Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

«Que el camino hacia la unidad visible continúe cada día»: el Papa, a los presbiterianos escoceses

ReL

La Primera Ministra escocesa, Nicola Sturgeon, con el actual Moderador de la Church of Scotland, Derek Browning
La Primera Ministra escocesa, Nicola Sturgeon, con el actual Moderador de la Church of Scotland, Derek Browning

El Papa Francisco recibió en la mañana del 26 de octubre en el Vaticano a una delegación de la Church of Scotland (www.churchofscotland.org.uk), iglesia protestante presbiteriana (es decir, organizada en torno a pastores o presbíteros, pero sin obispos), encabezada por su nuevo Moderador, Derek Browning.

En su discurso el Pontífice recordó "el camino ecuménico emprendido, que permitió la intensificación de la comprensión, de la confianza y de la colaboración concreta" entre las Iglesias. Señaló la importancia de colaborar en la ayuda  alos cristianos perseguidos y de avanzar en "el camino hacia la unidad visible". 

Unidad visible... que se vea
Las palabras "unidad visible" son importantes porque muchos protestantes piensan que la unidad entre cristianos es simplemente la que se da por el bautismo y es invisible, sin formas visibles de esa unidad (como serían un mismo pastor -el Papa- y comer y beber de la misma comunión). Ulf Ekman, un importante pastor pentecostal sueco que se hizo católico hace pocos años, lo explicaba así: "La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, una entidad estructurada. Es concreta, no es una nube de gas. El Cuerpo es visible. El modelo es Jesús, que tenía un cuerpo visible durante 30 años".

Los presbiterianos escoceses, relativistas
La Church of Scotland, la iglesia presbiteriana nacional, de doctrinas cada vez más relativistas, en 2001 aún contaba con un 47% de la población pero en 2014 registraba sólo un 27%. En 2013 esta iglesia aprobó tener pastores que practiquen activamente la homosexualidad, y está debatiendo la posibilidad de celebrar matrimonios del mismo sexo.

Esta iglesia de origen calvinista, con presbíteros pero sin obispos, fue fundada en el siglo XVI por John Knox y el Parlamento Escocés: en 2010 se cumplían los 450 años desde que el Parlamento escocés negó toda autoridad espiritual al Papa y prohibió la misa católica en Escocia (el permiso para celebrar misas de nuevo no se concedió hasta 1793, 230 años después). En 1750, por ejemplo, se sabe que había en Escocia solo 10 curas católicos (todos clandestinos y perseguidos) para atender unos 16.000 católicos en lugares remotos. La Church of Scotland fue hegemónica hasta anteayer, prácticamente. 

Aunque según el sondeo SHS 2014 los que se sienten miembros de la Church of Scotland son un millón y medio de adultos, la misma iglesia en su web oficial declara tener sólo 400.000 miembros (los que se dejan ver alguna vez en sus parroquias, aunque sea en Navidad) y 800 ministros de culto
  

 Autoridades de la Church of Scotland... no tiene obispos pero no carecen de trajes eclesiásticos

Discurso completo del Papa a la Delegación de la Iglesia de Escocia
Querido hermano Moderador,
queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Los recibo con alegría y agradezco al Moderador por su significativa intervención y también nuestro encuentro. Vuestra presencia me ofrece la ocasión de transmitir mis afectuosos saludos a todos los miembros de la Iglesia de Escocia.

Este encuentro tiene lugar en proximidad del quinto centenario de la Reforma, a cuya conmemoración  me uní un año atrás en Lund. Agradezcamos al Señor por el gran don de haber podido vivir este año como verdaderos hermanos, no más como rivales, después de demasiados siglos de ajenidad y conflicto. Esto ha sido posible, por gracia de Dios, por el camino ecuménico, que permitió la intensificación de la comprensión, de la confianza y de la colaboración concreta entre nosotros.

La reciproca purificación de la memoria es uno de los frutos más significativos de este camino que nos acomuna. Si es verdad que el pasado en sí es inalterable, es también verdad que hoy nos comprendemos finalmente a partir de la mirada de Dios sobre nosotros: somos en primer lugar sus hijos, renacidos en Cristo en el mismo Bautismo, y por eso hermanos. Por tanto tiempo nos hemos observado a distancia con una mirada "demasiado humana", alimentando sospechas con la perspectiva dirigida a las diferencias y a las equivocaciones y el corazón predispuesto a recriminar acerca de los agravios sufridos.

En el espíritu del Evangelio, continuamos ahora por el camino de la caridad humilde que lleva a la superación de las divisiones y a la curación de las heridas. Hemos entrado en un diálogo de comunión, un diálogo que abraza el lenguaje proprio de quien pertenece a Dios y que es la condición irrenunciable para la evangelización: ¿cómo podemos anunciar a Dios amor  (cfr. 1 Jn 4,8) si no nos amamos entre nosotros"

Precisamente en Escocia, en Edimburgo, más de cien años atrás, unos misioneros  cristianos tuvieron el coraje de volver a proponer con renovado impulso la sentida voluntad de Jesús de que "somos una sola cosa para que el mundo crea" (Jn 17,21). Habían comprendido que el anuncio y la misión no son plenamente creíbles si no están acompañados por la unidad. Esto es siempre verdadero, ahora como entonces.

He sabido que en el emblema de la Iglesia de Escocia está representada la zarza ardiente, ante la cual Moisés tuvo la experiencia de Dios viviente. Me impresiona el hecho que en este fundamental texto bíblico el Señor se define, con un nombre que durará en los siglos, "Dios de sus antepasados" (Ex 3, 15). De tal manera, Él nos llama también a nosotros a entrar, como hijos y hermanos, en una historia de relaciones que nos precede, a recibir la vida de fe no de modo aislado y abstracto, sino en el ámbito de una comunidad concreta, de un "nosotros", porque nadie se vuelve cristiano por sí mismo y nadie puede vivir como cristiano sin los demás.

Pertenecemos a la familia de los creyentes, de tantos hermanos y hermanas que han comenzado a caminar en una vida nueva en el Bautismo (cfr. Ro 6,4) y nos acompañan en el mismo camino.

Pienso en particular en los cristianos que hoy enfrentan grandes pruebas, porque sufren y son perseguidos por el nombre de Jesús. Confiesan la fe, llegan al martirio, son tantos los que llevan una cruz pesada. Su testimonio nos impone que vayamos adelante, con amor y coraje, hasta el final. Nuestro diálogo tendiente a la plena unidad, nuestro testimonio y nuestro servicio común, nuestro compromiso en rezar los unos por los otros y a superar las heridas del pasado son respuestas debidas también a ellos, dentro de este grande "nosotros" de la fe.

Rezo y espero que el camino hacia la unidad visible continúe cada día y traiga ricos frutos en el futuro, como sucedió en el pasado reciente. La Iglesia Católica, que en particular a través del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, lleva adelante desde hace decenios una fecunda colaboración con la Iglesia de Escocia y con la Comunión Mundial de las Iglesias Reformadas, desea continuar a avanzar juntos.

Con gratitud por vuestra presencia aquí y en el camino ecuménico, pido al Espíritu Santo que refuerce nuestra comunión en Jesucristo, para la gloria de Dios Padre. Y a Él podemos dirigirnos juntos en la oración los unos por los otros, Padre Nuestro…

(Traducción del italiano de María Cecilia Mutual en Radio Vaticano)

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