Tras los muros de 12 monasterios: «De la clausura... a las profundidades del ser»
«Libres»: la película inédita sobre la vida contemplativa... que lleva al cine católico a otro nivel
"Somos como parásitos. Como esas zonas verdes de las ciudades, que no hacen nada... pero que son imprescindibles. Somos los hitos que indican el camino hacia Dios; aunque seamos unos inútiles", dice ante las cámaras una monja mayor, de hábito oscuro y cargada de esa sabiduría que hace entrever que no es de palabra... sino profundamente vivida.
"Libres" llega a las salas de cine el próximo 21 de abril (en otoño a Estados Unidos y Latinoamérica) y es uno de los cantos más bellos y edificantes que se pueden hacer de la vida contemplativa. Un compendio sublime de románico, gótico, gregoriano, liturgias, hábitos, labores sencillas, intensas alegrías y humanos sinsabores, mucha paz... y la entrega completa del ser a una vocación.
Autenticidad que sobrecoge
A través de 12 monasterios de clausura, Santos Blanco, el director, y las productoras Bosco Films y Variopinto Producciones, se proponen llevar al espectador, de forma inédita en España, no solo al interior de edificios centenarios inundados de espiritualidad, sino a algo más ambicioso aún, a esas celdas del alma que esconden los hombres y mujeres que un día cambiaron la libertad de decisión por ser "libres" en la oración.
Sacristía de madera de un antiguo monasterio. Unos monjes se revisten de blanco para celebrar el que para ellos es "el verdadero pan de cada día". La imagen es de una belleza extraordinaria, como tantas otras que van a aparecer a lo largo de los 108 minutos que dura la película. Son fragmentos de una calidad técnica tan sobresaliente que auguran, sin duda, un futuro muy prometedor a las productoras y, sobre todo, a la dirección de fotografía.
Santos Blanco se propone llevar al espectador a esas celdas del alma que esconden los hombres y mujeres que un día cambiaron la libertad de decisión por ser "libres" en la oración.
Un monje camina al borde de un mar embravecido, mientras, se oye de fondo: "No es una huida del mundo, el sentido de esta vida es ir hacia Dios". Impresiona descubrir que los hombres y mujeres que allí van apareciendo no son actores, sino que están interpretando sus propias vidas. Barbas largas y canosas, arrugas que recorren la piel, miradas trascedentes, frases dichas con hondura... y una autenticidad que sobrecoge.
Aparece otro de los monjes y reza el Ángelus ante una estatua de la Virgen María. Se suceden imágenes de salas de labor, ofertorios, celdas… todas ellas de gran precariedad. Son casi siempre de madera, se nota que nunca han sufrido grandes reformas. ¿Se puede ser feliz allí dentro?, dan ganas de preguntarse. Y, entonces, comienzan a hablar los grandes protagonistas. Una monja viuda con seis hijos, un monje andaluz al que "le gustaba mucho viajar y visitar la Feria"… y varios más.
"La sociedad tiene una náusea existencial. El brillo del mundo puede distraer toda una vida", dice un monje. En la película van apareciendo columnas, bóvedas, sombras muy oscuras y luces duras que entran por las ventanas. "La paz de ciertos monasterios. ¿Solo son la sombra de la luz?", que cantaba Battiato, me resuena en la cabeza todo el rato. ¿Será aquello la sala de máquinas de la gran barcaza que es la Iglesia? Oración, vida despojada, callada, alejada, oculta… ¿para que el mundo pueda funcionar?
El "heavy metal" y un monje artista
Los protagonistas que se van sucediendo... está claro que no nacieron así vestidos; todos han sido cocineros antes que monjes. Uno de ellos, muy anciano, habla de sus éxitos en el mundo del fútbol, mientras camina por un bello claustro que parece gótico. Otro, de origen sudamericano, cuenta su época en la que escuchaba heavy metal e invocaba al demonio. "¡Cuánto valen las oraciones de una madre por un hijo!", confiesa mientras se emociona.
También hay un monje grandullón que es artista, estudió Bellas Artes en Londres y trabajó como galerista en Nueva York. Duerme con un icono de "La Piccola" de Kiko Argüello en la mesita de noche y confiesa que estuvo casado hace más de 20 años con una mujer. Tiene una hija... y su padre, su suegro y un hermano se suicidaron en un corto espacio de tiempo. Perder a los seres queridos -confiesa- ha sido lo más duro para él.
"También hay un monje grandullón que es artista, estudió Bellas Artes en Londres y trabajó como galerista en Nueva York. Duerme junto a un icono de "La Piccola" de Kiko Argüello".
La película se va dividiendo en diferentes capítulos: "camino", "verdad"… y cada uno va mostrando los distintos vértices que tiene la vida contemplativa. Un abad, de negro riguroso y con su gran cruz pectoral, asegura que cuando uno se encuentra con Dios "es un deseo que crece y se convierte en necesidad". "Puede haber flechazos pero -reconoce- lo normal es que sea como una semilla que crece poco a poco".
La obra también muestra aquellos momentos más terrenales de la clausura. "Soy feliz, pero mi felicidad tiene forma de cruz", "sé lo que es la vida de fuera y todos tenemos cinco sentidos, pero hay un bien superior que te llena más", "a veces, como cualquier persona, desconfías de tus hermanos o de tus superiores", "no has dejado nada, porque todo va contigo, si vas huyendo del trabajo, aquí hay mucho más trabajo que fuera", "una cosa es lo que Dios te pide y otra lo que te pide tu cabecita", van diciendo los monjes.
El documental también muestra los momentos más terrenales de la clausura: 'Sé lo que es la vida de fuera y todos tenemos cinco sentidos, pero hay un bien superior que te llena más'.
Pero, si hay un común denominador entre todas estas personas"encerradas" en aquellos grandes "caserones" ese es, sin duda, una intensa vida de oración. "La oración es un encuentro con Dios, haya diálogo o no", dice el abad. "No es una fórmula mágica, es un misterio en el que intentas vivir", añade otro monje. "La llamada es a estar solo con Dios, pero no al vacío", argumenta otro más.
La naturaleza también está muy presente a lo largo de todo el documental. "El desear la belleza ayuda mucho, en la creación vemos a Dios", comenta un monje mientras riega las plantas. "Siempre digo que Dios es el mejor jardinero", añade. "El contacto con la naturaleza nos hace humildes. Nuestra vida de clausura es la de Jesús en Nazaret: oculta, sencilla y en familia", confirma el abad.
"Cuando dije que sí a Dios fue una auténtica liberación para mí. Aunque tenga que pelar patatas... me sé amada por Dios y eso me hace libre", afirma una joven monja.
Monjes con grandes hachas parten troncos, mientras las hermanas ponen lavadoras, otros cosen hábitos y algunos pescan, hacen miel o destilan alcohol. Y, aparece, uno de los temas más cotidianos de todos. "¿Por qué la muerte?", se pregunta el padre Cantera, de la Abadía del Valle de los Caídos. "La fe se nutre de la desesperación y del dolor", afirma el monje artista que perdió a su padre y a su hermano. Otras dos hermanas, mientras toman un té, hablan de lo más natural del cáncer que tiene una de ellas.
El documental va llegando a su fin, y aparece una monja joven que habla de su primo Miguel, está en silla de ruedas y solo puede sonreír. "Amar a alguien es decirle: 'es bueno para mí que tú existas'", comenta en una moderna capilla. Casi a la par, aparecen unas monjas que juegan al baloncesto. "Cuando dije que sí a Dios fue una auténtica liberación para mí. Aunque tenga que pelar patatas... me sé amada por Dios y eso me hace libre", afirma una de ellas.
Aquí puedes ver el tráiler oficial de 'Libres'.
"Los valores que tratamos de vivir aquí arreglarían al mundo en un momento; si cada uno se pusiera en el lugar del otro... nadie mataría, no reinaría la ley del más fuerte…", dice uno de los monjes más jóvenes. Y, una de las hermanas, concluye con la que es la clave de la vida de todos ellos: "Ser buena persona es florecer donde Dios te ha plantado... y florecer es dar la vida. Si quitamos el amor, todo es un infierno".
Concluye así una de las más bellas películas sobre la vida contemplativa que se han hecho en España últimamente. Gracias a los permisos logrados por la Fundación DeClausura, esta obra inédita está repleta de testimonios apasionantes y escenas increíbles que no se han podido plasmar en esta información, para que no falten a su cita con la gran pantalla.
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Recuerden: a partir del 21 de abril en las salas de cine de toda España.
Madrid: Palacio de hielo, Cine Paz, Cinesa Manoteras, Islazul, Plenilunio, Tres aguas (Alcorcón), Heron City (Las Rozas).
Barcelona: Gran Sarrià.
Sevilla: Mk2 Cinesur Nervión Plaza.
Valencia: Cines ABC Park.