Los rebeldes islámicos sirios instauran una «limpieza religiosa» de cristianos: les obligan a huir
La Catholic Near East Welfare Association (Cnewa), agencia pontificia de la Congregación para las Iglesias Orientales que asiste a los cristianos en el Medio Oriente y más allá, lanza una alarma terrible: se teme una “catástrofe humanitaria” incluso entre las comunidades cristianas de Aleppo, la ciudad del norte del país que están tratando de conquistar los rebeldes ismámicos.
En Siria hay comunidades cristianas de diferentes denominaciones: los greco-ortodoxos, que es la comunidad más amplia, se sitúan sobre todo en el occidente, en Damasco y en áreas que están bajo el poder del gobierno. Los siro-malabares, en segundo lugar, se encuentran al este del Éufrates. Viven en una zona de tierra fértil, que colinda con las zonas kurdas de Turquía y con el Kurdistán iraquí.
La mayor parte de los católicos y de los armenos está concentrada en la zona central de Siria, en particular en la provincia de Aleppo, cerca de la frontera turca. Esta zona ha recibido grandes cantidades de rebeldes y ha sido el escenario de combates intensos. Las Naciones Unidas calculan que alrededor de 300 mil sirios han abandonado el país y que hay más de un milón y medio de desplazados dentro de las propias fronteras. Los cristianos han corrido la misma suerte, pero no se han refugiado en los campos para refugiados de Turquía o de Jordania, porque encontraron hospitalidad en el Líbano, pero su situación se está volviendo cada vez más dramática.
El panorama de los desplazamientos demuestra la voluntad de llevar a cabo una “limpieza religiosa” por parte de los rebeldes islámicos. En Homs, los rebeldes expulsaron al 90% de los cristianos y confiscaron sus propiedades por la fuerza. Fuentes locales indican que los militantes pasaban tocando puerta a puerta en los barrios de Hamidya y Bustan al-Diwan para obligar a los cristianos a la fuga, sin darles tiempo de llevarse sus pertenencias. Alrededor de 50 mil cristianos se han tenido que refugiar en algunas aldeas, en el valle de los cristianos, en Damasco y en Tartous.
En Qusayr, a 15 km. de Homs, la población cristiana (alrededor de 10 mil personas) se ha visto obigada a huir, después de que el líder rebelde Abdel Salam Harba diera un ultimátum. Los minaretes de las mezquitas difundieron el ultmátum: “Los cristianos deben dejar Qusayr dentro de seis días, que se cumplen el próximo viernes”.
Rableh, una pequeña población a unos 25 km. al norte de Homs, cerca de Qusayr, tenía una población de alrededor de 7 mil personas, greco-católicos y maronitas. Se han refugiado ahí 5 mil cristianos de Homs, atrapados entre el asedio que imponen los rebeldes y un contra-ataque organizado por las fuerzas del gobierno. Se ha convertido en un campo de batalla.
En Aleppo, teatro de violentos enfrentamientos y de saqueos por parte de los rebeldes, que culminaron con la destrucción del histórico mercado cubierto (al más grande del mundo), la situación es bastante incierta. En Aleppo gran parte de la población es cristiana; los enfrentamientos siguen desarrollándose, por lo que es casi imposible lelvar a cabo un censo de las familias desplazadas. Según la Cnewa, “dado el nivel de destrucción y violencia, nos encontraremos dentro de poco ante una verdadera catástrofe humanitaria”.
La Cnewa de Beirut lanzó un llamado para ayudar a la Iglesia local siria a afrontar esta emergencia. Desde mayo de 2012 hasta la fecha, ha sido posible ayudar a 1571 niños, a más de 2300 familias y a miles de estudiantes desplazados con la distribución de diferentes tipos de ayuda, por un total de alrededor de 220 mil dólares. Pero, naturalmente, las necesidades aumentan constantemente, porque el número de los despazados crece y porque está llegando el invierno, que hará mucho más difícil la vida de los desplazados.
En Siria hay comunidades cristianas de diferentes denominaciones: los greco-ortodoxos, que es la comunidad más amplia, se sitúan sobre todo en el occidente, en Damasco y en áreas que están bajo el poder del gobierno. Los siro-malabares, en segundo lugar, se encuentran al este del Éufrates. Viven en una zona de tierra fértil, que colinda con las zonas kurdas de Turquía y con el Kurdistán iraquí.
La mayor parte de los católicos y de los armenos está concentrada en la zona central de Siria, en particular en la provincia de Aleppo, cerca de la frontera turca. Esta zona ha recibido grandes cantidades de rebeldes y ha sido el escenario de combates intensos. Las Naciones Unidas calculan que alrededor de 300 mil sirios han abandonado el país y que hay más de un milón y medio de desplazados dentro de las propias fronteras. Los cristianos han corrido la misma suerte, pero no se han refugiado en los campos para refugiados de Turquía o de Jordania, porque encontraron hospitalidad en el Líbano, pero su situación se está volviendo cada vez más dramática.
El panorama de los desplazamientos demuestra la voluntad de llevar a cabo una “limpieza religiosa” por parte de los rebeldes islámicos. En Homs, los rebeldes expulsaron al 90% de los cristianos y confiscaron sus propiedades por la fuerza. Fuentes locales indican que los militantes pasaban tocando puerta a puerta en los barrios de Hamidya y Bustan al-Diwan para obligar a los cristianos a la fuga, sin darles tiempo de llevarse sus pertenencias. Alrededor de 50 mil cristianos se han tenido que refugiar en algunas aldeas, en el valle de los cristianos, en Damasco y en Tartous.
En Qusayr, a 15 km. de Homs, la población cristiana (alrededor de 10 mil personas) se ha visto obigada a huir, después de que el líder rebelde Abdel Salam Harba diera un ultimátum. Los minaretes de las mezquitas difundieron el ultmátum: “Los cristianos deben dejar Qusayr dentro de seis días, que se cumplen el próximo viernes”.
Rableh, una pequeña población a unos 25 km. al norte de Homs, cerca de Qusayr, tenía una población de alrededor de 7 mil personas, greco-católicos y maronitas. Se han refugiado ahí 5 mil cristianos de Homs, atrapados entre el asedio que imponen los rebeldes y un contra-ataque organizado por las fuerzas del gobierno. Se ha convertido en un campo de batalla.
En Aleppo, teatro de violentos enfrentamientos y de saqueos por parte de los rebeldes, que culminaron con la destrucción del histórico mercado cubierto (al más grande del mundo), la situación es bastante incierta. En Aleppo gran parte de la población es cristiana; los enfrentamientos siguen desarrollándose, por lo que es casi imposible lelvar a cabo un censo de las familias desplazadas. Según la Cnewa, “dado el nivel de destrucción y violencia, nos encontraremos dentro de poco ante una verdadera catástrofe humanitaria”.
La Cnewa de Beirut lanzó un llamado para ayudar a la Iglesia local siria a afrontar esta emergencia. Desde mayo de 2012 hasta la fecha, ha sido posible ayudar a 1571 niños, a más de 2300 familias y a miles de estudiantes desplazados con la distribución de diferentes tipos de ayuda, por un total de alrededor de 220 mil dólares. Pero, naturalmente, las necesidades aumentan constantemente, porque el número de los despazados crece y porque está llegando el invierno, que hará mucho más difícil la vida de los desplazados.
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