EN REFERENCIA A LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
El Papa critica que algunos vieran en el Concilio Vaticano II «un pasaje hacia la secularización»
Benedicto XVI ha criticado ante un grupo de obispos brasileños la pérdida de fieles que supuso la teología de la liberación creada por quienes vieron en el Concilio Vaticano II no «una exigencia de ardor misionero» sino «un pasaje hacia la secularización».
El Papa Benedicto XVI indicó hoy que una cierta interpretación del Concilio Vaticano II ha sido una de las causas de la pérdida de fieles dentro de la Iglesia católica, según declaró ante un grupo de obispos brasileños. «En los decenios sucesivos al Concilio Vaticano II, algunos interpretaron la apertura al mundo no como una exigencia de ardor misionero» sino como «un pasaje hacia la secularización», explicó.
En este contexto, «algunos responsables eclesiásticos» participaron en «debates éticos», respondiendo así «a las expectativas de la opinión pública pero dejando de hablar de ciertas verdades fundamentales de la fe, tales como el pecado, la gracia, la vida teologal o los novísimos» (muerte, juicio, infierno, cielo y purgatorio).
Sin embargo, «intentando agradar a los que luego no vinieron», vieron irse «defraudados y desilusionados» a «muchos» otros, resaltó. En realidad, cuando la gente acude a la Iglesia pide «lo que no encuentra en ninguna otra parte, es decir, la alegría y la esperanza» que brota de la fe, señaló.
El Pontífice hizo estas declaraciones con ocasión de la visita al Vaticano de los obispos de Brasil, uno de los países donde más arraigó la Teología de la Liberación, una de las interpretaciones del Concilio Vaticano II más criticadas por el Santo Padre, informa Ep.
En el mismo discurso, Benedicto XVI hizo referencia a la sociedad actual, donde las nuevas generaciones tienen una «gran sed de trascendencia» a pesar del «desierto de Dios» que caracteriza el mundo de hoy.
«Tantas personas parecen querer vivir todo en un minuto, otros se abandonan al tedio y a la inercia o a violencias de todo tipo», pero, en realidad, «esas vidas desesperadas» están buscando una «esperanza», tal y como demuestra «la difusa y a veces confusa exigencia de espiritualidad y de una renovada busca de puntos de referencia», concluyó.
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