Aprendió los trucos sucios del abortismo en El Cairo
¿Y quién es Lunacek? Una activista gay que vende la pedofilia como «educación sexual interactiva»
Ulrike Lunacek: lesbiana de la izquierda radical austriaca, con los derechos gay y el aborto como banderas. ¿Y qué pasa con los que se oponen a ella? Los llama, simplemente, «beatos de derechas».
El controvertido “informe Lunacek”, presentado como una «agenda de ruta de la UE contra la homofobia y la discriminación vinculada a la orientación sexual y a la identidad de género», fue aprobado el martes en el Parlamento Europeo a pesar de las protestas.
Informe Lunacek: contra la libertad y las familias
Frente a un texto que amenaza la libertad de pensamiento e impone a los Estados el matrimonio y las adopciones homosexuales, junto a la educación de género obligatoria desde la infancia, más de 200.000 ciudadanos habían firmado una petición en contra que había llegado a los escaños de Bruselas.
Ante el temor de perder también esta batalla, como sucedió a su compañera Edite Estrela, Ulrike Lunacek, eurodiputada austriaca de los Verdes, lesbiana y activista Lgbt, había enviado una carta a sus compañeros para intentar confutar las tesis de la apelación.
Lunacek y la pedofilia camuflada
Pero, ¿quién es Ulrike Lunacek? La diputada verde intentó, en 2013, legitimar la pedofilia, proponiendo una enmienda que invocaba la necesidad de una «educación sexual interactiva y libre de tabúes» para los niños mayores de 4 años.
A cuantos la criticaron, votando contra la propuesta, Lunacek respondió por las rimas, acusándoles de ser unos «beatos de derecha».
En una entrevista al periódico europeo West, en 2011, con ocasión del Europride de Roma, dijo: «Dar más derechos tiene un efecto sobre el comportamiento de la sociedad, porque si “la autoridad”, “el Estado” acepta (iguales) derechos para las personas Lgbt, entonces los ciudadanos tenderán a estar de acuerdo con aquellos y cambiarán su actitud».
Salió del armario a los 23
Después de haber estudiado un año en los Estados Unidos, volvió a Austria y a la edad de 23 años “salió del armario” declarando la propia homosexualidad.
Tres años después, al terminar la universidad, la recién licenciada en lenguas se sentaba entre los responsables de la Frauensolidarität (Solidarity among Women), la ONG feminista fundada en Viena en 1982. Y en 1994 fue mandada como su representante a la Conferencia del Cairo, la primera en la que fueron lentamente introducidos en el derecho internacional las peticiones Lgbt.
La conferencia fue famosa también por la acción incorrecta con la que las feministas consiguieron imponer su agenda contra la mayoría de las presentes, posponiendo las votaciones más importantes para la tarde del último día, inmediatamente después de que las mujeres africanas, contrarias a sus ideas, se hubieran ido.
Después fueron presentadas las denuncias de quien descubrió que las propias declaraciones de disentimiento durante los encuentros no habían sido nunca incluidas en los informes oficiales, a pesar de que se hubiera asegurado lo contrario.
La primera lesbiana del parlamento
Algunos meses después de su vuelta del Cairo, Lunacek se convirtió en la representante política de punta del Austrian Lesbian ad Gay Forum, presentándose como candidata dentro del partido austriaco de los Verdes. Y tras una militancia de diez años en el territorio, en 1999 se convirtió en la primera política lesbiana del Parlamento austriaco.
Cuando fue elegida al Parlamento europeo, en 2009, entró a formar parte de la Comisión para los derechos de la mujer y la igualdad de género, y siguió apoyando la plena igualdad de las parejas homosexuales también en Europa.
Aquí, además de las polémicas que surgieron por vía de sus ideas sobre los derechos sexuales de los niños y de los homosexuales, la eurodiputada saltó a las crónicas en 2012 por sus declaraciones a raíz de la Marcha por la vida en Hungría. Denunciaba la presencia de eslóganes y paneles antisemitas... de los que no se encontraron pruebas. Pero evidentemente para Lunacek no eran necesarias.
Por el aborto, contra la objeción de conciencia
Apenas un año después su objetivo era hacer que el aborto se considerara un derecho humano y hacer abolir la objeción de conciencia «para permitir a las mujeres que no sean heridas o asesinadas a causa de la falta de acceso seguro al aborto».
(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
El controvertido “informe Lunacek”, presentado como una «agenda de ruta de la UE contra la homofobia y la discriminación vinculada a la orientación sexual y a la identidad de género», fue aprobado el martes en el Parlamento Europeo a pesar de las protestas.
Informe Lunacek: contra la libertad y las familias
Frente a un texto que amenaza la libertad de pensamiento e impone a los Estados el matrimonio y las adopciones homosexuales, junto a la educación de género obligatoria desde la infancia, más de 200.000 ciudadanos habían firmado una petición en contra que había llegado a los escaños de Bruselas.
Ante el temor de perder también esta batalla, como sucedió a su compañera Edite Estrela, Ulrike Lunacek, eurodiputada austriaca de los Verdes, lesbiana y activista Lgbt, había enviado una carta a sus compañeros para intentar confutar las tesis de la apelación.
Lunacek y la pedofilia camuflada
Pero, ¿quién es Ulrike Lunacek? La diputada verde intentó, en 2013, legitimar la pedofilia, proponiendo una enmienda que invocaba la necesidad de una «educación sexual interactiva y libre de tabúes» para los niños mayores de 4 años.
A cuantos la criticaron, votando contra la propuesta, Lunacek respondió por las rimas, acusándoles de ser unos «beatos de derecha».
En una entrevista al periódico europeo West, en 2011, con ocasión del Europride de Roma, dijo: «Dar más derechos tiene un efecto sobre el comportamiento de la sociedad, porque si “la autoridad”, “el Estado” acepta (iguales) derechos para las personas Lgbt, entonces los ciudadanos tenderán a estar de acuerdo con aquellos y cambiarán su actitud».
Salió del armario a los 23
Después de haber estudiado un año en los Estados Unidos, volvió a Austria y a la edad de 23 años “salió del armario” declarando la propia homosexualidad.
Tres años después, al terminar la universidad, la recién licenciada en lenguas se sentaba entre los responsables de la Frauensolidarität (Solidarity among Women), la ONG feminista fundada en Viena en 1982. Y en 1994 fue mandada como su representante a la Conferencia del Cairo, la primera en la que fueron lentamente introducidos en el derecho internacional las peticiones Lgbt.
La conferencia fue famosa también por la acción incorrecta con la que las feministas consiguieron imponer su agenda contra la mayoría de las presentes, posponiendo las votaciones más importantes para la tarde del último día, inmediatamente después de que las mujeres africanas, contrarias a sus ideas, se hubieran ido.
Después fueron presentadas las denuncias de quien descubrió que las propias declaraciones de disentimiento durante los encuentros no habían sido nunca incluidas en los informes oficiales, a pesar de que se hubiera asegurado lo contrario.
La primera lesbiana del parlamento
Algunos meses después de su vuelta del Cairo, Lunacek se convirtió en la representante política de punta del Austrian Lesbian ad Gay Forum, presentándose como candidata dentro del partido austriaco de los Verdes. Y tras una militancia de diez años en el territorio, en 1999 se convirtió en la primera política lesbiana del Parlamento austriaco.
Cuando fue elegida al Parlamento europeo, en 2009, entró a formar parte de la Comisión para los derechos de la mujer y la igualdad de género, y siguió apoyando la plena igualdad de las parejas homosexuales también en Europa.
Aquí, además de las polémicas que surgieron por vía de sus ideas sobre los derechos sexuales de los niños y de los homosexuales, la eurodiputada saltó a las crónicas en 2012 por sus declaraciones a raíz de la Marcha por la vida en Hungría. Denunciaba la presencia de eslóganes y paneles antisemitas... de los que no se encontraron pruebas. Pero evidentemente para Lunacek no eran necesarias.
Por el aborto, contra la objeción de conciencia
Apenas un año después su objetivo era hacer que el aborto se considerara un derecho humano y hacer abolir la objeción de conciencia «para permitir a las mujeres que no sean heridas o asesinadas a causa de la falta de acceso seguro al aborto».
(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
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