Después de peregrinar con el bastón de Santa Teresa por 30 países, Antonio González se va a Timor
Durante este V Centenario de Santa Teresa de Jesús, los carmelitas tuvieron la idea de tomar el famoso bastón de la santa, el que le acompañó en las fundaciones por los caminos de la España de su tiempo, y hacer que recorriera el mundo. Fue el “Camino de Luz”, una peregrinación que desde el 15 de octubre de 2014 llevó el bastón a 30 países en los 5 continentes.
Los 4 peregrinos que hicieron posible el Camino de Luz estaban liderados por el padre Antonio González. El religioso estuvo además al frente de la secretaría de la Orden para el V Centenario, implicado directamente en el Encuentro Internacional Teresiano y en el Encuentro Europeo de jóvenes en Ávila.
Hoy este sacerdote carmelita tiene ya un destino misionero: la nueva misión de Timor Este. Los carmelitas descalzos le han hecho una pequeña entrevista antes de partir.
- P. Antonio, ¿qué te ha hecho tomar esta decisión? ¿Es un paréntesis o una vocación este nuevo destino en Timor Este?
-En realidad, ya entré en la Orden con el deseo de ir a misiones, y esta vocación misionera creció con la experiencia que viví en el Congo hace 20 años. Para mí, esa vocación significa también disponibilidad para responder a lo que se me fuera pidiendo en cada momento. Cuando (hace unos cinco años) empezó a esbozarse la fundación en Timor y pidieron voluntarios para ir, me pareció un proyecto muy hermoso, y o me ofrecí para ello. Ahora, por fin, está realizándose.
- ¿Qué sabes de la misión en su estado actual? ¿Qué esperas encontrarte? ¿Qué disposición te anima?
-Timor es un pequeño país, situado entre Indonesia y Australia, con mayoría de católicos, y una pequeña presencia de las carmelitas descalzas. Vamos para implantar el Carmelo masculino en esta realidad, así que estamos dando casi los primeros pasos. Digo casi, porque ya se han recibido y vocaciones timorenses, de hecho vamos a formar la primera comunidad dos frailes timorenses ya ordenados, otro en período de formación, y yo. Eso significa que ya hay un camino iniciado de adaptación a la cultura y la realidad de aquel país. Voy a Timor con disposición de apertura, para acoger la realidad de sus gentes, su sensibilidad y la realidad que viven; para aprender con ellos qué significa ser carmelita allí; para servir, desde el carisma y la espiritualidad del Carmelo, a esta Iglesia.
- ¿Qué mensaje dejas a los jóvenes y menos jóvenes con respecto a las misiones?
-El impulso misionero es fundamental en la vida de la Iglesia y en la vida del cristiano. Responde a la llamada de Jesús: «Id y anunciad la Buena Noticia a toda la creación». En el Evangelio hay algo que sólo podemos comprender cuando nos implicamos en anunciarlo y hacerlo presente en el mundo. Y, por otra parte, la Iglesia sólo estará completa cuando sepa decir y vivir el Evangelio en todas las lenguas, en todas las culturas, desde todas las realidades humanas.
»Las iglesias de los países con larga tradición cristiana (ahora necesitados de nueva evangelización) y las jóvenes iglesias de los que llamamos países de misión se necesitan mutuamente, se ayudan mutuamente a crecer. Es necesario por ello implicarnos vitalmente en la misión, en la que es necesaria donde estamos, y también en el compartir con esas iglesias jóvenes que necesitan ayuda y a la vez tienen mucha vida e iniciativa que comunicar.
En el vídeo, los peregrinos muestran el bastón de Santa Teresa al Papa Francisco que pregunta: "¿La vieja andaba con esto?"
Los 4 peregrinos que hicieron posible el Camino de Luz estaban liderados por el padre Antonio González. El religioso estuvo además al frente de la secretaría de la Orden para el V Centenario, implicado directamente en el Encuentro Internacional Teresiano y en el Encuentro Europeo de jóvenes en Ávila.
Hoy este sacerdote carmelita tiene ya un destino misionero: la nueva misión de Timor Este. Los carmelitas descalzos le han hecho una pequeña entrevista antes de partir.
- P. Antonio, ¿qué te ha hecho tomar esta decisión? ¿Es un paréntesis o una vocación este nuevo destino en Timor Este?
-En realidad, ya entré en la Orden con el deseo de ir a misiones, y esta vocación misionera creció con la experiencia que viví en el Congo hace 20 años. Para mí, esa vocación significa también disponibilidad para responder a lo que se me fuera pidiendo en cada momento. Cuando (hace unos cinco años) empezó a esbozarse la fundación en Timor y pidieron voluntarios para ir, me pareció un proyecto muy hermoso, y o me ofrecí para ello. Ahora, por fin, está realizándose.
- ¿Qué sabes de la misión en su estado actual? ¿Qué esperas encontrarte? ¿Qué disposición te anima?
-Timor es un pequeño país, situado entre Indonesia y Australia, con mayoría de católicos, y una pequeña presencia de las carmelitas descalzas. Vamos para implantar el Carmelo masculino en esta realidad, así que estamos dando casi los primeros pasos. Digo casi, porque ya se han recibido y vocaciones timorenses, de hecho vamos a formar la primera comunidad dos frailes timorenses ya ordenados, otro en período de formación, y yo. Eso significa que ya hay un camino iniciado de adaptación a la cultura y la realidad de aquel país. Voy a Timor con disposición de apertura, para acoger la realidad de sus gentes, su sensibilidad y la realidad que viven; para aprender con ellos qué significa ser carmelita allí; para servir, desde el carisma y la espiritualidad del Carmelo, a esta Iglesia.
- ¿Qué mensaje dejas a los jóvenes y menos jóvenes con respecto a las misiones?
-El impulso misionero es fundamental en la vida de la Iglesia y en la vida del cristiano. Responde a la llamada de Jesús: «Id y anunciad la Buena Noticia a toda la creación». En el Evangelio hay algo que sólo podemos comprender cuando nos implicamos en anunciarlo y hacerlo presente en el mundo. Y, por otra parte, la Iglesia sólo estará completa cuando sepa decir y vivir el Evangelio en todas las lenguas, en todas las culturas, desde todas las realidades humanas.
»Las iglesias de los países con larga tradición cristiana (ahora necesitados de nueva evangelización) y las jóvenes iglesias de los que llamamos países de misión se necesitan mutuamente, se ayudan mutuamente a crecer. Es necesario por ello implicarnos vitalmente en la misión, en la que es necesaria donde estamos, y también en el compartir con esas iglesias jóvenes que necesitan ayuda y a la vez tienen mucha vida e iniciativa que comunicar.
En el vídeo, los peregrinos muestran el bastón de Santa Teresa al Papa Francisco que pregunta: "¿La vieja andaba con esto?"
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