¿Cuál es el motivo de la «alegría» del domingo «Laetare»? Sencilla catequesis del Papa en el Ángelus
El Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus donde habló de la “alegría” que se da en este domingo “laetare” de Cuaresma y para ello ha citado el Evangelio de este domingo. ¿Cuál es el motivo de la alegría?, preguntó el Santo Padre, que dijo que la respuesta en la Escritura: “Dios amó tanto al mundo que nos dio a su hijo único”.
De este modo, señaló que “este mensaje de gozoso es el corazón de la fe cristiana” y esta entrega de Dios a su propio hijo. Esto es lo que se desprende del diálogo entre Jesús y Nicodemo que se lee en el Evangelio de este domingo.
“Nicodemo esperaba al Mesías identificando como un hombre fuerte que juzgaría al mundo con poder. Jesús pone en crisis esta expectativa presentándose como Hijo del hombre exaltado en la cruz”, el Hijo de Dios enviado para la salvación, y la luz que siguen la verdad, agregó Francisco.
De este modo, quiso hablar de estos tres aspectos en los que se presenta Jesús: hijo del hombre, hijo de Dios y luz.
Acerca de su condición de Hijo del hombre, Francisco citó la lectura del domingo en la que Moisés eleva la serpiente, una alegoría de la cruz. Por ello, indicó que “Jesús fue levantado en la cruz y los que creen en Él son sanados del pecado y viven”.
Sobre su condición de Hijo de Dios, el Pontífice recalca que Dios amó tanto a los hombres hasta dar a su hijo, primero en la Encarnación y luego hasta la muerte. “Dios envía a su hijo al mundo no para condenarlo sino para que el mundo se salve por medio de Jesús, la misión de Jesús es misión de salvación, de salvación para todos”, señala.
Por último, Jesús se define como luz. “Vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas. La llegada de Jesús provoca una elección, quien elige las tinieblas va a un juicio de condenación, quien elige la luz va a un juicio de salvación”, aseguró desde el balcón.
Tal y como explicó, “el juicio es consecuencia de la libre elección” y recordó que “el mal siempre se esconde” mientras que quien “practica el bien llega a la luz, ilumina los caminos de la vida. Quien camina en la luz y se acerca a la luz no puede hacer otra cosa que buenas obras”.
De este modo, este es el compromiso al que “estamos llamados en Cuaresma”, que es –según Francisco- “acoger la luz en nuestra conciencia para abrir nuestros corazones al amor infinito de Dios, su bondad y su perdón”.
Y por último, el Papa insistió que no hay que olvidar que “Dios perdona siempre, si nosotros con humildad pedimos perdón, sólo pedir perdón y Él perdona. Así encontraremos el gozo verdadero y podremos alegrarnos del perdón de Dios que regenera y nos da vida”.