VICENTE JARA, EXPERTO EN SECTAS, ANALIZA LA POLÉMICA
«La negativa a las transfusiones es un error de interpretación bíblica»
La cuestión sobre el rechazo a las transfusiones sanguíneas por parte de los Testigos de Jehová ha vuelto a la palestra tras el fallecimiento de una mujer accidentada que se negó a ser objeto de esta práctica médica. El experto en sectas Vicente Jara Vera analiza la realidad de esta creencia.
(R.B./ReL) El último caso de fallecimiento de un miembro de los Testigos de Jehová por su negativa a aceptar transfusiones de sangre, vuelve a rescatar el interes por comprender cuál es la motivación exacta de este comportemiento. Según ha descrito Vicente Jara Vera, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, «la negativa de la secta de los Testigos de Jehová de tomar sangre, ya bebida, comida, o de cualquier otra forma, o negarse a recibir transfusiones de sangre por ser un mandado divino en tanto que en la sangre reside la vitalidad, la parte anímica del ser vivo, es un error». Según asegura Jara, los Testigos de Jehová argumentan su postura contraria a la práctica médica de las transfusiones sanguíneas sobre la base de diversos textos del Antiguo Testamento y alguno del Nuevo Testamento. Pero, advierte, «los Testigos de Jehová han cambiado varios pasajes de la Biblia para adaptarla a sus propias ideas, ideas que ningún estudioso de los textos bíblicos, creyente o no, podría encontrar en los textos originales». Además, el experto advierte sobre el conocimiento escaso que se tenía en los tiempos semíticos del «verdadero significado fisiológico» de la sangre, que realmente no se conoció hasta los siglos XIX y XX. Por tanto, «las leyes sobre la sangre se enmarcan en una época determinada, una cultura, una mentalidad» y no se pueden extrapolar tal cual a nuestros días. Además, apunta Jara, «la Biblia no se ha de leer como un libro de ciencia ni sacarlo del contexto cultural de su época. Como dijo S. Agustín en el siglo V, la Biblia no enseña cómo va el cielo, sino cómo se va al cielo». Como es lógico, en la Biblia no se dice nada específico acerca de las transfusiones de sangre, ya que esta técnica médica no existía entonces. Pero más allá de esto, la ley moral y alimenticia de la época «estaba basada en una concepción científica errónea». «La lectura correcta de la Biblia ante las transfusiones -prosigue Jara- es que es una práctica puramente médica ante la que la biblia y la Iglesia no tienen nada que decir al no ir en contra de la moral natural ni la Ley positiva de Dios, siendo en todo caso una práctica adecuada y necearia ante la que la Iglesia se pronunció favorablemente». De acuerdo con Jara, sólo existe un pasaje explícito acerca de la toma de sangre, referido al Concilio de Jerusalén (Hch 15, 28-29) en el que se plantea la discusión entre distintos puntos de vista sobre la cuestión y su aplicación a los cristianos venidos del judaísmo y los gentiles: «Pues hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros ninguna carga más, fuera de éstas necesarias: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de carne de animales estrangulados y de la fornicación». Afirmación que encuentra su sentido en la Carta a los Romanos de san Pablo: «Pues el Reino de Dios no consiste en comida ni en bebida, sino en justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo».
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