Su fuerza de ánimo apreciada por muchos
El insólito caso de las siamesas Britanny y Abby, dos vidas en un solo cuerpo...y un solo corazón
Unidas por el tórax y el abdomen, sus cabezas y columna vertebral están separadas. Pueden caminar, correr e incluso andar en bicicleta.
Corría el año 1811 cuando nacieron Chang y Eng Bunker, los gemelos más famosos de Siam (la actual Tailandia). No sólo compartían rasgos físicos sino también el mismo cuerpo. El origen geográfico del caso fue el que dio nombre a la palabra que pasó a definir situaciones médicas análogas: «siamés» (gemelo que nace unido por alguna parte de su cuerpo).
Britanny y Abby Hensel son otro caso más actual. Nacidas el 7 de marzo de 1990 en Minnesota, Estados Unidos, son dos vidas en un solo cuerpo. Unidas por el tórax y el abdomen, sus cabezas y columna vertebral están separadas. La parte troncal del cuerpo es, por lo demás, «ordinaria»: dos manos y dos pies que son manejados con muy buena coordinación por Abby y Britanny al grado de poder caminar, correr e incluso andar en bicicleta.
Cada una gestiona el lado del cuerpo donde está su cabeza. Se maquillan, van a la universidad, manejan el auto y tienen sus amigos. Un ejemplo de integración y reivindicación.
Pero hay características morales todavía más valiosas en estas jóvenes hermanas. Su fuerza de ánimo es reconocida y apreciada por muchos de sus conocidos y amigos. En otras palabras: dan motivaciones para vivir; han sabido transformar su realidad en una oportunidad de trabajo conjunto. No por nada suelen decir que no se imaginan separadas. Y quizá también por eso han sabido ir adelante.
En enero de 1990 Lisa Chamberlain, mamá de otros siameses, rehusó la invitación de los médicos para que abortase a sus bebés. «Para mí mis gemelos son un don de Dios, y nosotros estamos determinados a darles la oportunidad de vivir», declaró por entonces Lisa a un periódico inglés.
Las vidas de Abby y Britanny Hensel son un llamado a la conciencia de la sociedad. Hoy que se impide nacer a tantos seres humanos so pretexto de que sus vidas no tienen sentido, que no fueron deseados, que no son «normales»; el testimonio de las hermanas Hensel se ofrece como meditación ante el aborto y la selección humana. Y desde luego también como revaloración de una familia unida que, precisamente por estar unida, es capaz de ir adelante siempre.