Tras el naufragio se vio con el anti-héroe
El capellán del Costa Concordia también habla de Schettino
Don Raffaele lleva veinte años navegando y comprendió enseguida la gravedad de lo que sucedía.
Francesco Schettino, capitán del Costa Concordia, es, y probablemente será durante mucho tiempo, el hombre más impopular de Italia. Su huida del barco en pleno naufragio (se cayó en una lancha salvavidas, explicó él por su parte) y su negativa a volver a él entrarían en el ámbito de la comedia bufa si no hubiese ya doce muertos oficiales y una veintena de desaparecidos que pueden estarlo también.
Al mismo tiempo que se han podido poner a salvo varios elementos de la capilla del buque, entre ellos el sagrario, una de las personas más solicitadas por los medios ha sido Raffaele Malera, capellán del Concordia y experto ya en la atención espiritual en este tipo de cruceros. Lleva veinte años navegando.
Por eso, según declaró en un telediario de la RAI, tras el primer impacto comprendió la magnitud de lo que estaba sucediendo: "Fue el apocalipsis, el mors tua vita mea", dijo.
Pero ¿qué piensa Don Raffaele de Schettino? Ambos se encontraron al día siguiente de la tragedia: "Nos miramos y me abrazó. Lloró. Dijo pocas palabras. Es un hombre destruido, se ha equivocado, ha cometido un error humano. El dolor está también en su corazón. Le aprecio y le admiro", afirma el sacerdote, aportando unas gotas de pìedad al enjuiciar el incomprensible comportamiento del capitán.
Al mismo tiempo que se han podido poner a salvo varios elementos de la capilla del buque, entre ellos el sagrario, una de las personas más solicitadas por los medios ha sido Raffaele Malera, capellán del Concordia y experto ya en la atención espiritual en este tipo de cruceros. Lleva veinte años navegando.
Por eso, según declaró en un telediario de la RAI, tras el primer impacto comprendió la magnitud de lo que estaba sucediendo: "Fue el apocalipsis, el mors tua vita mea", dijo.
Pero ¿qué piensa Don Raffaele de Schettino? Ambos se encontraron al día siguiente de la tragedia: "Nos miramos y me abrazó. Lloró. Dijo pocas palabras. Es un hombre destruido, se ha equivocado, ha cometido un error humano. El dolor está también en su corazón. Le aprecio y le admiro", afirma el sacerdote, aportando unas gotas de pìedad al enjuiciar el incomprensible comportamiento del capitán.
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