Domingo, 24 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Batalla del Jarama: 75 aniversario

Joaquín Serrano Rubiera


Dos panorámicas del escenario de la Batalla:
Arriba: Desde un poco antes de Gozquez de Abajo
Abajo: Desde un cerro cercano a Valdeperdices


Se cumple en estas fechas el 75º aniversario de la batalla del Jarama. Dicha batalla representó el  último  intento  de  las  columnas  nacionales  africanas,  ya  convertidas  en  brigadas  e integradas en la División Reforzada de Madrid, para conquistar o cercar la capital de España tras los fracasos del asalto frontal del mes de noviembre desde la Casa de Campo hacia la Ciudad Universitaria y las maniobras de ampliar el frente por el sector oeste y noroeste de la capital en los meses de diciembre y enero que culminaron al alcanzar las últimas posiciones desde la Cuesta de las Perdices hasta Las Rozas a lo largo de la carretera de La Coruña.

Al mismo tiempo y con el fin de descongestionar el frente de Madrid, el ejército del Centro que  mandaba  el  general  Sebastián  Pozas  Perea  tenía  previsto  atacar  el  flanco  derecho nacional, que se extendía desde Villaverde y el Cerro de los Angeles hasta Pinto, Valdemoro y Señesa a lo largo de la carretera de Andalucía y que estaba apenas guarnecido por escasas tropas y algunos escuadrones de caballería. Para ello se habían creado desde el mes de octubre las Brigadas Mixtas y se había encuadrado a los voluntarios extranjeros reclutados por la Kominter en las Brigadas Internacionales recibiendo todas ellas la instrucción básica en las bases de Albacete y levante. La maniobra prevista por el general Pozas debía ser seguida por otra lanzada desde la zona de Las Rozas con el fin de unirse ambas pinzas a la altura de Navalcarnero y dejar aisladas a las mejores unidades africanas que trataban de asaltar Madrid.

El mando nacional, que en esos momentos estaba culminando en el sur la ofensiva que terminaría con la conquista de Málaga, había previsto que la ofensiva del Jarama cortaría la vía de suministros que desde el levante español llegaba a la capital alcanzando la zona de Alcalá de Henares donde se uniría a las tropas que avanzarían desde las posiciones cercanas a Sigüenza con eje de marcha por la carretera de Aragón o Barcelona y culminando de esa manera el cerco de la capital. El retraso en las operaciones andaluzas hizo que la masa de maniobra formada por tres divisiones italianas, se retrasase en su traslado hacia la zona centro por lo que el ataque sólo se podría hacer desde la carretera de Andalucía y a cargo de las Brigadas de la División Reforzada de Madrid del general Orgaz cuya agrupación de vanguardia mandaba el general Varela.

La fecha prevista para el ataque se fijó para el 24 de enero comenzándose unos días antes la concentración de los batallones, banderas, tabores y demás servicios en las plazas cercanas al frente tales como Pinto, Valdemoro, Leganés, Getafe, Parla, etc. Esos movimientos de tropas no pasaron desapercibidos desde los observatorios del ejército Popular que inmediatamente pasó a reforzar la posible zona de avance nacional siempre con la vista puesta en la protección de la capital.

En esta ocasión no ocurrió como el anterior mes de noviembre en que los planos del ataque a Madrid fueron descubiertos en el cadáver de un oficial nacional siendo remitidos inmediatamente  al  Estado  Mayor  que  de  esa  manera  pudo  reforzar  los  puntos  más estratégicos del ataque nacional. En esta ocasión, tanto el jefe del ejército del Centro general

Pozas, como el jefe de la Junta de Defensa de Madrid General Miaja, no tenían a su alcance esa información y por lo tanto debían cubrir un amplio espacio hasta saber finalmente la dirección del ataque nacional.

Las hipótesis manejadas eran que el ataque nacional cruzaría el río Manzanares entre Perales del Rio y su unión con el Jarama a la altura de Vaciamadrid avanzando hacia la villa de Vallecas rodeando la capital desde el sudeste y avanzando hacia el norte, de ahí que las mejores unidades republicanas se establecieran en la zona entre Vallecas y Vicálvaro a fin de acudir a los puntos de peligro lo antes posible.

El ataque nacional se desarrolló en tres fases principales con una previa y otra posterior mandadas por las circunstancias.

La fase previa fue la conquista de las posiciones de la Cuesta de la Reina y vértice Reina que dominaba el valle del Jarama frente al puente largo y que tuvo lugar el 24 de enero, fecha prevista para el ataque general.

El comienzo de la primera fase del ataque general se fue aplazando debido al mal tiempo hasta que finalmente el día 6 de febrero se ordena el avance conquistándose tras dura lucha la localidad de Ciempozuelos por parte de la V Brigada de García Escámez. Las otras brigadas nacionales  avanzaron  conquistando  Cabeza  Fuerte,  La Marañosa,  Gózquez  de  Arriba  y  el vértice Mesa y en días posteriores el vértice Valdecabas y el espolón de Vaciamadrid desde donde ya se cortaba por el fuego la carretera de Valencia.

El mando del ejército republicano seguía sin tener certeza de por donde se iba a desarrollar el posterior ataque nacional puesto que no se había entrado en San Martín de la Vega a pesar de estar este pueblo dominado desde las alturas occidentales.

El día 11 de febrero da comienzo la segunda fase cuando, tras un golpe de mano por sorpresa, fuerzas del 1er Tabor de Tiradores de Ifni cruzan y conquistan el puente de Pindoque, evitando la destrucción total del mismo aunque sin poder impedir la voladura de un tramo que quedó apoyado en la misma orilla. Eso permitió el paso del resto de las tropas nacionales pertenecientes a la III Brigada de Barrón y parte de la II de Sáenz de Buruaga además de los dos regimientos de Caballería y que establecieron una cabeza de puente en la otra orilla. Dicha cabeza fue inmediatamente sometida a un intenso fuego artillero y de ataques de aviación así como de los carros T-26 del ruso Pavlov que consiguió ralentizar el avance de las tropas nacionales permitiendo la llegada de refuerzos que comenzaron a presentar una dura lucha en la defensa de sus posiciones.

La carga de los escuadrones de caballería nacionales permitió alcanzar el vértice Pajares (no confundir con las Casas de Pajares en la vega del Jarama) y desde el mismo extenderse en dirección a Arganda cortando la carretera del Puente de Arganda a Chinchón.

Al día siguiente se repite la misma maniobra por sorpresa, esta vez en el puente de San Martín de la Vega donde el 3er Tabor de Regulares de Tetuán lo asalta de madrugada y tras eliminar a los centinelas, conquista las trincheras que cubrían el puente desde las alturas. Eso permitió cruzar el río al resto de la IV Brigada del Coronel Asensio y las unidades que faltaban de la II Brigada  y  en  un  rápido  avance  conquistaron  el  vértice  del  Pingarrón  alrededor  del  cual estableció un poderoso centro de resistencia que permitía cubrir el ala derecha del avance nacional.

En días posteriores las tres brigadas nacionales que, de norte a sur, eran las de Barrón, Sáenz de Buruaga y Asensio, se encontraron con una dura resistencia que impedía su avance a través de los frondosos olivares a pesar del apoyo artillero inmediato que culminaron con la orden final de establecerse en las posiciones alcanzadas entre los días 15 y 16 de febrero. El límite quedó fijado en la Casa de la Radio conquistada por la V Bandera del Tercio tal y como podemos ver en una foto aérea tomada en 1946 en la que todavía se aprecian las líneas de trincheras de ambos bandos así como la tierra de nadie y la sombra de la Casa de la Radio, antiguo torreón de señales que resultaría prácticamente destruido. La zona nacional es el cuadrante superior izquierdo. En la zona republicana del lado derecho se aprecia la línea del ferrocarril de Morata y la sombra del edificio de la estación del tren de Morata.


Foto aérea de la zona de la Casa de la Radio

Empieza entonces la tercera fase de la batalla cuando los atacantes nacionales, agotados y sin reservas, se convierten en atacados por las tropas del ejército Popular ahora mandadas exclusivamente por el general Miaja desde el día 15 de febrero.

Los ataques del día 18 de febrero se centraron en las dos alas del avance nacional. Por una parte las tropas mandadas por Modesto atacaron duramente las posiciones de La Marañosa y el vértice Coberteras en el espolón de Vaciamadrid defendidas por las unidades de la I Brigada del coronel Rada que cubría el ala izquierda del despliegue nacional. Por el otro lado del despliegue se intentó el asalto al centro de resistencia del Pingarrón defendido por las tropas de Asensio en la confianza que si caía dicho centro, se alcanzaría el puente de San Martín dejando  a  las  tropas  de  la  cabeza  de  puente  sin  posibilidad  de  suministros.  Líster  que mandaba dichas tropas consiguió conquistar la denominada posición avanzada del Pingarrón aunque al día siguiente la recuperaron las tropas del 2º Tabor de Regulares de Ceuta.

Desde entonces no cesaron los combates a todo lo largo de la línea del frente, en unos casos para conquistar las posiciones contrarias y en otros para fijar por el fuego al enemigo y evitar el desplazamiento de tropas a los sectores más en peligro.

Los ataques culminaron el día 23 cuando Líster, al frente ya de seis brigadas atacó de lleno el Pingarrón alcanzando sus tropas algunas de las posiciones nacionales que fueron perdidas y recuperadas  varias  veces  a  lo  largo  del  día.  El  comandante  Gómez-Zamalloa  jefe  de  la posición, sufrió 16 heridas, 7 de bala y 9 de metralla y sólo cuando se desvaneció por la pérdida de sangre, pudo ser evacuado. El general Orgaz, jefe de la División Reforzada de Madrid, ordenó instalar cargas de demolición en el puente de San Martín para, en caso de pérdida del Pingarrón, volarlo y evitar que las tropas republicanas cruzaran el río. Finalmente no fue necesario pero ahí queda el recuerdo plasmado por escrito del comandante Lopez- Muñiz, jefe de estado mayor del general Varela.


El Comandante Gómez-Zamalloa al frente de sus Regulares de Ceuta

El canto del cisne de los combates se produjo el día 27 cuando los componentes del batallón Lincoln  de  la  XV  Brigada  Internacional, salieron  de  sus  trincheras frente  a  las  posiciones nacionales siendo masacrados por las ametralladoras y dejando en el terreno los cuerpos de 127 voluntarios. Se les había prometido apoyo artillero y de carros pero estos no aparecieron.

A  partir  de  esa  fecha,  se  entra  en la  última fase  que es  la  de  estabilización en que  las posiciones apenas variaron a lo largo de la guerra salvo pequeñas rectificaciones en el mes de marzo y alguna otra acción aislada posterior.

A continuación se muestra una foto de satélite tomada de Google Earth en la que se han señalado los lugares de referencia de la batalla a fin de que puedan ser identificados más fácilmente en  la  actualidad. Utilizando  dicho programa y ampliando las imágenes se nos permite descubrir la localización actual de restos en buen estado de conservación de líneas de trincheras y visitando a pie las zonas que no están valladas, podremos descubrir interesantes fortines de hormigón tanto de un bando como del otro.



Joaquin Serrano Rubiera
Ingeniero Industrial
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