Onofre e Icíar, pioneros en San Sebastián
Munilla abre camino y encarga a un matrimonio dedicarse a evangelizar a tiempo completo
En Estados Unidos y en algunos países hispanoamericanos es más frecuente, pero en España es insólito que un matrimonio colabore de cerca con su obispo para evangelizar. Son de Vitoria e inician su nueva etapa en San Sebastián.
Los lectores de ReligionEnLibertad que sigan el blog de Tote Barrera reconocerán uno sus temas clave: la necesidad de apoyar económicamente a algunos laicos para que se dediquen a la evangelización con más profesionalidad y eficacia. En uno de sus artículos lo explicaba así:
"Es muy difícil encontrar laicos liberados", decía Tote Barrera. Así que, una vez encontrados, vale la pena conocerlos.
Un origen carismático
Onofre tuvo su experiencia de conversión y su encuentro personal con Cristo en 1992, en un Seminario de Vida en el Espíritu para jóvenes, también llamado "de las siete semanas", la herramienta básica de evangelización en la Renovación Carismática Católica. Icíar por entonces acudía a un grupo carismático distinto.
Aunque los dos eran de Vitoria, se conocieron en una Pascua juvenil en otra ciudad. Desde 1997, los dos están comprometidos en Señorío de Jesús, una comunidad de alianza de laicos, que tiene unos 70 miembros incluyendo a los niños. Y en 1998 se casaron.
Grupo grande, grupo pequeño, diezmo
Onofre explica cómo funciona Señorío de Jesús, que sigue el sistema de comunidades de Espada del Espíritu, una plataforma con más de 70 comunidades carismáticas en todo el mundo.
"Hay tres niveles de compromiso: dos años para un conocimiento inicial; después un compromiso en camino, de cinco o seis años, para madurar. Después de eso, un compromiso de por vida. Todos los compromisos obligan a lo mismo: oración diaria, reunión semanal de grupo pequeño o célula o grupo de vida (suelen ser grupos de 6 o 7 personas del mismo sexo y estado de vida). Y una asamblea de oración semanal de toda la comunidad, los 60 o 70. Es una oración de estilo carismático, con alabanza, oración por enfermos, testimonios y enseñanzas o predicaciones. Además, los miembros pagamos un diezmo: un 10% de nuestros ingresos. De ahí salen varias partidas: gastos para actividades evangelizadoras; partidas para Cáritas, que estamos aumentando; partidas de apoyo al obispado; y también para apoyar a las familias de la comunidad en apuros".
Cuando no llegan los niños
"Mi proyecto, al casarme, era tener niños", explica Icíar. "Siempre había entrado en mis planes. Soy muy niñera, me encantan. Y en la comunidad ves muchos niños, ves a la gente de tu edad que van teniendo hijos... Y se refuerza ese anhelo, claro. Pero los niños no llegaron. Y descubrimos que el Señor quería otra cosa para nuestra vida. Le dije: ´Si no soy madre, será que me quieres dando fruto en otra cosa".
"Desde hace muchos años nos han inspirado Aquila y Priscila, ese matrimonio que ayuda a San Pablo en Hechos de los Apóstoles", explica Onofre. "Ellos eran un apostolado en equipo, unidos como matrimonio. A otros matrimonios cristianos sin niños les diría que Dios se mueve, que necesita obreros, que la misión es urgente... Pero al final, todo debe surgir desde una oración de intimidad con Dios".
Aprendiendo a evangelizar
Durante años Onofre e Icíar se han volcado en la evangelización. Primero, con las herramientas habituales de una comunidad carismática de alianza: retiros, formación de líderes, seminarios carismáticos, etc... Después viajaron y exploraron lo que se ofrecía en otros países, empezando por los encuentros de nueva evangelización del obispo Dominique Rey en Toulon, Francia.
"Viajando hemos visto métodos de evangelizar en la calle, nuevas formas de hacer noches de adoración, la propuesta de Una Luz en la Noche de Sentinelle del Mattino... todo está más orientado a salir a la calle, a ir a buscar al alejado, que no vendrá por sí solo a la parroquia. Ambas cosas se deben complementar: el salir y el acoger; y compaginar las tres etapas: el anuncio, la formación y el acompañar", detalla Onofre.
Munilla, ideas claras
Ahí es donde encaja el obispo José Ignacio Munilla. "Él quiere desarrollar la Nueva Evangelización y sacarla a la calle. Tiene ideas muy claras. Quiere hacer cosas nuevas, sin dejar las que ya funcionan. ¿Cómo será nuestro día a día? Viviremos en un centro diocesano que acoge retiros diurnos, encuentros de oración, de pastoral familiar, etc... Llevaremos la casa y acogeremos. Conoceremos la diócesis, en la que somos nuevos, y también nos irán conociendo. El obispo nos presentó en su consejo presbiterial y diocesano como un matrimonio llamado a evangelizar. Tenemos algunas ideas, pero antes hay que conocer la realidad a la que llegas, claro. Nos gusta mucho el proyecto de Sentinelle del Mattino porque toca muchas cosas: grupos de célula, evangelizacion en la calle, adoración, las tres etapas de jóvenes (kerygma, acompañamiento y formación) de forma muy acertada. Nos gusta mucho. Iremos viendo lo que encaja en la diócesis", explica Onofre.
"Id y haced discípulos"
Sobre la Nueva Evangelización, Onofre ve claro el punto de partida: "nadie da lo que no tiene, hay que estar apasionado por Cristo; sin eso no hay evangelización. No puede evangelizar quien no está evangelizado. Hay peritos en teología, que son como decía Jesús a Nicodemo: son maestros de Israel pero no han nacido de nuevo. Esta época ya no es de cristiandad. El dicasterio de Nueva Evangelización es profético, en este sentido. Hay que salir del mero mantenimiento, no hay que esperar a que vengan las personas sino ir a buscarles. Es el gran mandato de Jesús: id, y predicad; id y hacer discípulos".
Comunidad es comprometerse
Otro aspecto claro, para Onofre, es el papel de los laicos y de las comunidades. "Ser comunidad es comprometerse con Cristo, haber sido discípulo y convertirte en apóstol; compartir lo que has vivido con alegría, no con mediocridad, porque si conoces a Cristo no es posible la mediocridad. La Iglesia , ha de aprovechar todos sus carismas, igual que un cuerpo usa todos sus miembros. Y eso incluye a los laicos. Juan Pablo II insistió en el papel de los laicos, y antes, en la Evangelium Nuntiandii, ya hablaba de laicos al servicio de la evangelización junto a su obispo".
"Cuando se trata de encontrar gente que dé todo su tiempo, sus fuerzas y energías por el Evangelio, es muy difícil encontrar laicos liberados por la simple razón de que no se cae en la cuenta de que hace falta sostenerlos y no pueden vivir del aire. [...] Uno se da cuenta de que en la Iglesia actual no existe una cultura de pagar a los agentes de pastoral que no sean el sacerdote o el religioso de turno. [...] El problema es que no se invierte en quienes podrían cambiar las tornas de la evangelización en España. En los informes económicos no se habla de apoyar proyectos de evangelización pura y dura, sostenibles y perdurables en el tiempo, más allá de un evento en concreto como son las jornadas mundiales de la juventud. Simplemente falta cultura para ello, y se gasta un montón de energías en patrimonio, en sacramentos, educación, caridad, promoción social, sin apenas dedicar nada a quienes podrían hacer una labor que atrajera gente a la Iglesia".
Pero hay en España nuevos obispos con nuevas mentalidades que exploran las posibilidades de la Nueva Evangelización, y uno de ellos es José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, que acaba de encargar a Onofre Sousa y a su esposa Icíar, originarios de Vitoria, que se dediquen a tiempo completo a la evangelización en la diócesis donostiarra"Es muy difícil encontrar laicos liberados", decía Tote Barrera. Así que, una vez encontrados, vale la pena conocerlos.
Un origen carismático
Onofre tuvo su experiencia de conversión y su encuentro personal con Cristo en 1992, en un Seminario de Vida en el Espíritu para jóvenes, también llamado "de las siete semanas", la herramienta básica de evangelización en la Renovación Carismática Católica. Icíar por entonces acudía a un grupo carismático distinto.
Aunque los dos eran de Vitoria, se conocieron en una Pascua juvenil en otra ciudad. Desde 1997, los dos están comprometidos en Señorío de Jesús, una comunidad de alianza de laicos, que tiene unos 70 miembros incluyendo a los niños. Y en 1998 se casaron.
Grupo grande, grupo pequeño, diezmo
Onofre explica cómo funciona Señorío de Jesús, que sigue el sistema de comunidades de Espada del Espíritu, una plataforma con más de 70 comunidades carismáticas en todo el mundo.
"Hay tres niveles de compromiso: dos años para un conocimiento inicial; después un compromiso en camino, de cinco o seis años, para madurar. Después de eso, un compromiso de por vida. Todos los compromisos obligan a lo mismo: oración diaria, reunión semanal de grupo pequeño o célula o grupo de vida (suelen ser grupos de 6 o 7 personas del mismo sexo y estado de vida). Y una asamblea de oración semanal de toda la comunidad, los 60 o 70. Es una oración de estilo carismático, con alabanza, oración por enfermos, testimonios y enseñanzas o predicaciones. Además, los miembros pagamos un diezmo: un 10% de nuestros ingresos. De ahí salen varias partidas: gastos para actividades evangelizadoras; partidas para Cáritas, que estamos aumentando; partidas de apoyo al obispado; y también para apoyar a las familias de la comunidad en apuros".
Cuando no llegan los niños
"Mi proyecto, al casarme, era tener niños", explica Icíar. "Siempre había entrado en mis planes. Soy muy niñera, me encantan. Y en la comunidad ves muchos niños, ves a la gente de tu edad que van teniendo hijos... Y se refuerza ese anhelo, claro. Pero los niños no llegaron. Y descubrimos que el Señor quería otra cosa para nuestra vida. Le dije: ´Si no soy madre, será que me quieres dando fruto en otra cosa".
"Desde hace muchos años nos han inspirado Aquila y Priscila, ese matrimonio que ayuda a San Pablo en Hechos de los Apóstoles", explica Onofre. "Ellos eran un apostolado en equipo, unidos como matrimonio. A otros matrimonios cristianos sin niños les diría que Dios se mueve, que necesita obreros, que la misión es urgente... Pero al final, todo debe surgir desde una oración de intimidad con Dios".
Aprendiendo a evangelizar
Durante años Onofre e Icíar se han volcado en la evangelización. Primero, con las herramientas habituales de una comunidad carismática de alianza: retiros, formación de líderes, seminarios carismáticos, etc... Después viajaron y exploraron lo que se ofrecía en otros países, empezando por los encuentros de nueva evangelización del obispo Dominique Rey en Toulon, Francia.
"Viajando hemos visto métodos de evangelizar en la calle, nuevas formas de hacer noches de adoración, la propuesta de Una Luz en la Noche de Sentinelle del Mattino... todo está más orientado a salir a la calle, a ir a buscar al alejado, que no vendrá por sí solo a la parroquia. Ambas cosas se deben complementar: el salir y el acoger; y compaginar las tres etapas: el anuncio, la formación y el acompañar", detalla Onofre.
Munilla, ideas claras
Ahí es donde encaja el obispo José Ignacio Munilla. "Él quiere desarrollar la Nueva Evangelización y sacarla a la calle. Tiene ideas muy claras. Quiere hacer cosas nuevas, sin dejar las que ya funcionan. ¿Cómo será nuestro día a día? Viviremos en un centro diocesano que acoge retiros diurnos, encuentros de oración, de pastoral familiar, etc... Llevaremos la casa y acogeremos. Conoceremos la diócesis, en la que somos nuevos, y también nos irán conociendo. El obispo nos presentó en su consejo presbiterial y diocesano como un matrimonio llamado a evangelizar. Tenemos algunas ideas, pero antes hay que conocer la realidad a la que llegas, claro. Nos gusta mucho el proyecto de Sentinelle del Mattino porque toca muchas cosas: grupos de célula, evangelizacion en la calle, adoración, las tres etapas de jóvenes (kerygma, acompañamiento y formación) de forma muy acertada. Nos gusta mucho. Iremos viendo lo que encaja en la diócesis", explica Onofre.
"Id y haced discípulos"
Sobre la Nueva Evangelización, Onofre ve claro el punto de partida: "nadie da lo que no tiene, hay que estar apasionado por Cristo; sin eso no hay evangelización. No puede evangelizar quien no está evangelizado. Hay peritos en teología, que son como decía Jesús a Nicodemo: son maestros de Israel pero no han nacido de nuevo. Esta época ya no es de cristiandad. El dicasterio de Nueva Evangelización es profético, en este sentido. Hay que salir del mero mantenimiento, no hay que esperar a que vengan las personas sino ir a buscarles. Es el gran mandato de Jesús: id, y predicad; id y hacer discípulos".
Comunidad es comprometerse
Otro aspecto claro, para Onofre, es el papel de los laicos y de las comunidades. "Ser comunidad es comprometerse con Cristo, haber sido discípulo y convertirte en apóstol; compartir lo que has vivido con alegría, no con mediocridad, porque si conoces a Cristo no es posible la mediocridad. La Iglesia , ha de aprovechar todos sus carismas, igual que un cuerpo usa todos sus miembros. Y eso incluye a los laicos. Juan Pablo II insistió en el papel de los laicos, y antes, en la Evangelium Nuntiandii, ya hablaba de laicos al servicio de la evangelización junto a su obispo".
Después de muchos años "evangelizando a tiempo parcial", Onofre e Icíar van a dedicarse a ello "full time" y en colaboración cercana con un obispo apasionado. "Estamos muy ilusionados, pero también un poquito asustados", reconocen. Es como casarse, o como crecer: un paso más.
Cuentan su visión de las cosas en su web: www.aquilaypriscila.es
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