Martes, 05 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Entrevista al prelado del Opus Dei

De la Misa a la vida

De la Misa a la vida
Javier Echevarría

La Misa, la fe y los jóvenes son algunos de los temas que afronta Javier Echevarría en "Famiglia Cristiana", que difunde cada mes 700.000 ejemplares.

Famiglia Cristiana

En la sede central de la Prelatura del Opus Dei, que comprende la iglesia de Santa María de la Paz, donde reposa el fundador san Josemaría Escrivá, entrevistamos a su sucesor, el obispo Javier Echevarría, con motivo de la publicación de su libro “Vivir la Santa Misa” (click a 15 min de audio del libro).

- Monseñor Echevarría, poner la Misa en el centro de la jornada es un hermoso reto. ¿Por qué vale la pena dar prioridad a la Misa y cuál es el secreto para vivirla bien?
- La Misa es acción de Dios, que nos permite participar en la pasión, muerte y resurrección de Cristo, no como espectadores u observadores, sino como co-protagonistas. Por eso, en el título del libro he querido usar la expresión “vivir” la Santa Misa, que expresa bien la implicación total, humana y espiritual, que la Misa exige.

- En su libro habla del peligro del ritualismo. ¿Cómo podemos evitarlo?
- Ritualismo significa olvidar el contenido de aquello que ocurre sobre el altar. ¿Qué haríamos si nos dijeran: “hoy tienes la oportunidad de estar en el Calvario junto a Jesús”?; o “hoy te encontrarás a Cristo resucitado”. En esos casos, ¿cómo nos prepararíamos? Y, en cambio, ¿cómo nos preparamos para la Misa?

Usted ha vivido más de 20 años junto a San Josemaría. ¿Qué aspecto de su personalidad le sorprendía más?
- San Josemaría sabía querer a las personas de un modo extraordinario. Le bastaba una mirada para comprender las necesidades de cada uno. Tenía esa intuición que sólo las madres poseen. Al mismo tiempo, era un verdadero padre: no nos enseñaba nada si antes no nos lo había mostrado con su ejemplo. Resultaba evidente que era un sacerdote que buscaba al Señor en todo momento.

- ¿Cómo celebraba la Misa?
- Era consciente de que en la Eucaristía el protagonista es Cristo, no el sacerdote. Eso le llevaba a celebrar el rito fielmente, sin buscar originalidades, de forma que sólo Jesús se luciese, no él. Decía que para él la Misa era “un trabajo” que le requería gran esfuerzo, un esfuerzo en ocasiones extenuante, dada la intensidad con que lo vivía. En cada pequeño gesto sabía transmitir todo el sentido sobrenatural de la celebración. 

- ¿La Misa continúa en la vida?
- La Misa no termina con la celebración. Nos acompaña todo el día. El alimento material nos nutre porque lo transformamos en parte de nosotros mismos, pero la Eucaristía –alimento espiritual- nos transforma en Jesús. De esa forma, nuestra jornada, unida al Sacrificio del altar, se transforma en una Misa continua que convierte todo lo que hacemos –el trabajo, el descanso, las relaciones familiares y sociales- en una obra agradable a Dios. 

- ¿En qué consiste el Opus Dei?
- El Opus Dei en la Iglesia tiene la tarea de recordar que los bautizados estamos llamados a la santidad a través de la vida cotidiana. San Josemaría decía que hay algo divino escondido en las situaciones más comunes, y que toca a cada uno de nosotros descubrirlo. Ninguna acción humana puede resultar un obstáculo para la amistad con Dios. Es más, es precisamente en las circunstancias del día a día donde Dios nos llama para que le encontremos.

- La prelatura del Opus Dei en el mundo, ¿puede equipararse a una gran diocesis global que depende directamente del Papa?
- Esa afirmación podría causar algún malentendido, dando pie a pensar, por ejemplo, que la prelatura personal es una Iglesia particular separada de la Iglesia local. Por el contrario, la Prelatura está al servicio de la comunión entre las Iglesias locales, y el trabajo que realizan los fieles del Opus Dei, laicos y sacerdotes, supone siempre una colaboración activa con cada diocesis. Los fieles laicos del Opus Dei dependen también del obispo local, al igual que el resto de católicos.

- Tras el fundador, san Josemaría Escrivá, y su primer sucesor, el obispo Álvaro del Portillo, de quien está en marcha el proceso de beatificación, desde hace quince años usted dirige la Obra. ¿Cómo vive la herencia de dos santos?
- Cuando se vive con personas santas, se comprende cuál es el secreto para tener paz en el corazón: mantener un diálogo constante con el Señor. Así, por muy evidentes que sean nuestras carencias, nuestros defectos, Él estará siempre a nuestro lado, dispuesto a subsanarlos. Este “factor Dios” es lo que distingue la vida del cristiano, haciéndolo immune a tantas preocupaciones y angustias que afligen al hombre contemporáneo.

- ¿Podría contar algún episodio inédito de la vida de San Josemaría?
- A menudo ayudaba a San Josemaría mientras celebraba la Misa. Me impresionó la primera vez que me pidió que rezase para que nunca se acostumbrara a celebrar una acción tan sublime. Es algo que me repitió con frecuencia. 

- ¿En qué dirección se difunde actualmente la presencia del Opus Dei?
- Gracias a Dios, hay fieles y cooperadores del Opus Dei en los mas variados lugares del mundo: desde los rascacielos de Wall Street a las favelas de Brasil. En todas partes se percibe una gran sed de Dios. También en diversas ciudades de China hay fieles de la Prelatura. El año pasado comenzó el trabajo apostólico estable de la Obra en Indonesia, y hay otros países de población mayoritariamente musulman donde también el Opus Dei está presente gracias a los fieles que tienen que viajar allí por motivos profesionales. No faltan los retos en Oriente Medio, Tierra Santa y el Líbano, así como en África: pienso ahora en Costa de Marfil, y también en el Congo y Nigeria. En todas partes, los problemas se superan gracias a una fe vivida de modo concreto, pensando en el bien común, con una actitud de fondo constructiva que permite superar las diferencias. 

- ¿Cómo ve la difusión de la fe en el mundo actual?
- Actualmente hacen falta testigos. Ante el relativismo que parece imponerse en Occidente, así como ante las divisiones, guerras y pobreza que azotan diversas áreas del mundo, hacen falta personas dispuestas a arremangarse y mostrar la realidad del Evangelio, no con discursos o teorías, sino en la vida de todos los días.

- ¿Cómo es la relación del Opus Dei con el mundo de los jóvenes?
-Cuando San Josemaría comenzó la Obra, tenía a su lado sólo un grupo de jóvenes universitarios y trabajadores. Las actividades de formación con los jóvenes son una de nuestras prioridades. Existen en Italia y en todo el mundo numerosas residencias universitarias y centros culturales en los que chicos y chicas encuentran oportunidades para crecer humana y espiritualmente: aprendiendo a estudiar y a ser buenos amigos, enriqueciendo su personalidad, formando un espíritu crítico y constructivo, y comportándose como hijos de Dios. Este trabajo educativo se realiza siempre con la colaboración de las familias. Es más, son principalmente los padres que pertenecen al Opus Dei quienes promueven escuelas, clubs juveniles y otras iniciativas que puedan ser útiles a sus propios hijos: así sucede, por ejemplo, en tantas ciudades italianas. 

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