Se explicó en Manresa y ya se usa en España
Una luz en la noche: el método de evangelización callejera de Sentinelle del Mattino
Los métodos de Sentinelle del Mattino son aplicables en cualquier parroquia, grupo o movimiento. El de Luz en la Noche funciona mejor con jóvenes, pero en realidad es una invitación a cualquier viandante a pasar por un templo donde "Jesús te espera y te quiere hablar".
Andrea Brugnoli, sacerdote de la diócesis de Verona (Italia) que puso en marcha las iniciativas de Sentinelle del Mattino (www.sentinelledelmattino.org) en 2002, presentó el 7 de enero en el Congreso de Nueva Evangelización de Manresa el método "Una luz en la noche" para evangelizar en las calles.
En el taller participaron unas 70 personas, aunque a la hora de salir a la calle a evangelizar en parejas unos 20 asistentes, todos mayores de 35 años, se "escabulleron" con comentarios del tipo "yo estoy mayor para esto" o "ya lo hice cuando era joven" o "qué frío hace ahí fuera"... los otros 50, menores de esa edad, salieron a las calles. "Claro que da miedo salir a la calle a evangelizar, pero los chicos lo hacen por Jesús", explica el sacerdote italiano.
Brugnoli insiste en que Sentinelle del Mattino no es un movimiento ni él un fundador ("los chicos en Sentinelle no van por ahí citando mis libros o hablando de mí", nos comenta) sino que es un conjunto de métodos que cualquier parroquia, movimiento o carisma puede emplear si antes entrena un poco a los evangelizadores, por lo general jóvenes.
"Una luz en la noche" es un método que requiere cuatro equipos de personas:
1) Los que salen a la calle: de dos en dos, invitan a los viandantes a acudir a la iglesia o capilla donde estará el Santísimo expuesto
2) Los que reciben en la entrada del templo: personas de indudable carisma acogedor, sonrientes, agradables... ¡gruñones abstenerse!
3) Los que animan la oración ante el Santísimo: música, ambientación, predicación breve, sacerdotes que confiesen...
4) Los que han intercedido o están intercediendo en oración por esa noche
Equipos según sus dones
En teoría, el responsable (por ejemplo el párroco, o un sacerdote) conoce a los evangelizadores, y según sus dones y capacidades los distribuye en un equipo u otro. Es absurdo poner a una persona refunfuñona a acoger, cuando a lo mejor es un magnífico teclista o guitarrista que con su música llevará a todos a la adoración.
Los que salen a la calle van en parejas, no solos ni en grupos. También Jesús los enviaba de dos en dos. Eso favorece que su trato con cada viandante sea personal, no grupal. Normalmente, mientras uno habla, el otro reza en silencio.
Hablar con los de igual edad
Los evangelizadores callejeros detienen a gente de su edad, a personas que no estén atareadas, personas que estén solas o en pareja. No abordan a grupos "porque el anuncio debe ser personal". Les entregan una tarjeta u octavilla, que es sobre todo una excusa para romper el hielo, pero que no es irrelevante: la tarjeta puede incluir una frase ("Dios te ama y te perdona", por ejemplo) y una web o dirección de contacto, o el horario de un encuentro.
Los evangelizadores hablan a los viandantes con palabras sencillas. Las palabras "adoración eucarística" o "exposición del Santísimo Sacramento" NO son sencillas, sino eclesiales y complicadas, y la gente de la calle, alejada de la Iglesia, no las comprende. Tampoco hay que perder tiempo explicando "somos evangelizadores de tal movimiento...". "No hablamos de nosotros: hablamos de que Jesús ama a la persona", explica Brugnoli.
Una invitación sencilla y eficaz sería así: "esta noche, la iglesia de Tal está abierta, y Jesús te espera; Él te ama, y quiere encontrarse contigo, la iglesia estará abierta por ti".
Escuchar, una pregunta y un breve testimonio
Dicho esto, es probable que el viandante responda. Puede que tenga quejas contra Dios, o contra la Iglesia, o contra la vida en general. Los evangelizadores han de escuchar con atención sincera y responder con una pregunta, pero solo con una. Ha de ser una pregunta abierta (no de "sí o no"), que haga hablar al viandante y muestre que el tema es interesante para los evangelizadores. Éstos pueden preguntar: "¿qué piensas -o qué sientes- acerca de esta invitación?" o "¿por qué piensas que no es interesante?" o, si dice que no cree en Jesús o en Dios, se puede preguntar "¿en qué crees?"
Después de escuchar con atención y respeto a la persona, los evangelizadores no responden con un debate o una polémica: no hablan de la Inquisición, la moral sexual, el "dinero de los curas" o cualquier otro tema polémico. ¡No hay tiempo para tratar con seriedad ninguno de estos temas en la calle!
Su respuesta debe ser: 1) dar un brevísimo testimonio personal ("entiendo lo que dices; mi experiencia es que Dios hizo tal cosa por mí y lo viví así y asá") y 2) recordar la invitación ("¿por qué no te pasas esta noche por la capilla? Jesús estará encantado de escuchar todo lo que quieras decirle").
Por último, incluso si la persona asegura que no irá, se le puede decir: "si quieres, podemos rezar por ti esta noche, aunque no vengas". (Hoy muchas cosas se pueden comprar con facilidad, pero para las personas jóvenes alejadas de Dios, que otros jóvenes se ofrezcan a rezar por uno les resulta novedoso, algo que no se adquiere en El Corte Inglés ni con un vale del FNAC).
Sentinelle del Mattino insiste en que nadie (ni los evangelizadores, ni los acogedores) han de hablar de "lo que la persona debe hacer". No pueden decir "has de ir y has de confesarte y si no pones en riesgo tu alma". Ni tampoco "has de responder al amor de Dios". Los evangelizadores (en este formato) sólo hablan: 1) de lo que Dios está haciendo por la persona ("Él te ama, Él te está esperando, Él te escucha, Él te comprende") y muy brevemente de lo que Dios ha hecho ya en la vida del evangelizador ("a mí Dios me enseñó que...")
Rezar antes, durante y después
Las parejas, antes de salir a la calle, rezan (por lo general, una hora de Adoración y alguna oración o bendición de envío), también rezan en la calle (dos segundos antes de cada viandante) y rezan por la noche, presentando a Dios a todas las personas que han conocido en las calles.
El Santísimo está expuesto con velas y flores, quizá también con iconos y telas hermosas, que den sensación cálida y acogedora y hermosa. Se recomienda que el templo esté a oscuras, con velitas indicando el camino hacia el altar (y quizá a donde se confiese). Hay un solo foco de luz: hacia el Santísimo. Él es la "luz en la noche".
El equipo de acogida puede recibir a los viandantes que se asomen invitándoles a poner una vela frente al altar, a sentarse y quedarse tanto rato como quieran, o a escribir cualquier cosa por la que pidan oración y poner su petición en una cesta frente al altar. A lo mejor basta con que pongan unos nombres: su nombre y el de la gente por la que piden a Jesús. Los de acogida pueden dar también alguna tarjeta invitando a actos de la parroquia o del grupo adecuados para alejados, o con datos de contacto.
La música ha de invitar a la oración y contemplación, pero a la vez ha de ser adecuada a la edad del público al que va dirigido. Los jóvenes son los que mejor entienden la música que atraerá a otros jóvenes.
En el taller de Manresa, con participantes de ambientes muy diversos, los evangelizadores salieron a la calle después de cantar un tema de Taizé ("El Senyor és la meva força", hay versión en varios idiomas pero parece que no en español). El padre Brugnoli pidió además la intercesión de la Virgen y de San Ignacio, tan ligado a Manresa.
Ningún incidente
"On ens hem ficat!" ("dónde nos hemos metido"), decía una pareja de evangelizadores jóvenes y novatos mientras salían a recorrer la calle. Pero no se reportó ningún incidente serio: todas las parejas volvieron sin problemas, y por la noche algunas personas invitadas se acercaron a la Adoración en la gran parroquia de Cristo Rey.
Este método de "Una luz en la noche" hace años que se emplea en Italia y Francia, y hace algunos meses que lo emplea el grupo Kerygma en la diócesis de Alcalá de Henares (ver sus experiencias y fotos en http://kerygmadiocesisalcala.blogspot.com).
En el taller participaron unas 70 personas, aunque a la hora de salir a la calle a evangelizar en parejas unos 20 asistentes, todos mayores de 35 años, se "escabulleron" con comentarios del tipo "yo estoy mayor para esto" o "ya lo hice cuando era joven" o "qué frío hace ahí fuera"... los otros 50, menores de esa edad, salieron a las calles. "Claro que da miedo salir a la calle a evangelizar, pero los chicos lo hacen por Jesús", explica el sacerdote italiano.
Brugnoli insiste en que Sentinelle del Mattino no es un movimiento ni él un fundador ("los chicos en Sentinelle no van por ahí citando mis libros o hablando de mí", nos comenta) sino que es un conjunto de métodos que cualquier parroquia, movimiento o carisma puede emplear si antes entrena un poco a los evangelizadores, por lo general jóvenes.
"Una luz en la noche" es un método que requiere cuatro equipos de personas:
1) Los que salen a la calle: de dos en dos, invitan a los viandantes a acudir a la iglesia o capilla donde estará el Santísimo expuesto
2) Los que reciben en la entrada del templo: personas de indudable carisma acogedor, sonrientes, agradables... ¡gruñones abstenerse!
3) Los que animan la oración ante el Santísimo: música, ambientación, predicación breve, sacerdotes que confiesen...
4) Los que han intercedido o están intercediendo en oración por esa noche
Equipos según sus dones
En teoría, el responsable (por ejemplo el párroco, o un sacerdote) conoce a los evangelizadores, y según sus dones y capacidades los distribuye en un equipo u otro. Es absurdo poner a una persona refunfuñona a acoger, cuando a lo mejor es un magnífico teclista o guitarrista que con su música llevará a todos a la adoración.
Los que salen a la calle van en parejas, no solos ni en grupos. También Jesús los enviaba de dos en dos. Eso favorece que su trato con cada viandante sea personal, no grupal. Normalmente, mientras uno habla, el otro reza en silencio.
Hablar con los de igual edad
Los evangelizadores callejeros detienen a gente de su edad, a personas que no estén atareadas, personas que estén solas o en pareja. No abordan a grupos "porque el anuncio debe ser personal". Les entregan una tarjeta u octavilla, que es sobre todo una excusa para romper el hielo, pero que no es irrelevante: la tarjeta puede incluir una frase ("Dios te ama y te perdona", por ejemplo) y una web o dirección de contacto, o el horario de un encuentro.
Los evangelizadores hablan a los viandantes con palabras sencillas. Las palabras "adoración eucarística" o "exposición del Santísimo Sacramento" NO son sencillas, sino eclesiales y complicadas, y la gente de la calle, alejada de la Iglesia, no las comprende. Tampoco hay que perder tiempo explicando "somos evangelizadores de tal movimiento...". "No hablamos de nosotros: hablamos de que Jesús ama a la persona", explica Brugnoli.
Una invitación sencilla y eficaz sería así: "esta noche, la iglesia de Tal está abierta, y Jesús te espera; Él te ama, y quiere encontrarse contigo, la iglesia estará abierta por ti".
Escuchar, una pregunta y un breve testimonio
Dicho esto, es probable que el viandante responda. Puede que tenga quejas contra Dios, o contra la Iglesia, o contra la vida en general. Los evangelizadores han de escuchar con atención sincera y responder con una pregunta, pero solo con una. Ha de ser una pregunta abierta (no de "sí o no"), que haga hablar al viandante y muestre que el tema es interesante para los evangelizadores. Éstos pueden preguntar: "¿qué piensas -o qué sientes- acerca de esta invitación?" o "¿por qué piensas que no es interesante?" o, si dice que no cree en Jesús o en Dios, se puede preguntar "¿en qué crees?"
Después de escuchar con atención y respeto a la persona, los evangelizadores no responden con un debate o una polémica: no hablan de la Inquisición, la moral sexual, el "dinero de los curas" o cualquier otro tema polémico. ¡No hay tiempo para tratar con seriedad ninguno de estos temas en la calle!
Su respuesta debe ser: 1) dar un brevísimo testimonio personal ("entiendo lo que dices; mi experiencia es que Dios hizo tal cosa por mí y lo viví así y asá") y 2) recordar la invitación ("¿por qué no te pasas esta noche por la capilla? Jesús estará encantado de escuchar todo lo que quieras decirle").
Por último, incluso si la persona asegura que no irá, se le puede decir: "si quieres, podemos rezar por ti esta noche, aunque no vengas". (Hoy muchas cosas se pueden comprar con facilidad, pero para las personas jóvenes alejadas de Dios, que otros jóvenes se ofrezcan a rezar por uno les resulta novedoso, algo que no se adquiere en El Corte Inglés ni con un vale del FNAC).
Sentinelle del Mattino insiste en que nadie (ni los evangelizadores, ni los acogedores) han de hablar de "lo que la persona debe hacer". No pueden decir "has de ir y has de confesarte y si no pones en riesgo tu alma". Ni tampoco "has de responder al amor de Dios". Los evangelizadores (en este formato) sólo hablan: 1) de lo que Dios está haciendo por la persona ("Él te ama, Él te está esperando, Él te escucha, Él te comprende") y muy brevemente de lo que Dios ha hecho ya en la vida del evangelizador ("a mí Dios me enseñó que...")
Rezar antes, durante y después
Las parejas, antes de salir a la calle, rezan (por lo general, una hora de Adoración y alguna oración o bendición de envío), también rezan en la calle (dos segundos antes de cada viandante) y rezan por la noche, presentando a Dios a todas las personas que han conocido en las calles.
El Santísimo está expuesto con velas y flores, quizá también con iconos y telas hermosas, que den sensación cálida y acogedora y hermosa. Se recomienda que el templo esté a oscuras, con velitas indicando el camino hacia el altar (y quizá a donde se confiese). Hay un solo foco de luz: hacia el Santísimo. Él es la "luz en la noche".
El equipo de acogida puede recibir a los viandantes que se asomen invitándoles a poner una vela frente al altar, a sentarse y quedarse tanto rato como quieran, o a escribir cualquier cosa por la que pidan oración y poner su petición en una cesta frente al altar. A lo mejor basta con que pongan unos nombres: su nombre y el de la gente por la que piden a Jesús. Los de acogida pueden dar también alguna tarjeta invitando a actos de la parroquia o del grupo adecuados para alejados, o con datos de contacto.
La música ha de invitar a la oración y contemplación, pero a la vez ha de ser adecuada a la edad del público al que va dirigido. Los jóvenes son los que mejor entienden la música que atraerá a otros jóvenes.
En el taller de Manresa, con participantes de ambientes muy diversos, los evangelizadores salieron a la calle después de cantar un tema de Taizé ("El Senyor és la meva força", hay versión en varios idiomas pero parece que no en español). El padre Brugnoli pidió además la intercesión de la Virgen y de San Ignacio, tan ligado a Manresa.
Ningún incidente
"On ens hem ficat!" ("dónde nos hemos metido"), decía una pareja de evangelizadores jóvenes y novatos mientras salían a recorrer la calle. Pero no se reportó ningún incidente serio: todas las parejas volvieron sin problemas, y por la noche algunas personas invitadas se acercaron a la Adoración en la gran parroquia de Cristo Rey.
Este método de "Una luz en la noche" hace años que se emplea en Italia y Francia, y hace algunos meses que lo emplea el grupo Kerygma en la diócesis de Alcalá de Henares (ver sus experiencias y fotos en http://kerygmadiocesisalcala.blogspot.com).
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