Francisco, en el Regina Coeli, invita desde hoy a realizar cada noche un breve examen de conciencia
En el Regina Coeli que presidió este domingo, el Papa Francisco recordó ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro el pasaje de los discípulos de Emaús, a los que Jesús ayudó -según explicó el Pontífice- a “releer” los hechos a la luz de la Palabra de Dios.
Según recoge Vatican News, Francisco subrayó la relevancia de releer la historia de cada uno junto a Jesús. Porque, según dijo, también nosotros, "como aquellos discípulos, podemos encontrarnos perdidos en medio de los acontecimientos, solos y sin certezas, con muchas preguntas y preocupaciones".
"El Evangelio de hoy nos invita a contarle todo a Jesús, con sinceridad, sin temer molestarlo, sin tener miedo de decir algo equivocado, sin avergonzarnos de lo que nos cuesta comprender", agregó.
De este modo, el Papa recalcó que sólo con la apertura al Señor Él puede “tomarnos de la mano, acompañarnos y volver a hacer que arda nuestro corazón”. Y por ello añadió: "También nosotros, como los discípulos de Emaús, estamos llamados a dialogar con Jesús, para que, al atardecer, Él se quede con nosotros".
Francisco propuso un buen modo para dialogar con Jesús: dedicar un tiempo, cada noche, a un breve examen de conciencia. Se trata de releer la jornada con Jesús, abrirle el corazón, llevarle las personas, las decisiones, los miedos, las caídas, las esperanzas, todo lo que sucedió, para aprender gradualmente a mirar las cosas con ojos diversos, con los suyos y no solo con los nuestros.
De este modo, aseguro que "así podremos revivir la experiencia de aquellos dos discípulos. Ante el amor de Cristo, incluso lo que nos parece fatigoso e inútil puede aparecer bajo otra luz: una cruz difícil de abrazar, la elección de perdonar una ofensa, una victoria no alcanzada, el cansancio del trabajo, la sinceridad que cuesta, las pruebas de la vida familiar"...
"Nos aparecerán -prosiguió- bajo una luz nueva, la del Crucificado Resucitado, que sabe transformar cada caída en un paso adelante. Pero para hacer esto es importante quitar las defensas: dejar tiempo y espacio a Jesús, no esconderle nada, llevarle las miserias, dejarse herir por su verdad, permitir que el corazón vibre con el aliento de su Palabra".
El Pontífice sugirió comenzar hoy dedicando esta noche un momento de oración durante el que preguntarnos: "¿Cómo ha sido mi jornada? ¿Cuáles han sido las alegrías, las tristezas, los fastidios, cómo fue, qué sucedió? ¿Cuáles han sido sus perlas de la jornada, quizá escondidas, por las que dar gracias? ¿Ha habido un poco de amor en lo que he hecho? ¿Y cuáles son las caídas, las tristezas, las dudas y los miedos que he de llevar a Jesús para que me abra vías nuevas, me conforte y me anime?".