«Ni los turcos ni los comunistas lograron quitarnos la fe»: Albania recibe al Papa este domingo
El Papa visitará este domingo Albania, un país en que la mayoría musulmana convive pacíficamente con los cristianos, que se han aferrado a su confesión durante siglos y bajo la dominación otomana y comunista, y ahora ven en la visita de Francisco un reconocimiento a su dura resistencia.
"El papa viene porque piensa que confiamos en Dios. La creencia en Dios emana desde hace siglos y no nos la han quitado ni los turcos ni los comunistas", dijo a Efe Ndrec Ndoci, de 71 años.
Como los demás albaneses, sostiene que la visita del santo padre es un reconocimiento a los sufrimientos que padecieron el pueblo y los clérigos durante el largo dominio otomano y el casi medio siglo (19441991) de la dictadura comunista de Enver Hoxha.
Según varios historiadores, la política de tolerancia del Imperio Otomano respecto a los pueblos ocupados de distintas religiones, el crecimiento de varias generaciones ateas y los matrimonios mixtos impuestos en el comunismo han influido en esta armonía religiosa. Sin embargo, no fue fácil para la minoría cristiana resistir a la dictadura de Hoxha.
Tras instalarse en el poder después de la Segunda Guerra Mundial, el dictador desencadenó una feroz lucha contra los clérigos cristianos y musulmanes, centenares de los cuales fueron fusilados, encarcelados, torturados y deportados a campos de trabajo forzado.
En 1967, Hoxha impuso por ley el ateísmo oficial, prohibió la fe y ordenó la destrucción de las iglesias y mezquitas o su transformación en depósitos de cereales y polideportivos.
"El último bautizo del pueblo en 1967 fue el de nuestro hijo Gjon. Al día siguiente, el cura Ndue Coku entregó las llaves de la iglesia y poco después vinieron policías que le metieron en la cárcel", revelaron a Efe la pareja Ndrec y Marte Ndoci.
A partir de aquel año, la iglesia de Kallmet se convirtió en un almacén de alimentos. "Esto nos conmovió mucho. Pensamos que se acababa el mundo", afirmó Marte, de 67 años.
La anciana Dile lleva en las manos un rosario y una imagen de Santa María con su Niño Jesús que, según relata, "de día la enterraba en el patio para esconderla de un posible control policial y de noche la metía dentro de casa" para rezar a escondidas y en silencio y poder salvarse así de la persecución comunista.
"Durante el comunismo la gente rezaba en voz baja. Se silenció el nombre de Dios, pero no se borró. Se intentó matar la fe, pero la fe renació", señaló el sacerdote de la iglesia de Kallmet, Carlos Calero Ávila, oriundo de Piura de Perú.
Albania, dice, es una muestra clara de como confesiones distintas pueden vivir en paz, a diferencia de lo que está pasando en Siria, Irak y otros países de Oriente Medio.
El sacerdote afirma que durante sus 5 años de estancia en Albania se ha encontrado con imanes y sacerdotes ortodoxos y nunca se ha sentido ofendido, ni verbal ni físicamente, sino que siempre se ha sentido respetado.
"Esta unidad entre religiones se debe al sufrimiento que han padecido las tres confesiones (musulmana, católica y ortodoxa) por creer en el mismo Dios durante el comunismo", destacó.
La visita del pontífice, la primera que realiza en Europa fuera de Italia, ha calado también en el Gobierno -plagado de ministros de confesión musulmana-, que la considera el evento más importante del año, y en la población de etnia albanesa que, además de en Albania, vive en los países vecinos de Kosovo, Macedonia y Montenegro.
Pero sin duda, los más ilusionados son los católicos del norte montañoso que representan el 10 % de esta pequeña nación balcánica de 2,8 millones de habitantes.
"Quisiera ser pájaro y volar hasta Tirana para poder ver al papa. Sería una maravilla, pero no puedo ir tan lejos", confesó a Efe desde su casa del pueblo de Kallmet, Dile Ndoci, una anciana de 94 años.
"El papa Francisco es muy humilde y ayuda a los pobres, igual que nuestra madre Teresa", afirmó Gjin Haberi, que llevará a sus tres hijos a la santa misa que presidirá el papa en Tirana este domingo.
Los campesinos católicos de la aldea norteña de Kallmet, de 5.000 habitantes, han mantenido vínculos estrechos con el Vaticano, ya que en tiempos remotos enviaban su delicioso vino hecho de uva "Kallmet" al santa padre y a los obispos que lo usaban en las misas de Roma.
Esta zona de Albania ha estado dominada tradicionalmente por el credo católico.
El padre Carlos consideró que la visita del Papa, el vicario de Cristo, dará, además, un gran empuje a la iglesia albanesa y, en general, a la balcánica.
"El papa viene porque piensa que confiamos en Dios. La creencia en Dios emana desde hace siglos y no nos la han quitado ni los turcos ni los comunistas", dijo a Efe Ndrec Ndoci, de 71 años.
Como los demás albaneses, sostiene que la visita del santo padre es un reconocimiento a los sufrimientos que padecieron el pueblo y los clérigos durante el largo dominio otomano y el casi medio siglo (19441991) de la dictadura comunista de Enver Hoxha.
Según varios historiadores, la política de tolerancia del Imperio Otomano respecto a los pueblos ocupados de distintas religiones, el crecimiento de varias generaciones ateas y los matrimonios mixtos impuestos en el comunismo han influido en esta armonía religiosa. Sin embargo, no fue fácil para la minoría cristiana resistir a la dictadura de Hoxha.
Tras instalarse en el poder después de la Segunda Guerra Mundial, el dictador desencadenó una feroz lucha contra los clérigos cristianos y musulmanes, centenares de los cuales fueron fusilados, encarcelados, torturados y deportados a campos de trabajo forzado.
En 1967, Hoxha impuso por ley el ateísmo oficial, prohibió la fe y ordenó la destrucción de las iglesias y mezquitas o su transformación en depósitos de cereales y polideportivos.
"El último bautizo del pueblo en 1967 fue el de nuestro hijo Gjon. Al día siguiente, el cura Ndue Coku entregó las llaves de la iglesia y poco después vinieron policías que le metieron en la cárcel", revelaron a Efe la pareja Ndrec y Marte Ndoci.
A partir de aquel año, la iglesia de Kallmet se convirtió en un almacén de alimentos. "Esto nos conmovió mucho. Pensamos que se acababa el mundo", afirmó Marte, de 67 años.
La anciana Dile lleva en las manos un rosario y una imagen de Santa María con su Niño Jesús que, según relata, "de día la enterraba en el patio para esconderla de un posible control policial y de noche la metía dentro de casa" para rezar a escondidas y en silencio y poder salvarse así de la persecución comunista.
"Durante el comunismo la gente rezaba en voz baja. Se silenció el nombre de Dios, pero no se borró. Se intentó matar la fe, pero la fe renació", señaló el sacerdote de la iglesia de Kallmet, Carlos Calero Ávila, oriundo de Piura de Perú.
Albania, dice, es una muestra clara de como confesiones distintas pueden vivir en paz, a diferencia de lo que está pasando en Siria, Irak y otros países de Oriente Medio.
El sacerdote afirma que durante sus 5 años de estancia en Albania se ha encontrado con imanes y sacerdotes ortodoxos y nunca se ha sentido ofendido, ni verbal ni físicamente, sino que siempre se ha sentido respetado.
"Esta unidad entre religiones se debe al sufrimiento que han padecido las tres confesiones (musulmana, católica y ortodoxa) por creer en el mismo Dios durante el comunismo", destacó.
La visita del pontífice, la primera que realiza en Europa fuera de Italia, ha calado también en el Gobierno -plagado de ministros de confesión musulmana-, que la considera el evento más importante del año, y en la población de etnia albanesa que, además de en Albania, vive en los países vecinos de Kosovo, Macedonia y Montenegro.
Pero sin duda, los más ilusionados son los católicos del norte montañoso que representan el 10 % de esta pequeña nación balcánica de 2,8 millones de habitantes.
"Quisiera ser pájaro y volar hasta Tirana para poder ver al papa. Sería una maravilla, pero no puedo ir tan lejos", confesó a Efe desde su casa del pueblo de Kallmet, Dile Ndoci, una anciana de 94 años.
"El papa Francisco es muy humilde y ayuda a los pobres, igual que nuestra madre Teresa", afirmó Gjin Haberi, que llevará a sus tres hijos a la santa misa que presidirá el papa en Tirana este domingo.
Los campesinos católicos de la aldea norteña de Kallmet, de 5.000 habitantes, han mantenido vínculos estrechos con el Vaticano, ya que en tiempos remotos enviaban su delicioso vino hecho de uva "Kallmet" al santa padre y a los obispos que lo usaban en las misas de Roma.
Esta zona de Albania ha estado dominada tradicionalmente por el credo católico.
El padre Carlos consideró que la visita del Papa, el vicario de Cristo, dará, además, un gran empuje a la iglesia albanesa y, en general, a la balcánica.
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