Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El modelo de la Memoria de Menacho

Alberto González Rodríguez

El 4 de Marzo de 1811, hoy hace doscientos años, el General Menacho, alcanzado de pleno por una bala de cañón, murió en el baluarte de Santiago mientras arengaba a los defensores de Badajoz en una de sus audaces acciones contra el enemigo.
 
Desde el momento de su pérdida, agrandada por contraste con la indigna conducta de su sucesor Imaz, que tras su sacrificio entregó la ciudad al enemigo renunciando a proseguir la resistencia, la figura de Menacho se convirtió en uno de los grandes nombres de la Guerra de la Independencia, especialmente apreciado en Badajoz.


Memoria de Menacho: Badajoz

Para ensalzar su recuerdo, y recogiendo un sentir popular encauzado por el periódico El Orden, en Marzo de 1892 el Capitán General de Extremadura, Federico Ezponda, creó una comisión para erigirle un monumento, "decoroso aunque modesto".
 
Con la ayuda de todos los miembros de la guarnición, que aportaron un día de haber de sus salarios, y la colaboración del Ayuntamiento, diversas entidades, grupos ciudadanos y numerosos particulares, en un año el proyecto se hizo realidad, erigiéndose un monumento más que modesto, que el 2 de Mayo de 1893 fue inaugurado en un brillante acto de gran ceremonial en el que participó la ciudad entera.
 
Fue el primer monumento público erigido en Badajoz, y pronto se convirtió en uno de los hitos monumentales más conocidos y representativos de la ciudad. Rodeado de hermosos jardines, en el pasado fue un lugar apacible, preferido por lo badajocenses para el paseo.
 
Para realzarlo el Ayuntamiento construyó una vistosa escalinata frente a la calle del Pozo, que a partir de ese momento pasó a denominarse Calle de Menacho. 
 
Como es bien sabido, la obra fue diseñada por el capitán de Ingenieros Julio Carande Galán, y ejecutada en mármol de Borba por los artistas locales Antonio Zoido y Antonio Almendros, titulares de una prestigiosa marmolería en la calle Hernán Cortés, que también tallaron, dos cada uno, los cuatro leones de las basas. 
 
Lo que no ya es tan sabido es su coste total, que incluyendo hasta las letras de las inscripciones no llegó a 6.000 pesetas; en términos de hoy, unos 35 euros. Los cuatro leones se hicieron por 1.500 pesetas el conjunto; esto es 9 €, a razón de 375 pesetas, o lo que es igual, menos de 2,5 € cada uno. Costes que, con independencia del asombro que puedan causar hoy pese a la evolución de los precios, lo que patentizan es la rígida administración militar aplicada, en la que el dinero se destinó estrictamente al fin que le resultaba propio, sin concesión alguna a comisiones u otros desvíos.

General Rafael Menacho

Menos sabido aún es que el monumento se inspira directamente en otro que reproduce muy de cerca: el conocido como columnata de la Plaza de España de Roma, erigido justo frente a la Embajada de España en el Vaticano, pocos años antes, 1856, en honor de la Inmaculada Concepción, con ocasión de la proclamación del dogma, utilizando una enorme columna hallada en 1777 en el monasterio romano de la Concepción y allí colocada para celebrar la proclamación como Pontífice del Papa Pío IX. 
 
Su autor, el arquitecto Luigi Poletti, muy renombrado en su época, que poco antes había concluido la reconstrucción de la basílica de los Ángeles, concibió un esbelto conjunto de más de treinta metros de altura en total. Para hacerse una idea, la torre de la catedral de Badajoz, mide cuarenta.
 
La columna, de 17 metros de altura, sobre la que se sitúa una imagen en bronce de la Inmaculada Concepción, de 6 metros, descansa sobre una base de cuatro cuerpos en avance en los que, ocupando el lugar que en la memoria de Menacho corresponde a los leones, figuran, en tallas de mármol de gran cuerpo, que a su vez evocan las de los evangelistas de bronce de Juan de Ávalos en el Valle de los Caídos, los personajes bíblicos Moisés, David, Ezequiel y Elías. 
 
En gesto simbólico de devoción y cariño, cada año, el 8 de diciembre, festividad de la inmaculada, los bomberos de Roma despliegan una gran escalera desde la que colocan a los píes de la Virgen una guirnalda de flores blancas.

Frente a esta muestra de respeto, en la Memoria de Menacho lo que se hace cada día, para escarnio, más que de los salvajes que lo perpetran con total impunidad, de la ciudad entera, y sobre todo de la situación que lo tolera, es profanarla con pintadas atentatorias que son como nuevos cañonazos asestados al insigne general Menacho, una de las figuras más destacadas de la historia de Badajoz. 
 

Artículo publicado en diario Hoy, Badajoz.

Alberto González Rodríguez

Cronista Oficial de Badajoz

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