Arzobispo emérito de Barcelona
El cardenal Carles se mantiene estable y consciente a pesar de la gravedad de la situación
El cardenal Ricard Maria Carles, arzobispo emérito de Barcelona, hospitalizado a causa de un ictus, se mantiene estable y consciente en el Hospital de Tortosa, aunque su pronóstico es grave. Monseñor Carles ingresó el pasado viernes en el Servicio de Neurología del Hospital de Tortosa Virgen de la Cinta por crisis epilépticas y, actualmente, "se encuentra estable, consciente y orientado", según el parte médico difundido a través del arzobispado de Barcelona.
Los médicos que le atienden han explicado que el cardenal "en todo momento se mostró muy colaborador y animado, no presenta déficits neurológicos y con la medicación pautada no ha repetido ninguna crisis".
El estudio realizado ha mostrado la presencia de una lesión intracraneal como causante de los síntomas neurológicos, según los médicos.
"A pesar del buen estado actual, las características de la lesión y la edad del paciente limitan las opciones terapéuticas curativas, lo que se traduce en un pronóstico grave", ha especificado el parte facultativo.
Ricard María Carles (Valencia, 1926), tiene actualmente 87 años, y fue arzobispo de Barcelona entre 1990 y 2004, y anteriormente había sido el obispo de Tortosa, entre 1969 y 1990, además de vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, entre otros cargos eclesiásticos.
Los médicos que le atienden han explicado que el cardenal "en todo momento se mostró muy colaborador y animado, no presenta déficits neurológicos y con la medicación pautada no ha repetido ninguna crisis".
El estudio realizado ha mostrado la presencia de una lesión intracraneal como causante de los síntomas neurológicos, según los médicos.
"A pesar del buen estado actual, las características de la lesión y la edad del paciente limitan las opciones terapéuticas curativas, lo que se traduce en un pronóstico grave", ha especificado el parte facultativo.
Ricard María Carles (Valencia, 1926), tiene actualmente 87 años, y fue arzobispo de Barcelona entre 1990 y 2004, y anteriormente había sido el obispo de Tortosa, entre 1969 y 1990, además de vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, entre otros cargos eclesiásticos.
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