, a entrar en discotecas y a llegar tarde a casa. Entra en las drogas, y durante 10 años es esclavo de ellas. Desesperado y sin ganas de vivir, abandonado de todos y a punto de quitarse la vida, encontró en Medjugorie la Misericordia de Cristo a través de la Comunidad del Cenáculo, fundada por la Hermana Elvira. Hoy está casado con Irene, una joven española, y tiene dos hijos preciosos.
 
En su casa no le faltó de nada, excepto a Dios
Nikola crece en una familia sin problemas económicos. Tiene de todo. Todo menos Dios: “Crecí en una familia en la que nunca me faltó de nada, nada excepto Dios”.

Sus padres eran jóvenes, y dejaban a su hijo mucho tiempo con sus abuelos. De este modo Nikola, a diferencia de los otros chicos de su generación, obtiene un nivel más holgado de “libertad”.

Con 14 años entra en el mundo de la noche
Como chico avispado, supo sacar provecho de esa libertad de la que gozaba, y, así, adelantar el momento de comenzar a salir a la calle, de volver tarde a casa, de entrar en las discotecas, y de conocer la vida de la noche.

Este estilo de vida le hacía sentirse diferente a sus compañeros. Como adolescente de 14 años, sin haber tenido una rica vida familiar en casa, “estaba lleno de inseguridades y de miedos, pero sabía esconder todo esto debajo de máscaras que me hacían aparentar lo que no era”.

Entra en el mundo de las drogas
Buscaba superar su inseguridad, parecer tan seguro y decidido como sus compañeros de la noche. “La primera vez que probé la droga, todos esos miedos, desaparecieron, y empecé a ser el hombre que anhelaba ser”.

Entonces Nikola se fue volviendo cada vez más esclavo de ella. Buscaba en ella ser libre de sus miedos, pero cada vez se volvía más esclavo de ella: “Pensaba que había encontrado la solución a todos mis problemas, pero la droga es una artimaña del Diablo. Como artimaña suya te engaña haciéndote creer que vuelas, cuando lo único que haces es caer. Crees que eres dueño de tu libertad, cuando lo que sucede es que poco a poco te convierte cada vez más en esclavo de un “polvo” que acaba controlando tu vida”.

Por la droga engañó, mintió, robó, traicionó
La droga era su muerte, pero no podía prescindir de ella. Su adicción le llevó a autodestruirse y a destruir a los que tenía a su alrededor: “Por este polvo estaba dispuesto a todo: a engañar, a robar, a mentir, a traicionar”. Incluso cuando no quería hacerlo. Su vida dependía de la heroína. “El único pensamiento con el que me acostaba cada noche, era el de cómo conseguir droga el día siguiente”.

Angustioso vacío interior
Pasan los años. Nikola intenta salir varias veces de esta esclavitud por sí mismo, con la ayuda de sus padres y de sus amigos. Pero no lo consigue. “Siempre que dejaba la droga, quedaba un gran vacío dentro de mí. Un vacío que no conseguía llenar con ninguna otra cosa, como el deporte, o el trabajo... Porque este tipo de vacío dejado por la droga, no se llena con otra cosa que no sea más potente.

Nikola decepciona a todos y todos lo abandonan: “Después de tantos engaños a mis padres y a mis amigos, quedé finalmente solo”.

Su vida se sume en el vacío y la desesperación: “No tenía ganas de vivir. Mi vida había perdido todo sentido”. El único sentido de vida era el de vivir para la droga.

De este modo comienza a tener problemas incluso con la policía y con la gente que había engañado por dinero.

La Comunidad del Cenáculo, de Medjugorie, lo acoge: “Tienes a la Virgen”
En el momento de mayor soledad y desesperación, Dios se acerca a él y le ofrece un camino: “Dios se valió de esta oscuridad, para acercarse a mí cuando ya nadie más lo hizo”.

Nikola tiene que escapar. Su libertad, incluso su vida, corre peligro. Un amigo le habla de una comunidad en un pequeño pueblo de Bosnia-Herzegovina, llamado Medjugorje. Lo único que le dijo fue: “La comunidad se llama Cenáculo y en ella te acogerán. Podrás estar el tiempo que quieras sin pagar nada, allí te darán de comer, de vestir. A cambio, sólo tendrás que trabajar un poco”.

De este modo Nikola emprende el viaje desde Serbia a Medjugorje, pensando encontrar un lugar donde esconderse durante un tiempo, hasta que las aguas se calmaran.

Al llegar a Medjugorje, vio gente de todos los países: “No entendía nada. Me preguntaba, ¿pero qué sucede aquí?”. “Ya en la Comunidad, los responsables me informaron de que podía quedarme, pero que existían algunas reglas que debía respetar: “Aquí no se fuma, no se bebe, no tendrás teléfono, no hay periódicos, no hay televisión, ni radio, ni chicas.” “Pero, ¿qué es lo que hay entonces?”, les dije. La respuesta fue una sonrisa y un: “Tienes a la Virgen”.

Su primer día en la Comunidad
Los inicios no fueron fáciles. No entendía que tenía que ver Dios y la Virgen, de los cuales nunca había oído y en quienes nunca había pensado, con los drogadictos.

“Dentro de mí, pensé: Éstos, no están bien de la cabeza, qué tendrá que ver Jesús y la Virgen con los drogadictos”. Gracias a Dios, no tenía otra elección: no podía regresar a Serbia. Aceptó que estaría un mes.

Un Ángel de la Guarda como acompañante
La vida en la Comunidad no era nada fácil. “Nada más llegar me dieron un Ángel de la Guarda, que era un chico más veterano en la Comunidad y que tendría la responsabilidad de guiarme en el manejo de este nuevo estilo de vida. Era una chico, que se pasaba las 24 horas conmigo”.

Lo primero que Nikola le dijo fue que  no le interesaba nada rezar: “No quería rezar. Él me respondió que no había ningún problema. Por las mañanas al levantarnos, mientras los demás fueran a la capilla a rezar, los dos iríamos directamente a trabajar”.

Era invierno, hacía mucho frío. “Tras mis primeros quince minutos de trabajo, le rogué a mi ángel ir a la capilla a rezar, pues así al menos estaríamos bajo techo. Éste fue mi primer encuentro con Dios en la capilla, con la oración”.

Lo que más le sorprendió fue la alegría y la sonrisa de sus compañeros: “Al finalizar mi primer día, no podía negar que tras toda una jornada de trabajo intenso, no había ni uno solo de ellos que no sonriera, que no reflejara con su mirada una felicidad para entonces inexplicable para mí”.
 
Descubre la verdadera amistad, a Dios, y con ello a apreciar el don de la vida
Decide quedarse en la Comunidad. De este modo Nikola fue entrando en la vida comunitaria, apreciando los valores de la vida que antes no valoraba: la amistad verdadera, la sinceridad, la verdad, y sobretodo el perdón.

Comienza poco a poco a rezar, y empieza a experimentar que Dios existe y le escucha: “Comencé a rezar y lo más fascinante de todo era que Dios me escuchaba. Hasta hoy, todo aquello que le he pedido con pureza de corazón, Él me lo ha dado”.

Jesús va entrando en él, desterrando el vacío, y con él, la desesperación, la ira, la violencia, y la autodestrucción: “No hay nada más potente que Jesús, el único que puede rellenar el vacío provocado por la heroína y la cocaína, y por la falta de amor que arrastramos”.

Poco a poco empieza también a sonreír y a reconocer el don de la vida: “Después de tantos años de tristeza, también yo comencé a sonreír, a apreciar el don que es la vida, y la oportunidad que Dios me había regalado”.

A través de la Virgen y de la Comunidad, recibe la vida que siempre aneheló
Nikola permaneció durante más de cinco años en la Comunidad del Cenáculo. En la comunidad que tienen en Medjugorie, conoció a la que hoy es su mujer, Irene. La Madre Elvira les había enseñado a orar con el corazón, con confianza, esperando recibir lo que pedían. Nikola le había pedido a la Virgen una chica guapa con la que casarse y formar una familia. Un día, dando testimonio a un grupo de españoles, surgió un flechazo entre él y una joven canaria que le escuchaba.

Hoy están casados, viven entre Medjugorie y Canarias, tienen dos preciosos hijos, organizan peregrinaciones a Medjugorie, y dan testimonio allí donde les invitan para contar el amor y la Misericordia que Dios ha tenido con ellos.

Hoy Nikola da gracias a Dios porque le ha dado la vida que siempre deseó: “A día de hoy sólo puedo dar las gracias, porque Dios a través de la Virgen y de la Comunidad Cenáculo, me ha dado la vida que siempre había anhelado”.
 
En la Parroquia de Colmenar del Arroyo (Madrid)
Nikola compartirá su testimonio en la Parroquia Ntra. Sra. de la Asunción, de Colmenar del Arroyo, este próximo sábado 9  de enero. Lo hará en su mensual Vigilia de testimonio y adoración, Asalto al Cielo, en el marco del Año de la Misericordia, dedicado a anunciar, testimoniar, celebrar, y acoger la Misericordia de Dios, Año, también, de la misión, en la diócesis de Getafe.

Será una gozosa proclamación del Dios de la Misericordia, que con su amor y su perdón da vida a los hombres, y que con su Misericordia los libra del poder del mal y les abre caminos de vida allí donde reina la ausencia de Dios, el vacío, la desesperación, y la muerte.

Programa:
17h. Rosario;
18h. Testimonio;
19h. Adoración
20h. Misa.

¿Cómo llegar desde Madrid a Colmenar del Arroyo? 
Tomar la carretera M501 dirección San Martín de Valdeiglesias, y continuar dirección San Martín de Valdeiglesias hasta la salida 37, dirección Chapinería, Colmenar del Arroyo y Valdemorillo. Tomar el desvío hacia Colmenar del Arroyo, y seguir recto hasta la Pza de España, s/n, donde está la Parroquia (La zona de aparcamiento está detrás de la parroquia). En autobús desde Madrid Tomando el autobús 642 en el Intercambiador de Moncloa). Para cualquier aclaración o información: asalto.al.cielo.colmenar@gmail.com

Habrá música de adoración y alabanza.
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