Eutanasia: una entrada en vigor kafkiana

Dijimos desde un principio que los tres meses que contemplaba la ley de eutanasia para su entrada en vigor eran claramente insuficientes. El tiempo nos está dando la razón. Solo cabe esperar que un recurso de inconstitucionalidad y una actuación eficaz del Tribunal Constitucional ante el mismo (en la línea de dictar la suspensión de su entrada en vigor hasta que dicho recurso se sustancie) puedan traer algo de serenidad y mesura a este sinsentido. Todavía no disponemos del manual de buenas prácticas que sirva para orientar la correcta puesta en práctica de esta ley, contemplado en la disposición adicional sexta, que ha de aprobar el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, ni de los protocolos correspondientes. ¿Qué esperan, al día anterior a su entrada en vigor, para aprobarlo, publicarlo y que los que van a tener que aplicar la eutanasia o el suicidio médicamente asistido lo lean de madrugada?

La ley contempla la creación en cada autonomía de una comisión de garantía y evaluación que vele -como su propio nombre indica- por la adecuada implementación de la norma y dictamine en los casos en que exista discrepancia entre los diversos actores involucrados. Solo el País Vasco y Baleares la han constituido. Ya sé que la ley dice que deberá crearse y constituirse en el plazo de tres meses a contar desde su entrada en vigor y que aún hay tiempo. Pero esto no tiene ni pies ni cabeza por cuanto, según el artículo 10, compete a esta comisión comprobar si concurren los requisitos y condiciones establecidos para el correcto ejercicio del derecho a solicitar y recibir la prestación de ayuda para morir. Si el día 25 alguien pide esta prestación, ¿quién va a verificar? No me extraña que el mundo sanitario esté preocupado, nervioso y -me permito decir- cabreado ante la situación que se está generando. Porque, además, todo esto se da en una situación marcada por la pandemia y en puertas de las vacaciones de verano del personal sanitario (que en circunstancias ordinarias ya tensiona el sistema). En fin, leamos a Kafka y a Valle-Inclán para entender tanto disparate.

Publicado en La Voz de Galicia.