Roma reconoce la virtud heroica de Isabel de María Inmaculada, que murió en Salamanca con 29 años
El Papa Francisco firmó este jueves 16 de julio los decretos que confirman las virtudes heroicas de la “Sierva de Dios”, Isabel Méndez Herrero, reconocida en su vida religiosa como Isabel de María Inmaculada, monja de la congregación de las Siervas de San José.
Nacida en Castellanos de Moriscos, el 30 agosto 1924 y fallecida con 29 años en Salamanca (España) el 28 de diciembre de 1953, Isabel Méndez ingresó en la Congregación de las Siervas de San José en 1944. Con una clara vocación misionera, vio sus ilusiones obstaculizas por una grave enfermedad.
La canción de una vida en 5 tiempos
A continuación, presentamos los cinco tiempos de la vida de la hermana Méndez, escritos por Victoria López, ssj y publicados el pasado 1 de julio en la página de las “Siervas de San José”.
Primer tiempo: Castellanos de Moriscos (Salamanca)
30 de agosto 1924: Comienza su canción a la vida. Sonriente, alegre, bondadosa, tiene también “acero”, que diría J. R. Jiménez. 8 años: dentro de casa ha preparado un pequeño altar con una imagen de María Inmaculada, la quiere un montón; fuera se oye el trote de una yegua: la pequeña jinete lleva la comida a los trabajadores de su padre. Hay fiesta en los pueblos vecinos, chicas y chicos van a las romerías. Isabelita, guapa, elegante, alegre, abierta a la vida, va con ellos. En un baile descubre que no todo amor es limpio y lo ha decidido: “Seré Sierva de san José”. Siente dos tirones: las Misiones y María, Nuestra Señora. Tiene 20 años recién cumplidos.
Segundo tiempo: Noviciado de las Siervas de san José (Salamanca)
–“¿Isabel…? –“Sí, una novicia más”. Y nos cuentan: “Sencilla, muy amable, viviendo desde lo más hondo de sí, orante”. Abril 1947. Primera profesión, ha crecido su llamada a ser misionera. Julio 1947. Una noticia: “Tus pulmones se deshacen”. Respuesta: “No recibí la invitación con alegría. Sentí la mayor repugnancia de mi vida”. Aislamiento, soledad, sueños frustrados. Reacción: “Desde ahora seré misionera por el sufrimiento y la oración. Estoy contenta. Mi vida por todos”.
Tercer tiempo. Sanatorio antituberculoso de Los Montalvos (Salamanca)
Fatiga, inapetencia, tos... Profundas cavernas en los pulmones y en su interior tinieblas. Su consigna: “el sufrimiento debe quedar oculto en una sonrisa”. Y su canción a la vida tiene estas notas: “Pintaba para todos”, “daba clase a algunas enfermas, catequesis a otras que se lo pedían”, “nunca se negaba a nada ni a nadie”, “sonreía siempre, a pesar del ahogo y la fatiga”. “Nadie se separaba de su lado sin que le contagiase algo de Dios”.
Cuarto tiempo. Casa de santa Teresa (Salamanca)
Julio de 1950. Isabel, desahuciada, vuelve a la Casa de santa Teresa. Este nuevo canto a la vida durará tres años. “Dicen que mi caso es grave, pero sé que el Señor me sostiene igual, con pulmones o sin ellos”. Tiempos de luz: “¿Orar? No pienso nada, siento a Dios cerca”. Tiempos de sombras: “Son muy oscuras las tinieblas… mi oración es ahora al pie de la cruz”. Se despide de sus padres: “¡Qué feliz se muere siendo Sierva de san José!”. Y el 28 de diciembre de 1953, a mediodía: “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”… Son sus últimas palabras. Comienza en la Casa del Padre una canción ininterrumpida a la Vida.
Quinto tiempo. Testigo de la fe
Sus hermanas Siervas de san José, conscientes del tesoro de gracia que llevaba Isabel en su interior, promueven su causa de canonización. Comienza en Salamanca en mayo de 1979 y llega a Roma en noviembre de 1980. Se hace entrega de la positio de virtudes en octubre de 1992. El 25 de marzo de 2014 tiene lugar el Congreso de Consultores Teólogos para el estudio de sus virtudes con resultado unánimemente positivo.
Nacida en Castellanos de Moriscos, el 30 agosto 1924 y fallecida con 29 años en Salamanca (España) el 28 de diciembre de 1953, Isabel Méndez ingresó en la Congregación de las Siervas de San José en 1944. Con una clara vocación misionera, vio sus ilusiones obstaculizas por una grave enfermedad.
La canción de una vida en 5 tiempos
A continuación, presentamos los cinco tiempos de la vida de la hermana Méndez, escritos por Victoria López, ssj y publicados el pasado 1 de julio en la página de las “Siervas de San José”.
Primer tiempo: Castellanos de Moriscos (Salamanca)
30 de agosto 1924: Comienza su canción a la vida. Sonriente, alegre, bondadosa, tiene también “acero”, que diría J. R. Jiménez. 8 años: dentro de casa ha preparado un pequeño altar con una imagen de María Inmaculada, la quiere un montón; fuera se oye el trote de una yegua: la pequeña jinete lleva la comida a los trabajadores de su padre. Hay fiesta en los pueblos vecinos, chicas y chicos van a las romerías. Isabelita, guapa, elegante, alegre, abierta a la vida, va con ellos. En un baile descubre que no todo amor es limpio y lo ha decidido: “Seré Sierva de san José”. Siente dos tirones: las Misiones y María, Nuestra Señora. Tiene 20 años recién cumplidos.
Segundo tiempo: Noviciado de las Siervas de san José (Salamanca)
–“¿Isabel…? –“Sí, una novicia más”. Y nos cuentan: “Sencilla, muy amable, viviendo desde lo más hondo de sí, orante”. Abril 1947. Primera profesión, ha crecido su llamada a ser misionera. Julio 1947. Una noticia: “Tus pulmones se deshacen”. Respuesta: “No recibí la invitación con alegría. Sentí la mayor repugnancia de mi vida”. Aislamiento, soledad, sueños frustrados. Reacción: “Desde ahora seré misionera por el sufrimiento y la oración. Estoy contenta. Mi vida por todos”.
Tercer tiempo. Sanatorio antituberculoso de Los Montalvos (Salamanca)
Fatiga, inapetencia, tos... Profundas cavernas en los pulmones y en su interior tinieblas. Su consigna: “el sufrimiento debe quedar oculto en una sonrisa”. Y su canción a la vida tiene estas notas: “Pintaba para todos”, “daba clase a algunas enfermas, catequesis a otras que se lo pedían”, “nunca se negaba a nada ni a nadie”, “sonreía siempre, a pesar del ahogo y la fatiga”. “Nadie se separaba de su lado sin que le contagiase algo de Dios”.
Cuarto tiempo. Casa de santa Teresa (Salamanca)
Julio de 1950. Isabel, desahuciada, vuelve a la Casa de santa Teresa. Este nuevo canto a la vida durará tres años. “Dicen que mi caso es grave, pero sé que el Señor me sostiene igual, con pulmones o sin ellos”. Tiempos de luz: “¿Orar? No pienso nada, siento a Dios cerca”. Tiempos de sombras: “Son muy oscuras las tinieblas… mi oración es ahora al pie de la cruz”. Se despide de sus padres: “¡Qué feliz se muere siendo Sierva de san José!”. Y el 28 de diciembre de 1953, a mediodía: “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”… Son sus últimas palabras. Comienza en la Casa del Padre una canción ininterrumpida a la Vida.
Quinto tiempo. Testigo de la fe
Sus hermanas Siervas de san José, conscientes del tesoro de gracia que llevaba Isabel en su interior, promueven su causa de canonización. Comienza en Salamanca en mayo de 1979 y llega a Roma en noviembre de 1980. Se hace entrega de la positio de virtudes en octubre de 1992. El 25 de marzo de 2014 tiene lugar el Congreso de Consultores Teólogos para el estudio de sus virtudes con resultado unánimemente positivo.
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