«La crisis se supera aplicando justicia y caridad y exige una respuesta de toda la sociedad»

(Nicolás de Cárdenas/ReL) El cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, ha asegurado queel origen de la crisis tiene un carácter ético en el que está presente la convicción de que «la crisis financiera no se explica por los fallos de los sistemas técinos políticos y económicos, sino por los fallos humanos por los que se han traspasado las fronteras mínimamente exigibles del orden moral». Son las «faltas éticas» las que han «lastrado» el sistema económico, continuó el prelado, que aseguró que, por una parte, son «atribuibles a personas conocidas» que son responsables de los mercados y su supervisión. Al mismo tiempo, monseñor Rouco aseguró que «las culpas están muy repartidas» ya que las «conductas egoistas» también se han extendido en todas las sociedades ya que las tenciaciones del hedonismo, el materialismo y y la especulación están muy extendidas. Para el cardenal, la respuesta a la crisis necesita «no sólo de medidas políticas, sino que exige una respuesta de toda la sociedad, ya que todos somos necesarios y si no colaboramos, no se sale de la crisis». Esa respuesta pasa, a juicio del cardenal y a la luz de la Doctrina social de la Iglesia, necesariamente por «aplicar la justicia y la caridad», lo que incluye integrar en la solución la protección de la familia y el matrimonio, la compresión plena de la naturaleza humana y que no se vulnere la verdad de la vida, la familia y la educación. Monseñor Rouco, durante su intervención esta mañana en Aranjuez en el curso «Economía y persona en tiempos de crisis» que organiza la Universidad Rey Juan Carlos, bajo el título «La doctrina social y crisis económica», hizo un repaso de cómo la Doctrina Social de la Iglesia católica hunde sus raíces en los textos veterotestamentarios y que se ha ido actualizando al paso de la historia de la humanidad y en la que se advirte que el magisterio de la Iglesia nunca desliga los problemas de índole económico de los de índole familiar. Desde la encíclica «Rerum Novarum» de Leon XIII, pasando por los documentos pontificios de Pio XI y Pío XII (de quien reiteró que la «campaña de difamación» está superada por los datos), hasta llegar a Juan XXIII y el Concilio Vaticano II, en el que cristaliza «un siglo de magisterio y estudio de la Doctrina Social» con la constitución pastoral «Gaudium et spes». Tras el Concilio, señaló monseñor Rouco, la Iglesia siguió avanzando en el desarrollo de la doctrina social con Pablo VI y su «profética» encíclica «Humane vitae» y el «magisterio social desbordante» de Juan Pablo II.