Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Joan sufre terribles dolores desde su operación: «No soy una mujer, soy un hombre operado»

Las duras secuelas de cambiarse de sexo, en primera persona: «Te convierten en paciente de por vida»

Joan
Joan sufrió una infección enorme en la uretra al año de operarse. "Es todo experimental. La vagina se empieza a cerrar, porque el cuerpo siempre quiere cerrar las heridas", asegura (Fotos: Capturas de vídeo/ El Español).

ReL

"Me dijeron que había nacido en un cuerpo equivocado y les creí", esta frase resumen muy bien el calvario que vive actualmente Joan Mercado Rodríguez. Nacido hombre, decidió hacerse una operación de cambio de sexo para, como reconoce, "arreglar sus problemas". Sin embargo, no fue consciente de hasta qué punto iba a chocar con la biología.

Joan se hizo, tras doce años de hormonación, una vaginoplastia en el Hospital Clínic de Barcelona, y pasó a llamarse Sandra Mercado Rodríguez. "Te entra una euforia increíble, crees que has arreglado tus problemas. Que vas a ser feliz al fin", comenta en una entrevista concedida al diario El Mundo.

"Tus cromosomas no engañan"

Seis años después de aquello reconoce que se encuentra peor que nunca. "Voy de terapia en terapia. Tengo pensamientos suicidas. Sé que me engañaron: en realidad, no te pueden cambiar de sexo, porque todas tus células tienen cromosomas masculinos. Y te destrozan la salud, te convierten en paciente de por vida, en esclava de algo falso, el género. Nuestro sexo es el que es, es biología. El género es una construcción, cambia. El sexo no", apunta.

Joan reconoce que las consecuencias de la operación han sido terribles. "Tengo el suelo pélvico destrozado, el estómago también, tuvieron que cambiar la uretra de sitio, lo hicieron sin mi consentimiento... Todo para ponerme una vagina que es pura estética, que es falsa, con la que no puedes gestar, que es lo propio de una mujer. Una vagina que sólo se quiere cerrar, como las de todas las mujeres trans. Que te la construyen dándole la vuelta a tu pene, metiéndolo para adentro...", señala.

Y denuncia la presión que sufrió por parte de mucha gente. "Yo soy un hombre, un hombre femenino, y así tendría que haber seguido. Pero todo lo que psicólogos y psiquiatras me dijeron es que había nacido en el cuerpo equivocado, que mi solución era operarme, y yo les creí (...). Nadie me animó a seguir con mi biología masculina y con mi género femenino, a aceptarme. Me timaron", reconoce.

Joan"Los psicólogos me dijeron que había nacido en un cuerpo equivocado y que me operara".

Mercado comenta en la entrevista que quiere que se sepa toda la verdad. "Quiero que contéis lo que no cuentan: que el cambio de sexo de verdad es imposible, que muchos de esos niños nunca van a ser felices, que van a experimentar con ellos, porque estos tratamientos son experimentales. Que la cirugía tiene que ser la última opción, no la primera, como dice la nueva Ley, que es puro sexismo y confunde género con sexo", afirma.

Infancia difícil 

Los problemas de Joan se remontan a su infancia, en un pueblo de Barcelona y con un ambiente familiar muy complejo. "Nadie trató los motivos reales de mi depresión y mi ansiedad. Los insultos de mi padre, que me llamaba 'mariconazo', era alcohólico y nos maltrataba a mi madre y a mí. Lo difícil que era crecer en este pueblo, donde todos me vejaban, y se reían de mí", comenta sobre Castellar del Vallés, de 24.000 habitantes, y a una hora de Barcelona.

"Con 15 años le digo a mi madre que soy homosexual. A ella le da miedo sobre todo por mi padre... Él tenía problemas con el alcohol y la ludopatía. No sé de él desde hace muchos años, imagino que estará fatal. Maltrataba a mi madre y también a mí, me llamaba de todo. Él ya veía que algo no iba bien conmigo... Todo me llevaba a la disforia, a pensar que mi cuerpo estaba equivocado. Te vas odiando, en el fondo es odio a uno mismo", reconoce.

Hasta que en su adolescencia decide cambiar de sexo para arreglar sus problemas. "Con 17 años empecé con psicólogos y psiquiatras. Y ninguno miró mis traumas, mis maltratos. Empecé a conocer la noche, a salir. Conocí a muchos trans y decidí que yo era eso. En realidad tienes una homofobia interiorizada, muy dentro, no aceptas que eres un hombre gay", afirma.

Cuando su padre desaparece, Joan empieza a hormonarse. "Me empiezan a hormonar con 18 años (...). Voy a un montón de psicólogos y psiquiatras, y todos dicen lo mismo en sus informes: 'Viene con ansiedad, depresión y pánico'. Pero todos dicen que estoy en el cuerpo equivocado. Ninguno se preocupa por qué me pasa realmente", comenta.

Todo es experimental 

Fueron años realmente duros para él. "Encadeno mil trabajos y no retengo ninguno. Iba a todas partes con mi DNI de Joan, pero con esta pinta de tía. Trabajo vendiendo seguros, en mil tiendas, en una fábrica textil... Luego también me prostituyo unos meses, la verdad", reconoce. Mercado admite que fue adicto a la cocaína, al éxtasis y a la marihuana.

JoanTras sufrir una infancia muy complicada, Joan cae en la prostitución y en las drogas.

Y, entonces, llegó la operación. "Yo era la candidata ideal. Sólo tenían en cuenta el género, el aspecto, como quieren hacer aún más ahora. ¡Y yo no podía ser más femenina en género! Sólo me afirmaron. En diciembre de 2016, el psiquiatra me hizo el test para ver si era apta para la cirugía. Un test completamente sexista, pero de eso te das cuenta luego. Y en junio me operé", explica.

Lo que ocurrió en el quirófano, y después, todavía lo recuerda. "La cirugía es brutal, de las más duras que existen. Una castración de cuatro horas, pero eso tampoco te lo cuentan bien. Pasas meses para recuperarte. Te meten el pene para adentro. De su tamaño dependerá la profundidad de tu vagina. Con el prepucio te hacen el clítoris", afirma. 

Pero, al poco tiempo, todo se complica aún más. "Al año me entra una infección enorme en la uretra. Me operan, me la cambian de sitio sin mi consentimiento, te admiten que es todo experimental. La vagina se empieza a cerrar, porque el cuerpo siempre quiere cerrar las heridas. Aún hoy tengo que meterme hasta el fondo un dilatador para evitarlo, constantemente. Tu salud empieza a empeorar", explica.

Consecuencias terribles

Mercado reconoce que fue engañado y no quiere lo mismo para los demás. "Te habían dicho que te iban a convertir en mujer, y te das cuenta de que era mentira. Te salen morados por todo el cuerpo, los 20 años de hormonas te destrozan la circulación, pero ya no puedes dejarlas, porque quizás sería peor. Tengo una inflamación crónica en el estómago. ¿Queremos esto para estos niños? Esa es mi pregunta", asegura.

Un tabú del que sí quiere hablar. "Tengo amigas que se han tenido que operar siete veces, que se les cierra y no les cabe ni un dedo. Yo empecé a perder el pelo en la cabeza, y me salía en sitios extraños. Y empecé a pensar. 'Y si me quedo calva, ¿sigo siendo mujer?'. Y llegué a la pregunta: ¿qué es ser mujer?", comenta.

A lo que llegó a encontrar respuesta. "Con 32 años me di cuenta de que no me habían convertido en mujer, sino en un hombre operado (...). Estuve fatal un par de años, me dediqué a recuperar todos mis informes médicos. ¿Sabes lo que llegó a escribir el psiquiatra que autorizó la cirugía? Que yo era una mente de mujer en un cuerpo que no me pertenecía. ¿Cómo no me va a pertenecer mi cuerpo, que es todo lo que tengo? Me habían timado", asegura.

Sandrita"Me di cuenta de que no me habían convertido en mujer, sino en un hombre operado".

Aunque se hace llamar Sandrita, se sigue sintiendo un hombre. "Me dan igual los pronombres, la verdad. Yo sé que soy hombre, aunque parezca una mujer, que es el aspecto que quiero tener. En EEUU hay un foro [Reddit] con 42.000 personas como yo, que se equivocaron, que vivieron una mentira", señala.

Lo que diga la biología

En este sentido apunta que lo femenino de su cuerpo es puramente estético. "Es que el sexo no son sólo los genitales. Y además, tu vagina es puramente estética. Mi pecho es de las hormonas, pero si las dejo de tomar puedo tener una osteoporosis brutal. Y si las sigo tomando, un ictus, o trombosis. ¿Es eso vida?", relata.

Mercado añade que ser mujer es algo que va más allá de todo eso. "¿Qué es sentirse mujer? (...). Para muchas, ser mujer es maquillarte. Para mí, nacer con el sexo femenino, cosa que yo no hice (...). Necesitamos más ciencia, no hay suficiente. No está claro qué pasa con ellos luego. ¿Y si les destrozan el cuerpo para nada, como a mí? ¿Cómo pueden dejar que un menor decida eso? ¿Sabes la frustración de equivocarte?", comenta.

El drama que vive actualmente toca también a sus familiares más cercanos. "Mi madre primero tuvo que aceptar que se le había muerto su hijo, porque eso es lo que te dicen los psicólogos, que mueres como hombre y nace una mujer. ¡Imagínate que locura! ¡Si tú eres lo que dice la biología!", apunta. Y, reconoce, lo que contesta ahora cuando le lanzan un piropo. "Me dicen 'guapa'. Y yo digo: 'No, guapo, que soy un tío'", concluye.

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