Beligio-M
Con este título (abreviado) publicó el profesor de la Universidad de Zaragoza, D. Antonio Beltrán, en el ya algo lejano año 1980, en el Heraldo de Aragón, un artículo sobre los hallazgos en varios puntos de Aragón de las monedas ibéricas BELIGIO-M. Las piezas de referencia llevan el rótulo ibérico de Beligio-m, acompañado del secundario be o bel. En dicho artículo se hacía un detallado estudio de las monedas y se decía: “el más interesante problema en relación con estas monedas es el de la situación de la ceca emisora”. El citado profesor se inclinó en un principio por identificar Beligio con Belchite, pero parecía dudar al conocer que tanto D. Pío Beltrán, como D. Miguel Beltrán se inclinaban por la mejor opción de situar Beligio en Azaila, “en tanto no se demuestre lo contrario”.
No tengo noticia de que esta situación se haya aclarado pasado este tiempo, y es que la arqueología sólo podría hacerlo con un golpe de suerte a través de un hallazgo importante.
Se puede recurrir a la geografía, que en principio parece tener mejores opciones, debido principalmente a que poseemos una fuente tan importante como la Geografía que en ocho tomos nos legó el geógrafo y astrónomo Ptolomeo. Esta fuente tiene la particularidad de proporcionar las coordenadas geográficas de los lugares que describe. Por desgracia en la lista no figura Beligio.
En cambio, en la zona escenario de las apariciones de las monedas figura Belia a la que Ptolomeo asigna las coordenadas 14º10’W - 40º45’N. Acto seguido, a esta Belia se ha asociado el nombre de BELCHITE, empezando por la autoridad del “Diccionario geográfico-histórico de España” (1846) de Pascual Madoz, quien por su parte se remite a Sylburg. Y a partir de ahí, otros han ido diciendo lo mismo, siendo esa la opinión generalizada en el mismo pueblo de Belchite.
No importa que las coordenadas actuales de Belchite no correspondan a las de Belia, porque todos sabemos que las mediciones de Ptolomeo eran forzosamente inexactas, teniendo en cuenta los procedimientos de medición que existían entonces, comportando una proyección plana de la esfera. Así y todo, sus mediciones tuvieron el acierto de una estimable aproximación, siendo su principal efecto un pequeño pero constante corrimiento de mediciones que le lleva a agrandar el oeste y el noroeste de la península ibérica.
No encontrando tampoco aquí la solución apetecida, sólo nos queda recurrir a la historia y especialmente a la filología.
Por simple deducción comprobamos que el nombre de Belchite no procede filológicamente de Belia, aunque no sea más que por la ley del mínimo esfuerzo que tiende a abreviar, no a alargar las palabras. En consecuencia, hay que probar si el nombre de Belchite procede de Beligio.
La investigación hecha por la Unión Académica Internacional recogida en su “Tabula Imperii Romani” (1993) aporta el nombre de BELIKIOM como una ceca de localización insegura “quizá en las cercanías de Belchite”. Otras cecas de la zona que se ponen en relación con el grupo bel, como son BELAISKOM, KONTREBIA BELAISCA también incorporan en sus nombres la letra `K´ que, lingüísticamente, no tiene ninguna estabilidad, porque se convierte en la letra `C´. Y filológicamente la letra `C´ es intercambiable con la `G´, como observamos en innumerables ejemplos actuales y de la época: ARCOBRICA/ARCOBRIGA, ERCAVICA/ERGAVICA, SEKIA/SEGIA, etc. Con lo cual, BELIKIOM se transforma en BELIGIOM.
Ahora bien, en este nombre encontramos otras particularidades. En primer lugar, el gentilicio BEL forma un grupo lingüístico fuerte, que hace que la vocal `i´ que le sigue, sea débil y tienda a desaparecer, al tiempo que se fortalece la segunda `i´, que es la única vocal que queda, pues en cuanto a la desinencia `om´, es tan inapropiada para un romano como para nosotros, de modo que cambiará sin remedio. Y cambió con la aparición de una `t´ probablemente por influencia morisca, exigiendo a continuación el soporte de una vocal: te.
En efecto, sabemos que Belchite, en la Edad Media, se llamó Belgit. En 1373 aparece como Belxit y Belchit. En 1427 como Belchit y Belchite.
Ahora preguntamos: De dónde sale el nombre de Belgit?. Imaginemos el proceso inverso. Quitamos la `t´ y añadimos la `i´ que desapareció, y aparece claramente Beligi, es decir, Beligio.
Pero tenemos por el medio el fonema `g´ que nosotros pronunciamos con un sonido característico (sonido velar africado) diferente de las otras lenguas tanto modernas como antiguas. De hecho, esta `g´ de Beligio o Belgit, no se pronunció nunca con ese sonido particular nuestro, sino con sonido fricativo o sibilante, de modo que al ponerlo por escrito, se interpretaba como `x´ o como `ch´. De esta forma, tenemos la siguiente transformación:
BELIKIOM
Beligiom
BEL(i)GIT (Belgit)
BELXIT – BELCHIT (1373 – 1427)
BELCHITE
En cuanto al nombre de Belia que dejamos atrás, su grafía depende de los códices que lo traducen también como Velia, Beleia, Beliea. Y lo más llamativo, una transcripción muy significativa porque está cerca de la tesis expuesta aquí, y es BELEGIA (Geogr. Rav. 318,7).
La mencionada “Tabula Imperii R.” trae una entrada topográfica para “Nuestra Señora del Pueyo de Belchite”, es decir, El Pueyo, “como establecimiento de época romana, muy deteriorado”, queriendo indicar que ese es el punto geográfico donde debió estar la ceca de Belikiom.. Alrededor de ese Pueyo, los romanos edificaron sus “villas”. Villas que todavía hoy son apreciables en una orografía menor, con sus restos de “terra sigillata”. Queda aclarado el origen del nombre de Belchite a partir de Beligio. Y al Pueyo tal vez le quedan cosas por decir.
Santuario de Nuestra Señora del Pueyo (Belchite)
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