La católica paquistaní Nadia Bibi
Con 15 años la secuestran, le casan a la fuerza con un musulmán... ahora cuenta su infierno
Ésta es la historia de una joven católica que vivió un auténtico infierno durante diez años en su país.
Nadia Bibi acababa de cumplir 15 años cuando en 2001 fue raptada en Paquistán y obligada a casarse con un hombre musulmán. Después de 10 años de ser prisionera, Nadia, católica, puede volver con su familia en Mariamabad (en Punjab), finalmente libre.
Desgraciadamente en Punjab hay muchísimos casos como este. Algunas fuentes católicas de Fides confirman que por lo menos 700 chicas cristianas al año son raptadas y obligadas al matrimonio islámico. Además hay que contar los casos de las chicas hindúes (indica un reciente informe de la Ong “Asian Human Rights Commission), cuyo número supera los 1.800 casos al año.
Cuando Nadia Bibi fue raptada, sus padres (después de haber sufrido intimidaciones y amenazas) acudiaron a la policía local, que, como respuesta, se negó a registrar la denuncia. Al saber que su hija había sido obligada a casarse con el musulmán Maqsood Ahmed, los padres de Nadia volvieron a denunciar el hecho a la policía y lograron que se registrara un FIR (First, Information Report).
La policía paquistaní, también en esta ocasión, se negó a arrestar a Maqsoos Ahmed y la historia llegó hasta la Suprema Corte de Lahore. Allí, Nadia declaró a favor del marido porque temía que las amenazas en su contra y en contra de su familia se volvieran realidad, y expresó que por voluntad propia quería casarse con él. Cerraron el caso. Mientras tanto, la vida de Nadia era insoportable: Maqsood le pegaba, le maltrataba y le pedía incluso que convenciera a sus padres para que se convirtieran al islam.
En diciembre de 2011, después de 10 años, Nadia encontró el valor necesario para huir y regresar a su casa con su familia. Maqsood no aceptó la fuga de su “mujer” y, en compañía de un grupo de hombres armados, se presentó ante los padres de Nadia para llevarse a su “esposa”, amenazándoles con la muerte y con el secuestro de la hermana menor de Nadia.
La familia huyó y se dirigió a la Ong CLAAS (Center for Legal Ais Assistence and Settlement) que defiende a los cristianos paquistaníes. CLAAs acogió a Nadia y a su hermana en un lugar seguro y puso en marcha una nueva causa penal contra Maqsood.
Como indicó CLAAS a Fides, Nadia declaró: «Maqsood hizo mi vida miserable. Temía que me matara porque Maqsood sabía que yo no era feliz con él. Me sentía completamente impotente y estaba muy confundida. Maqsood es inhumano, arruinó toda mi vida. Ahora he recobrado la esperanza y la fe».
Mucos casos parecidos indican un problema que a menudo ignoran los gobiernos relacionados con la tradición árabe. La mujer, en estos países con cultura islámica, no tiene ninguna libertad y no hay leyes que la defiendan. Algunas Ong internacionales han denunciado este y muchos otros casos ante las Naciones Unidas, con la esperanza de que se les reconozcan sus derechos fundamentales como ciudadanas libres.
Desgraciadamente en Punjab hay muchísimos casos como este. Algunas fuentes católicas de Fides confirman que por lo menos 700 chicas cristianas al año son raptadas y obligadas al matrimonio islámico. Además hay que contar los casos de las chicas hindúes (indica un reciente informe de la Ong “Asian Human Rights Commission), cuyo número supera los 1.800 casos al año.
Cuando Nadia Bibi fue raptada, sus padres (después de haber sufrido intimidaciones y amenazas) acudiaron a la policía local, que, como respuesta, se negó a registrar la denuncia. Al saber que su hija había sido obligada a casarse con el musulmán Maqsood Ahmed, los padres de Nadia volvieron a denunciar el hecho a la policía y lograron que se registrara un FIR (First, Information Report).
La policía paquistaní, también en esta ocasión, se negó a arrestar a Maqsoos Ahmed y la historia llegó hasta la Suprema Corte de Lahore. Allí, Nadia declaró a favor del marido porque temía que las amenazas en su contra y en contra de su familia se volvieran realidad, y expresó que por voluntad propia quería casarse con él. Cerraron el caso. Mientras tanto, la vida de Nadia era insoportable: Maqsood le pegaba, le maltrataba y le pedía incluso que convenciera a sus padres para que se convirtieran al islam.
En diciembre de 2011, después de 10 años, Nadia encontró el valor necesario para huir y regresar a su casa con su familia. Maqsood no aceptó la fuga de su “mujer” y, en compañía de un grupo de hombres armados, se presentó ante los padres de Nadia para llevarse a su “esposa”, amenazándoles con la muerte y con el secuestro de la hermana menor de Nadia.
La familia huyó y se dirigió a la Ong CLAAS (Center for Legal Ais Assistence and Settlement) que defiende a los cristianos paquistaníes. CLAAs acogió a Nadia y a su hermana en un lugar seguro y puso en marcha una nueva causa penal contra Maqsood.
Como indicó CLAAS a Fides, Nadia declaró: «Maqsood hizo mi vida miserable. Temía que me matara porque Maqsood sabía que yo no era feliz con él. Me sentía completamente impotente y estaba muy confundida. Maqsood es inhumano, arruinó toda mi vida. Ahora he recobrado la esperanza y la fe».
Mucos casos parecidos indican un problema que a menudo ignoran los gobiernos relacionados con la tradición árabe. La mujer, en estos países con cultura islámica, no tiene ninguna libertad y no hay leyes que la defiendan. Algunas Ong internacionales han denunciado este y muchos otros casos ante las Naciones Unidas, con la esperanza de que se les reconozcan sus derechos fundamentales como ciudadanas libres.
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