En misa, el Papa, antiguo alumno salesiano, propone a San Juan Bosco como ejemplo de padre y maestro
San Juan Bosco (1815-1888), el sacerdote fundador de los salesianos, la mayor orden católica dedicada a la educación, es un modelo de padre y maestro que el Papa Francisco ha querido recomendar en la celebración de su día, en la misa de este jueves en la capilla de la Residencia Santa Marta.
Francisco conoce bien a este santo y su vida, porque el Papa argentino fue alumno de los salesianos en su adolescencia ha comentado en varias ocasiones que de ellos aprendió, por ejemplo, el amor a la Virgen María.
Por eso, en la homilía de este jueves tenía muchas cosas que comentar sobre el santo del día. “Ha mirado con los ojos de hombre, un hombre que es hermano y padre también, y ha dicho: ‘No, esto no puedo ir así’… Y se ha conmovido como hombre y como hombre ha comenzado a pensar caminos para hacer crecer a los jóvenes, para hacer madurar a los jóvenes. Caminos humanos”, explicó el Papa.
"Tenía la valentía de mirar con ojos de Dios"
Sobre el legado de don Bosco, el Santo Padre señaló que “después, ha tenido la valentía de mirar con ojos de Dios e ir hacia Dios y decir: ‘Hazme ver esto, esto es una injusticia… cómo se puede ir adelante con esto… Tú has creado esta gente para la plenitud y ellos son una verdadera tragedia…’. Y así, mirando la realidad con amor de padre -padre y maestro dice la liturgia de hoy- y mirando a Dios con ojos de mendigo que pide algo de luz, comenzó a ir hacia adelante”.
Además, el Papa recordó que el día de la ordenación de San Juan Bosco, su madre, una mujer humilde, campesina “que no había estudiado en la facultad de teología” le dijo: “hoy comenzarás a sufrir”. Quería ciertamente subrayar esta realidad porque si el hijo no se había dado cuenta que habría sufrimiento, quería decir que algo no iba bien.
Por ello, el Papa subrayó que para que el sacerdote pueda mirar la realidad “con ojos de hombre y con ojos de Dios” significa pasar “mucho tiempo delante al tabernáculo”.
"Fue a los jóvenes y les hizo jugar"
“Mirar así le ha hecho ver el camino, porque él no ha ido con el catecismo y el crucifijo solamente ‘hagan esto…’ los jóvenes le habrían dicho: ‘buenas noches, nos vemos mañana’. No, no: él fue cerca de ellos, con su vivacidad. Les hizo jugar, en grupo, como hermanos… ha ido, ha caminado con ellos, ha sentido con ellos, ha visto con ellos, ha llorado con ellos y los ha llevado hacia adelante, así. El sacerdote que mira humanamente a la gente, que siempre está a la mano”, afirmó.
No empleados o funcionarios
Posteriormente, el Papa insistió en que los sacerdotes no deben ser funcionarios o empleados que reciben, por ejemplo, de las 3pm a las 5.30pm. “Tenemos tantos funcionarios, buenos, que hacen su tarea, como lo deben hacer los funcionarios. Pero el sacerdote no es un funcionario, no puede serlo”, remarcó.
En esta línea, el Santo Padre exhortó a mirar con ojos de hombre para tener “la sabiduría de entender que son tus hijos, tus hermanos. Y después, tener la valentía de ir a luchar allí: el sacerdote es uno que lucha con Dios”, dijo.
Sin embargo, el Papa Francisco advirtió que “siempre existe el riesgo de mirar demasiado lo humano y nada lo divino, o demasiado lo divino y nada lo humano” pero aseguró que “si no arriesgamos en la vida no haremos nada”.
"La señal de que un sacerdote va bien es la alegría"
De este modo, el Pontífice agradeció a Dios por “habernos dado” a San Juan Bosco que desde niño inició a trabajar, sabía qué era ganarse el pan de cada día y había entendido qué era la piedad “cuál era la verdadera verdad”.
“¿Y cuál es la señal de que un sacerdote va bien, mirando la realidad con los ojos de hombre y con los ojos de Dios? La alegría. La alegría. Cuando un sacerdote no encuentra la alegría dentro, que se detenga inmediatamente y se pregunte por qué”, dijo el Papa.
Al finalizar, el Papa recordó que “la alegría de don Bosco es conocida: es el maestro de la alegría ¿eh? Porque él hacía alegrarse a los otros y se alegraba él mismo. Y sufría él mismo. Pidamos al Señor, por la intercesión de don Bosco, hoy, la gracia de que nuestros sacerdotes sean alegres: alegres porque tienen el verdadero sentido de mirar las cosas de la pastoral, el pueblo de Dios con ojos de hombre y con ojos de Dios”, concluyó.