Rezo el ritual de exorcismo por Putin cada día, dice un cura grecocatólico que fue preso en Donetsk
El padre Tykhon Kulbaka es un sacerdote grecocatólico (católico de rito bizantino) bastante conocido en Ucrania porque fue prisionero de tropas rusas durante 12 días en malas condiciones en Donetsk en 2014.
Ahora, ubicado en Leópolis (Lviv o Lvov, en la otra punta del país) ha anunciado desde su cuenta de Facebook que cada día va a rezar el ritual del exorcismo por el presidente ruso, Vladimir Putin. El Servicio de Información Religiosa de Ucrania, con sede en la Universidad Católica de Lviv, difundió este anuncio.
Exorcismo diario por Putin
“Quiero informarles que he decidido hacer uso de mi condición de sacerdote de la iglesia unida, santa y conciliar, algo que tengo la gracia y el privilegio de ser desde hace 30 años. A partir de hoy, me comprometo a realizar cada día el ritual de exorcismo dirigido a Vladimir Putin. Creo que un espíritu maligno puede inspirar las acciones de este hombre”, escribió el sacerdote al día siguiente de empezar la invasión rusa de Ucrania.
“Pido al Dios misericordioso que libere a esta persona de la influencia demoníaca y la haga renunciar al mal y defender el bien (o) destruir corporalmente a tal demonio para que el alma se salve en el día del Señor”, añadió el padre Kulbaka.
"Me alegrará si otros compañeros sacerdotes se unen a mí. Y estaré encantado de que los fieles nos apoyan a los sacerdotes en la forma disponible para ellos (hay las oraciones específicas para laicos, pidiendo la liberación frente a espíritus malignos)", escribió el padre Kulbaka.
Tres simulacros de fusilamiento
Este sacerdote, oriundo de Donetsk, fue capturado por tropas pro-rusas el 4 de julio de 2014, cuando tomaron el control de buena parte de Donetsk y Lugansk. Pasó 12 días en cautiverio y le sometieron a tres simulacros de fusilamiento. "Me pusieron en un muro y dispararon sobre mi cabeza; la primera vez tenía tanto miedo que me desmayé. Pero ellos se reían, lo pasaban bien", explicó cuando fue liberado.
El octavo día de cautiverio uno de los milicianos le dijo que los católicos era enemigos de Novorussia (el país marioneta hecho con fragmentos de Donetsk y Lugansk). Le dijo: "No hay sitio aquí para uniatas [católicos bizantinos], cismáticos [ortodoxos no dependientes de Moscú] ni sectarios [protestantes]".
Explicó que aunque los milicianos sabían que era diabético, le alimentaron con pan blanco y muy poca agua, algo peligroso para la salud de un diabético, hasta el punto de que el sacerdote recurría a beber agua del tanque del inodoro. Cuando fue liberado y volvió a Kíev cayó en coma diabético durante 3 días. Su cautiverio fue bastante divulgado luego por la prensa ucraniana.