"Cristo está sufriendo en esos niños"

(Luis Fernando Pérez/ReL) Religión en Libertad entrevista al presidente de SOS Infancia, don Pedro Arduán Rodríguez: - ¿Cómo surgió la necesidad de crear SOS Infancia? Hace unos años varios Guardias Civiles de la Comandancia de Guipúzcoa que viajaban en comisión de servicio a países pobres como El Salvador o Mozambique sintieron la inquietud de ayudar a paliar la miseria infantil que veían en esas regiones. Gracias a la iniciativa del entonces Capellán de la Comandancia y hoy director espiritual de SOS Infancia, P. Ignacio-María Doñoro, se canalizó aquella inquietud a través de un primer movimiento de ayuda que paulatinamente ha ido evolucionando hasta convertirse en la actual SOS Infancia, en la que nos integramos personas de toda España, y de las edades y profesiones más diversas. Somos pues una respuesta muy concreta a una inquietud humana que nosotros identificamos como la llamada de Dios a amar a los demás y que está presente en el corazón de cada persona. - ¿Qué papel juega su fe cristiana en la labor que hacen? Un papel tan importante que -y en esto refiero lo que a mí me atañe- sin mi fe no podría desplegar el esfuerzo que dedico a SOS Infancia. Y es que saber que Cristo está sufriendo en esos niños y que padeció también por los pecados que hoy cometeríamos los hombres, es lo único que me da fuerza suficiente para quitar tantas horas al sueño o al ocio para dedicarlas a SOS Infancia. Sin esa convicción de que es el mismo Cristo quien espera nuestra ayuda creo que personalmente no podría ofrecer tanta dedicación. - ¿En qué se diferencian de otras ONGs que se dedican a la atención de niños en el tercer mundo? SOS Infancia se diferencia de otras ONGs tanto por su fin como por sus medios. Es diferente por su fin porque nosotros, además de ayudar a paliar el sufrimiento infantil (finalidad ésta que es connatural a la generalidad de las ONGs), buscamos que esa ayuda de cada socio o colaborador al prójimo sea un medio que le sirva para acercarse a Dios y, por tanto, para santificarse. Pero decía que también nos diferenciamos por los medios, y es que una nota esencial de nuestro funcionamiento es que ni un solo céntimo de las aportaciones y donativos obtenidos por SOS Infancia se destina a gastos de infraestructura; para ello nos hemos organizado de forma que no tenemos teléfono, ni gastos de sede social, no tenemos empleados, y ninguno de los miembros de la Junta de la asociación cobramos absolutamente nada por nuestra dedicación y entrega a ella. En esto también somos atípicos, pero creo que es uno de nuestros grandes atractivos sobre todo después de los escándalos económicos que han rodeado a distintas organizaciones. -¿Se ocupan también de la salud “espiritual” de los niños que atienden? Nuestra acción se extiende actualmente a puntos de Marruecos, Mozambique (Inhamizúa), Kosovo… y no en todos estos países se puede predicar el Evangelio libremente. Por ello, no todas las comunidades religiosas a través de las cuales ayudamos a los niños gozan de igualdad de oportunidades para darles esa formación espiritual; así p. ej. las prácticas de piedad cristianas que son habituales en la vida de los niños huérfanos que a través de los PP. Somascos sostenemos en Mozambique son impensables para las Hermanas Adoratrices de Tánger respecto de las jóvenes a las que rehabilitan con nuestra ayuda, o para las Hijas de la Caridad de Ksar el Kebir respecto de los niños menores de cinco años a los que ayudamos a cuidar y educar. La casuística es por tanto muy variada en cuanto a edades de los niños (desde recién nacidos a menores de 18 años) y a tipo de ayuda que se les da en unas misiones u otras (casa hogar para recién nacidos, dispensario sanitario, centro de día para acogida de niñas en riesgo, etc), por lo que esa diversidad también impide que los medios de salud “espiritual” que se les puedan dar sean homogéneos. En cualquier caso, “el mejor predicador es Fray Ejemplo”, y ése pretendemos que sea constante de Amor cristiano, y no sólo para los niños pobres, sino para nuestros propios hijos, vecinos, amigos, viendo nuestro sacrificio. - En Occidente estamos acostumbrados a ver por la televisión imágenes de un continente africano lleno de pobreza y con países asolados por el hambre. ¿Qué creen que cabe hacer para concienciar más al hombre occidental para que se implique y apoye a los que buscan ayudar a los que más sufren esa realidad? La toma de conciencia de la necesidad de ayudar puede obedecer a valores puramente humanísticos como la solidaridad o la filantropía y, de hecho, en muchas personas la ayuda que prestan responde a esa motivación. Sin embargo, en un mundo como el actual en el que el egoísmo, el hedonismo, el materialismo y el culto al consumo y a la competitividad se han encumbrado, los niños que sufren y quienes queremos ayudarles debemos intentar ablandar un corazón de la humanidad cada vez más endurecido. A lo largo de la Historia el cristianismo se ha mostrado como el medio más eficaz para ello, y hemos de aprender de esa experiencia. La vida más coherente con la creencia cristiana es la más entregada a los demás, y por eso, para mejorar el “Tercer Mundo” lo ideal sería mejorar espiritualmente “el Primero”. Es una razón más para seguir el mensaje de Juan Pablo II en el sentido de que es necesario cristianizar Europa. - Trabajan conjuntamente con diversas órdenes religiosas, como por ejemplo las Hermanas Adoratrices y las Misioneras de la Caridad fundadas por la Beata Madre Teresa de Calcuta. ¿Podrían llevar a cabo los objetivos de su ONG sin la experiencia y el capital humano de esas religiosas? Sólo en algunos casos nuestra acción es directa con los niños (como con las medicinas y cartillas escolares de la editorial “Rubio” que recientemente hemos enviado para niños de Kosovo y que el P. Ignacio con la ayuda de otros miembros de SOS Infancia ha distribuido directamente entre ellos). Frente a estos casos puntuales, la regla general es, efectivamente, que SOS Infancia actue a través de comunidades religiosas católicas. La razón de ello es que en los países en los que proyectamos nuestra ayuda se viven situaciones extremas de corrupción que hacen muy difícil la llegada íntegra de envíos o una correcta administración del dinero si se destina a organizaciones locales. En ese entorno, las comunidades religiosas cristianas son para nosotros una garantía de fiabilidad por la razón obvia de que su razón de ser es la entrega al prójimo, además de que nos permiten mantener con ellas un contacto permanente e inmediato (con algunas de ellas casi diario por correo electrónico), nos rinden cuentas, etc. Pero además, no debe perderse de vista otro servicio importantísimo que nos prestan estas comunidades y que es identificar la necesidad, decirnos dónde y en qué casos concretos, en qué personas, han visto al Señor necesitado y qué precisan para echarle una mano. Las Misioneras de la Caridad, o las HH Adoratrices, o las Hijas de la Caridad, o los PP. Somascos, desde esa primera línea en la que se baten por Cristo, nos señalan la necesidad, siendo nuestros ojos y nuestras manos en lugares en los que no podemos estar permanentemente instalados. - ¿Qué planes tienen de cara al futuro?, ¿han pensado instalarse en otros países? SOS Infancia es una organización joven y por eso planes de futuro no nos faltan. Nuestra innovación más reciente ha sido “saltar” a las redes sociales, principalmente Facebook como ámbito de difusión y apostolado. Estructuralmente es nuestra intención obtener el reconocimiento canónico como asociación privada de fieles, y en cuanto a llevar nuestra acción de caridad a otros países siempre estamos receptivos a ayudar a nuevas acciones misioneras a favor de los niños, si bien para eso debemos contar con el dinero suficiente que nos permita proporcionar esa ayuda. - El propio Jesucristo dijo que quien hiciera un bien a los más pobres y necesitados, se lo hacían a Él mismo. ¿Han encontrado el rostro de Cristo en los niños a los que procuran un futuro mejor y lleno de esperanza? Insisto en que sin encontrar el rostro de Cristo en ellos es muy difícil perseverar en este sacrificio y dedicación que es SOS Infancia. Mateo 25,40, que es el pasaje evangélico a través del cual el Maestro nos dejó la enseñanza a la que se refiere esta pregunta, es una invitación personal que Cristo nos hace a cada uno a ayudarle, y recibida esa invitación hay que ser muy frío para rechazarla. Además, considero importante tener en cuenta que Él, con su pasión y muerte pagó de antemano por los pecados de cada hombre, por las faltas de amor que cada uno cometeríamos a lo largo de los tiempos, y que por eso, cada acto de caridad que realicemos es un acto de consideración con aquel tremendo sacrificio de Jesucristo; por el contrario, toda omisión por nuestra parte en la caridad nos debe doler especialmente por cuanto se convierte en causa de aquel sufrimiento divino que hace 2000 años tuvo lugar también por este pecado actual. Es verdad que desde entonces está pagado de antemano, pero ¡qué dolor, ser responsable de aquel padecimiento!. Por ambos razonamientos, Cristo está siempre detrás de SOS Infancia, como motivación permanente de nuestra existencia y de nuestro trabajo. Para obtener más información y saber cómo colaborar con SOS Infancia, hacer click aquí